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Programa Cartesiano De Rene Descartes


Enviado por   •  7 de Febrero de 2014  •  1.355 Palabras (6 Páginas)  •  351 Visitas

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Programa Cartesiano de René Descartes

El cartesianismo fue un movimiento intelectual suscitado por el pensamiento de René Descartes (Cartesius) especialmente en los s. XVII y XVIII, aunque tiene diversas prolongaciones en esos siglos y en los posteriores. En vida de Descartes ya fue grande la repercusión de su obra en el ambiente intelectual e incluso cultural y social de Francia y también de Holanda, Bélgica, Alemania e Inglaterra, discutiéndose y polemizándose acerca de sus ideas y de su forma de concebir los problemas filosóficos. Según Descartes, el ser humano es un compuesto de sustancia pensante y sustancia extensa.

Influencias del racionalismo cartesiano se encuentran en varios pensadores que elaboraron algún sistema propio, como Spinoza, Leibniz, Kant, en gran parte en el idealismo posterior que culmina en Hegel, en el empirismo de Locke, etc.

Los considerados como cartesianos propiamente dichos son aquellos pensadores que se centraron más en algunos de los temas planteados por Descartes, sobre todo en su división dualista de las sustancias en extensas y pensantes, y que fueron difusores y continuadores de su obra y de sus conclusiones, convirtiéndola en sistema que Descartes no había llegado a elaborar del todo. Leibniz los acusó de estériles, porque en general no dirigían su investigación hacia ciencias experimentales como la Física, la Medicina, las Matemáticas, sino hacia problemas metafísicos como el dualismo entre res cogitans y res extensa y la interacción entre ambas sustancias, el valor del conocimiento, la naturaleza de las ideas, el mecanicismo de la res extensa y la metodología cartesiana. La polémica estuvo mezclada con las cuestiones religiosas y teológicas implicadas y con los encarnizados debates entre jesuitas, jansenistas y oratorianos acerca de todo ello.

En la "Polémica Cartesiana", como en todas las que se precien, al menos filosóficamente, se debe tener en cuenta ciertos puntos de vista. Como por ejemplo, el que considera que el cartesianismo, por sí mismo, estaba, para mal o bien, a la cabeza de los límites de la filosofía y del conocimiento del "hombre" en general. Por lo que a pesar de todas las críticas, del mérito a Descartes no se le puede quitar nada al igual que a sus críticos. Siendo que tanto el uno como los otros, al fin y al cabo, estaban contribuyendo a la toma de conciencia de la especie humana en general.

Un análisis práctico de la necesidad que tenemos de conocimiento como seres racionales, tiene que concluir que es "normal", y no más, la aportación cognoscitiva y epistemológica hasta la que llegó el pensador. A la vista del material cognoscitivo y experimental que se tenía en la época, el cartesianismo suponía el máximo partido que se podía obtener del material cognoscitivo, científico o filosófico, acopiado hasta entonces por la especie humana (al menos la occidental). Por tanto, mientras no se avanzase en la ampliación de la experiencia colectiva a partir de los límites a los que él había conseguido llegar, no se puede sensatamente criticar sin más su dualismo. No se le podía pedir más al autor ni a la época. Sin Descartes, como sin tantos, ni siquiera se puede sensatamente pensar que hubiesen existido las respectivas revisiones de su pensamiento.

Así, visto neutralmente, Descartes, como todo pensador que consuma su propia filosofía, fue responsable o víctima de su propio pensamiento. Más bien claro queda, que los avances, inspiraciones y nuevos horizontes de investigación, como mínimo en filosofía, -hasta percatarnos de que había en ella no solo límites sino callos paradójicos nada útiles, a erradicar- han venido dados, para bien o para mal, a partir del listón que él marcó generosamente con su filosofía. Aunque la Modernidad tendía a descubrirse limitada a dos opciones y un abismo -o el "cogito" o "la extensa"-, desde un punto de vista atemporal, el "Dualismo pensante" era lo mas inevitable pero mejor que podía ocurrir. Aquél debe, desde un punto de vista atemporal, de considerarse como un naufragio que formaba parte del proceso de maduración al que "ella" misma se había encomendado desde que decidió venirse de la trascendencia a la inmanencia. Atemporalmente eso es lo que ocurrió profundamente al encontrase entre las dos aguas de "la extensión" y "el cogito", más allá de las angustias y despechos.

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