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Análisis del mito de Rey Midas


Enviado por   •  19 de Febrero de 2012  •  Reseñas  •  1.125 Palabras (5 Páginas)  •  2.584 Visitas

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EL REY MIDAS

La avaricia es un defecto que, desgraciadamente, tienen bastantes personas. Y este era el caso del protagonista de este cuento: el rey Midas.

Rey Midas vivía en un palacio al lado de un valle, cerca de un río muy bonito. Tenía mucho dinero en su palacio, y todos los lujos que no podrías ni imaginar.

Pero el rey Midas contaba el dinero todos los días y siempre quería tener más, solía decir: “Quiero ser más rico!!“.

Un día llegó a sus manos una lámpara mágica, así que se le presentó un mago y le preguntó: “¿Qué deseo quieres que te conceda?“. Y Midas le contestó: “Quiero ser más rico todavía

El mago pensó en darle una lección, y le dijo: “Está bien, te concederé un deseo que te hará el hombre más rico del mundo. Cada vez que toques cualquier cosa, esta se convertirá en oro“.

El rey Midas aceptó sin dudarlo, y se despidió del mago para disponerse a explotar su nuevo poder de convertir las cosas en oro.

Lo primero que hizo fue tocar los cubiertos para comprobar su poder, y en cuanto los tocó, éstos se convirtieron en cubiertos de oro.

Muy contento, se dispuso a comer, y cual fue su sorpresa cuando fue a coger un poco de queso y el trozo de queso se convirtió en oro, por lo que el rey Midas no se lo pudo comer. Así le pasó también con la fruta, el pollo asado, y toda la comida que tenía que coger con las manos.

Rey Midas fue a ver a su hija para contarle lo que le estaba pasando, pero al abrazarla su hija también se convirtió en oro.

Desesperado fue a ver de nuevo al mago, y le pidió que le explicara por qué le hacía eso, a lo que el mago contestó: “Quería que te dieras cuenta de lo poco importante que es ser rico, y que te fijaras en las cosas que realmente importan. Espero que hayas aprendido la lección.”

Después de decir esto, el mago le retiró el conjuro y desapareció. Y el rey Midas comprendió perfectamente que no debía ser avaricioso, y a partir de entonces vivió disfrutando de su familia, sin preocuparse por su riqueza.

FIN

LA HILANDERA

Érase una vez un molinero muy pobre que no tenía en el mundo más que a su hija. Ella era una muchacha muy hermosa.

Cierto día, el rey mandó llamar al molinero, pues hacía mucho tiempo no le pagaba impuestos. El pobre hombre no tenía dinero, así es que se le ocurrió decirle al rey:

-Tengo una hija que puede hacer hilos de oro con la paja.

-¡Tráela! -ordenó el rey.

Esa noche, el rey llevó a la hija del molinero a una habitación llena de paja y le dijo:

-Cuando amanezca, debes haber terminado de fabricar hilos de oro con toda esta paja. De lo contrario, castigaré a tu padre y también a tí. La pobre muchacha ni sabía hilar, ni tenía la menor idea de cómo hacer hilos de oro con la paja. Sin embargo, se sentó frente a la rueca a intentarlo. Como su esfuerzo fue en vano, desconsolada, se echó a llorar.

De repente, la puerta se abrió y entró un hombrecillo extraño.

-Buenas noches, dulce niña. ¿Por qué lloras?

-Tengo que fabricar hilos de oro con esta paja -dijo sollozando-, y no sé cómo hacerlo.

-¿Qué me das a cambio si la hilo yo? -preguntó el hombrecillo.

-Podría darte mi collar -dijo la muchacha.

-Bueno, creo que eso bastará -dijo el hombrecillo, y se sentó frente a la rueca.

Al otro día, toda la paja se había transformado en hilos de oro. Cuando el rey vio la habitación llena

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