Alberto Fuster. Una Profunda Mirada Del Simbolismo En México

Alberto Fuster 1872-1922

Una profunda mirada del simbolismo en México

Autor: Ana Sofía Lagunes Castillo

La irrupción del muralismo en el ámbito plástico mexicano a partir de 1921, ocasionó que el arte producido durante el Porfiriato fuera rechazado y condenado al olvido, en virtud de que representaba ideales e imaginarios visuales ajenos a la Revolución. Por consiguiente, numerosos creadores que protagonizaron la escena artística de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, permanecieron a la espera de algún hecho sorpresivo que los reivindicara y situara en el lugar que les pertenece. Alberto Fuster (1872-1922) originario de Tlacotalpan, Veracruz, es un pintor en estas condiciones.

El libro Alberto Fuster 1872-1922. Una profunda mirada del simbolismo en México de la autoría de la historiadora del arte Ana Sofía Lagunes Castillo, se trata del primer estudio monográfico con rigor académico dedicado al artista veracruzano. A partir de la información proveniente de fuentes documentales de la Academia de San Carlos y la Secretaría de Relaciones Exteriores, así como de artículos periodísticos de la época; fue posible incluir aspectos antes desconocidos de la vida y obra del pintor.

Alberto Fuster partió a Europa desde muy temprana edad en busca de las enseñanzas que podían brindarle los grandes maestros del pasado y la inspiración artística que formaría su talante expresivo. Durante su residencia en el viejo continente se alimentó visualmente del arte de la antigua Grecia y Roma, la pintura renacentista y de las vanguardias finiseculares como son el impresionismo, el postimpresionismo y el simbolismo. Teodoro A. Dehesa gobernador de Veracruz y posteriormente Pordirio Díaz, tuvieron a bien patrocinar por 17 años los estudios del pintor en el extranjero. De 1911 a 1914 viaja al viejo continente por última vez, con la encomienda de desempeñarse como cónsul honorario en Florencia.

El artista enviaba su obra a México o en sus ocasionales retornos al país la presentaba personalmente en la Academia de San Carlos, de la que fue profesor de dibujo del modelo desnudo, al lado de Saturnino Herrán.

Dentro del repertorio pictórico de Fuster se hallan naturalezas muertas, retratos y cuadros de vena más cercana al academicismo (o a un simbolismo más mesurado) como Apoteosis de la Paz, una alegoría que exalta la estabilidad política y el desarrollo económico logrado durante el Porfiriato. El lienzo fue comprado en 1910 por miembros del gabinete como un presente a Díaz, el día de su aniversario. Con todo, es su producción procedente del simbolismo la de mayor interés.

Para comprender la obra de Alberto Fuster es necesario observarla dentro del contexto específico derivado del simbolismo, estética surgida en Europa en el último tercio del siglo XIX que permeó la literatura, pintura, escultura, música, teatro y el pensamiento de la época. En México las resonancias de la sensibilidad arribaron al poco tiempo, bajo la denominación de modernismo.

Con el objeto de familiarizar al lector con la sensibilidad simbolista, la autora lo lleva de la mano al exponer el contexto que dio vida al simbolismo en Europa, la filosofía que lo alimentó y sus principales características, todo lo cual favorece el entendimiento de la asimilación de la sensibilidad en México. Más adelante, es realizada una revisión de los principales exponentes del simbolismo mexicano, de modo que el lector puede confrontar la estética de los autores con la ejercida por Alberto Fuster.

Ahora bien, los cuadros de Alberto Fuster pretenden desentrañar las inquietudes inherentes a la condición humana en un momento en que un sector de la sociedad se percibe al borde del colapso espiritual a consecuencia de un mundo industrializado regido por el materialismo y la filosofía positivista. El artista realiza una interpretación visual de los cambios que estaba experimentando la humanidad,

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