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Revolucion Francesa


Enviado por   •  23 de Febrero de 2013  •  2.156 Palabras (9 Páginas)  •  287 Visitas

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El abate Sieyès y la Revolución Francesa

El 14 de julio de 1789 los ciudadanos de París tomaron la prisión de la Bastilla, lo que marca simbólicamente el comienzo de la Revolución Francesa y el fin del absolutismo monárquico, sustentado en la doctrina del origen divino de la autoridad real.

Hacia 1789 la sociedad francesa -gobernada por el rey Luis XVI- estaba compuesta por tres sectores sociales llamados estados u órdenes: por un lado la nobleza a la que sólo se accedía por nacimiento; por el otro, el clero y por último, el Tercer Estado. La nobleza y el clero constituían estamentos privilegiados, grupos minoritarios que eran dueños de la tierra, no pagaban impuestos y recibían diezmo o tributo por parte de los campesinos.

El Tercer Estado comprendía al 98% de la población, y estaba integrado por una incipiente burguesía, artesanos, funcionarios menores, comerciantes, campesinos libres, muy pequeños propietarios, arrendatarios, jornaleros, proletarios urbanos, y siervos. El Tercer Estado carecía de poder y decisión política. Sobre él recaían los trabajos más duros. No tenía ningún derecho y pagaba todos los impuestos. Las exacciones fiscales de los campesinos llegaron a absorber hasta un 70 por ciento del ingreso.

Francia se había visto envuelta en una serie de guerras desastrosas, que significaron la pérdida de la mayor parte de sus posesiones de ultramar y el agotamiento de los recursos. Una serie de malas cosechas agravarían la situación, disparando el precio del pan. En vísperas de la revolución, éste llegó a representar el cincuenta por ciento del ingreso de la gente pobre. La mayoría de la población se vio así sumida en la miseria, pero el rey y la nobleza ostentaban un lujo y un despilfarro dignos del esplendor de otras épocas.

En este clima de efervescencia social, durante los últimos meses del año 1788 y los primeros del siguiente, aparecieron en Francia infinidad de escritos destinados a impugnar el orden existente, pero ninguno impresionó tanto como el panfleto del abate Emmanuel Joseph Sieyès, uno de los más esclarecidos representantes del Tercer Estado. Reproducimos a continuación, algunos fragmentos de su folleto, ¿Qué es el Tercer Estado?, un documento contra los privilegios que resulta clave para explicar tanto el advenimiento de la clase burguesa al poder como la doctrina del poder constituyente del pueblo.

Fuente: Emmanuel Joseph Sieyès, ¿Qué es el tercer Estado?, Buenos Aires, Editoral Americalee, 1943.

El Tercer Estado es una nación completa

¿Qué es necesario para que una nación subsista y prospere? Obras particulares y funciones públicas. Todos los trabajos particulares pueden resumirse a cuatro clases: 1º (…) los trabajos del campo. 2º la industria humana… 3º Los comerciantes… 4º las profesiones científicas y liberales y los servicios domésticos. Tales son las obras que sostienen a la sociedad. ¿Sobre quién recaen? Sobre el Tercer Estado. Las funciones públicas pueden todas ellas, en el estado actual, agruparse bajo las cuatro denominaciones conocidas, la Espada, la Toga, la Iglesia y la Administración. (…) El Tercer Estado integra los diecinueve vigésimos de ellas, con la diferencia de que está encargado de todo lo que en ellas hay de verdaderamente penoso, de todas las atenciones que el orden privilegiado rehúsa cumplir. Sólo las plazas lucrativas y honoríficas están ocupadas por miembros del orden privilegiado.

La pretendida utilidad de un orden privilegiado para el servicio público no es más que una quimera; (…) Si los privilegiados han llegado a usurpar todos los puestos lucrativos y honoríficos es una iniquidad odiosa para la generalidad de los ciudadanos y una traición para la cosa pública.

¿Quién osaría, pues, decir que el Tercer Estado no tiene en sí todo lo necesario para formar una nación completa? Es el hombre fuerte y robusto, uno de cuyos brazos está todavía encadenado. Si se suprimiera el orden privilegiado la nación no sería menos en nada, sino algo más. Así, ¿qué es el Tercer Estado? Todo, pero un todo trabado y oprimido. ¿Qué sería sin el orden privilegiado? Todo, pero un todo libre y floreciente. Nada puede marchar sin él, y todo iría infinitamente mejor sin los otros.

No basta haber mostrado que los privilegiados, lejos de ser útiles a la nación, no pueden sino debilitarla y dañarla; hay que probar ahora que el orden noble no entra en la organización social; que podrá ser una carga para la nación, pero que no forma parte de ella. (…)

¿Qué es una nación? Un cuerpo de asociados que vive bajo una ley común y representado por la misma legislatura. ¿No es muy cierto que el orden noble tiene privilegios, dispensas, aun derechos separados de los derechos del gran cuerpo de los ciudadanos? Sale por eso del orden común, de la ley común. Así, sus derechos civiles hacen de él ya un pueblo aparte en la gran nación. (…)

Respecto a sus derechos políticos, también los ejerce aparte. (…) El cuerpo de sus diputados se reúne aparte; (…) es extraño a la nación por su principio, puesto que su misión no viene del pueblo, y por su objeto, puesto que consiste en defender no el interés general, sino el interés particular.

¿Qué ha sido hasta ahora el Tercer Estado? Nada

No examinaremos el estado de servidumbre en que ha gemido el pueblo durante tanto tiempo, así como tampoco el de coacción de humillación en que se lo mantiene todavía. (…)

Si los aristócratas intentan mantener al pueblo en la opresión, él se atreverá a preguntar a qué título. Si se responde que a título de conquista…. (…) Pues bueno: habrá que hacerle que vuelva al otro lado; el Tercer Estado se hará noble al hacerse a su vez conquistador. (…)

Hay que entender por el Tercer Estado el conjunto de los ciudadanos que pertenecen al orden común. Todo lo que es privilegiado por la ley sale del orden común, constituye una excepción a la ley común y, por consiguiente, no pertenece al Tercer Estado.

No es sino demasiado cierto que no se es nada en Francia cuando no se tiene para sí más que la protección de la ley común; si no se puede invocar ningún privilegio hay que resolverse a soportar el desprecio, la injuria y vejaciones de toda especie. (…)

Todo privilegio…es opuesto al derecho común; por lo tanto todos los privilegios, sin distinción, forman una clase diferente y opuesta al Tercer estado. (…)

El tercer estado no ha tenido hasta ahora verdaderos representantes en los Estados Generales. Así, sus derechos políticos son nulos.

¿Qué pide el Tercer Estado? Llegar a ser

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