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¿hasta qué punto se puede considerar el Acrópolis como un paradigma de la suerte diacrónica del Patrimonio?


Enviado por   •  11 de Octubre de 2021  •  Ensayos  •  1.502 Palabras (7 Páginas)  •  95 Visitas

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[pic 1]        Introducción al estudio del Patrimonio                     

                         Berasaluce, Josu

EJERCICIO 2. Acrópolis de Atenas

¿hasta qué punto se puede considerar el Acrópolis como un paradigma de la suerte diacrónica del Patrimonio?

No cabe ninguna duda que el Acrópolis de Atenas es un bien patrimonial ya que cumple los dos aspectos fundamentales de lo que entendemos por Patrimonio, su valor y la transmisión diacrónica de una generación a otra. En nuestro caso a estudio, la relación entre Historia y Patrimonio parece evidente. El bien como tal merece el aprecio y el reconocimiento en general, recordemos que la actualidad la Acrópolis es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. No solo fue un bien prestigioso para los hombres que les toco vivir cada una de sus distintas etapas por las que fue pasando el conjunto patrimonial. Podemos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante un bien universal, un fenómeno global, que ha mantenido su dinamismo a lo largo de los siglos. El estudio del Acrópolis nos permite conocer el comportamiento de la sociedad (sincronía), al tiempo que nos permite realizar un análisis de los cambios, transformaciones y permanencias entre la antigüedad y la actualidad (diacronía). Nos va a permitir el conocimiento de su función social, como es la evolución de la sociedad en las diversas fases históricas, en relación con la propia evolución y los hechos mas relevantes sufridos por el bien a lo largo del tiempo. En mi opinión es un buen ejemplo de la suerte diacrónica del Patrimonio. Intentare en las líneas que siguen justificar mi afirmación.

Si bien no será hasta el siglo XIX cuando surja el interés (incluso afán) de proteger el patrimonio histórico-cultural y de evitar el espolio, el paseo temporal realizado por mis compañeros nos permite confirmar la importancia del bien en la dualidad histórico-estética y político-identitario, que nos lleva al interés por su protección y conservación, prácticamente en todas las épocas históricas.

Desde los primeros asentamientos neolíticos la ocupación del lugar va ha ser una constante. En el periodo prehelénico (1.200 a.C.), la civilización micénica construye una fortaleza aprovechando la ventajosa posición del cerro. Con la desaparición de la civilización micénica, llega la decadencia a Atenas. Según las fuentes clásicas en esta época se erige un santuario o templo rudimentario en honor de la diosa Atenea. Este santuario se mantendrá en la Edad Oscura (s. XII/XI hasta VIII a.C.) y en la Etapa Arcaica (s. VIII-VI a.C.). Hasta la aparición del periodo de la tiranía en Atenas, encabezada por Pisístrato y sus hijos, que volvieron a emplear la acrópolis como fortaleza, además de construir en ella el templo conocido como Hecatómpedon. Ya en Etapa Clásica (s. V y IV a.C.) y con motivo del comienzo Guerras Médicas, conflicto internacional que enfrento a las polis griegas contra el Imperio aqueménida persa, el Acrópolis y sus construcciones fueron destruidas, provocando una natural conmoción en los habitantes de Atenas. Jerjes I y sus tropas incendian y saquean el Acrópolis, expoliándolo y regresando victorioso a casa. Tendrá que ser la llegada de Pericles, como stratego de Atenas a mitad del siglo V a.C., cuando se reconstruya el Acrópolis en su totalidad. Fidias es nombrado responsable del proyecto de reconstrucción, financiado en gran medida por impuestos a los ciudadanos. En esta época se levantaron la mayoría de los reconocibles edificios del complejo. Si hasta aquí el Acrópolis tuvo una significación importante para los atenienses, es a partir de este momento cuando se convierte en un símbolo, primero para los ciudadanos de Atenas, más tarde para los griegos y finalmente para toda la humanidad. Pericles y su reforma consiguieron aunar dos conceptos griegos, el poder y la belleza.

La potencia dominante del momento era Roma y tras su victoria sobre Filipo V de Macedonia, inicia su expansión por el mundo helenístico. La visita del geógrafo Pausanias en el siglo II d.C., marcara un antes y un después en la estética de la descripción, en especial de las esculturas presentes en el Acrópolis. Su percepción subjetiva de un mundo objetivo, recogidas en su obra Graeciae descriptio, se pueden considerar como la primera guía histórico-geográfica con interés turístico. Durante este segundo siglo de nuestra era se construye el Odeion, un impresionante teatro, que tuvo corta vida al ser destruido por los hérulos, pueblo de origen germánico, que provenientes de Escandinavia, devastan Atenas y Grecia, claro sin olvidarse de la Acrópolis. En el siglo IV d.C., Alarico y sus visigodos con quistaron Atenas y Corinto, ocupando todo el Peloponeso. En su espectacular proceso migratorio del norte al sur y hartos de las promesas incumplidas de Roma. Durante este mismo siglo y bajo el emperador Teodosio y con su prohibición de los dioses paganos, el Partenón, fue convertido en iglesia ortodoxa (rito bizantino) y consagrada a la Virgen María. El emperador ordeno decapitar todas las estatuas que no fueran suficientemente respetuosas y consideradas por ello como profanas. En plena Edad Media y durante la cuarta cruzada (1198-1204), la expedición militar cristiana, conquista y saquea Constantinopla, capital del Imperio bizantino. Durante esta contienda, al parecer, se destruye la estatua de Atenea Promacos, que previamente había sido expoliada por los turcos y trasladada a Constantinopla. Con la llegada de los francos al finalizar la cuarta cruzada, el Partenón es convertido en iglesia católica. No contentos con su ocupación, se dedicaron a realizar reformas estructurales en el magnifico edificio, derribaron muros del sancta-sanctórum e incluso construyeron un ábside. Durante el prolongado periodo de ocupación otomana (1456-1833), el Acrópolis sufrió cambios que, vistos en la distancia, pueden parecer humillantes. Se convirtió en sede de mando y cuartel general de la guarnición local. Discriminando su acceso por cuestiones étnicas, solo los turcos y no los griegos. Tras la finalización de la primera guerra turco-veneciana, el pintor francés Jacques Carrey, visita el Acrópolis en 1674. Las ilustraciones por el realizadas se convertirán en una documentación excepcional. Nos permitirá conocer detalles que serán destruidos, solo unos pocos años mas tarde en la segunda guerra turco-veneciana. En 1687 el Partenón salta por los aires, como consecuencia de un cañonazo de la flota veneciana. Tampoco ayudo que el monumento hubiera sido convertido en polvorín. Morosini, Almirante en jefe de la flota, y sus hombres produjeron más daño en el Acrópolis que toda la humanidad precedente. No contentos con el resultado, los venecianos quisieron expoliar el bien, no pudieron. Este “honor” recaerá en el Lord británico, conde de Elgin, que aprovechando sus cargos políticos saquea literalmente el Acrópolis. Reuniendo posteriormente este material en un museo privado que llevaría su nombre y que finalmente hoy en día se conservan en el Museo Británico. Durante la guerra de independencia griega (1821-1829), el Acrópolis sufrió tres asedios. Los otomanos se refugiaron en ella ante el empuje de los griegos en repetidas ocasiones, obvia decir que el bien sufrió, pero quizás no tanto como en otros episodios bélicos anteriores.

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