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Diario De Adan Y Eva


Enviado por   •  24 de Agosto de 2011  •  757 Palabras (4 Páginas)  •  2.232 Visitas

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DIARIO DE ADAN Y EVA:

Hace un tiempo atrás publique “PARAISO” inspirado en mi bizarra visión de como debieron vivir Adán y Eva su expulsión. En contraste, hoy quiero compartir con mis amigas y amigos lectores otra perspectiva del mismo tema pero desde una óptica mas optimista. Llego a mis manos un pequeño libro (de esos que cuando te enganchan te los lees de un solo tirón) pero no por ello profundo en sus enseñanzas.

Se trata de “El diario de Adán y Eva” de Mark Twian. Su encantadora y jocosa sencillez lo enmarca a mi modo de ver en un ambiente poético que recomiendo su lectura.

Sin más preámbulos los dejo con algunos fragmentos de este precioso tesoro.

DIARIO DE ADÁN

Miércoles

Me he construido un refugio para guarecerme de la lluvia, pero no he podido disfrutarlo en paz. La nueva criatura lo invadió. Cuando traté de echarla empezó a derramar agua por los agujeros con que mira y a secársela con el revés de sus zarpas, con ese ruido que hacen los animales cuando están doloridos. ¡Ojalá no hablara! Siempre está hablando. En ella suena como un vulgar murmullo, un parloteo. No, no es verdad. Jamás he escuchado una voz humana, y cualquier sonido nuevo y extraño que surge en la solemne quietud de estas ensoñadas soledades ofende mi oído y me suena a nota falsa. Y este nuevo sonido tan cerca de mí; justo encima de mi hombro, en mi oreja, primero a un lado, y después al otro, cuando hasta ahora sólo había escuchado sonidos más o menos distantes.

DIARIO DE EVA

Jueves

Mi primera tristeza. Ayer me evitó y parecía desear que no le hablara. No podía creerlo, y pensé que debía haber algún error, porque a mí me gusta mucho estar con él y me encanta oírle hablar. ¿Cómo ha podido ser tan desabrido conmigo, si no le había hecho nada? Pero al fin me convencí de que así era, y me alejé y me senté sola en el lugar donde le había visto la mañana en que fuimos hechos y aún no sabía qué era y me era indiferente. Pero ahora era un lugar lúgubre y todas las cosas me hablaban de él, y tenía el corazón deshecho. No sé muy bien por qué, pues era un sentimiento nuevo. Jamás lo había experimentado, todo me parecía un misterio, y no supe desentrañarlo.

Pero cuando llegó la noche no puede soportar tanta soledad y me acerqué al nuevo refugio que se ha construido para preguntarle qué mal había hecho, y cómo podía repararlo y recuperar su favor. Pero él me arrojó de nuevo a la lluvia, y ésa fue mi primera tristeza.

DOMINGO

Ahora es amable nuevamente y estoy feliz; pero aquellos fueron días muy duros; no pienso en ellos cuando puedo evitarlo.

Traté

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