Los Hornos de Hitler Ensayo

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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA PARA EL DESARROLLO SEDE TEJUPILCO

PROFR: LIC. DANIEL CUEVAS FLORES

ALUMNA: AZANI ISLET AGUIRRE DE LA ROSA

LIBRO: LOS HORNOS DE HITLER

PRIMER CUATRIMESTRE

TERCER PARCIAL

LOS HORNOS DE HITLER

INTRODUCCION

Una sobreviviente de los campos de concentración Auschwitz y Birkenau. La visión de las cinco chimeneas arrojando el humo y las cenizas de la carne quemada de centenares de miles de seres humanos, entre ellos los padres, los dos hijos y el esposo de la autora: Olga Lengyel.

Un testimonio de los “experimentos científicos” realizados en seres vivos; como eran y como actuaban los dirigentes de Auschwitz y Belsen.

Aquí se contagia el horror y tristeza de la pérdida de los seres queridos en manos de asesinos organizados; de participar a riesgo de la propia vida en los experimentos de médicos depravados, comandados por el doctor Mengele y el de vivir día a día el peor infierno que se presentó en el siglo XX.

Olga Lengyel nació en la década de 1920 en Rumania, en una regios denominada por Hungría en tiempos de la segunda guerra mundial. Estudió medicina y fue esposa del doctor Miklos Lengyel, quien fuera asesinado con sus suegros y sus dos hijos en Auschwitz luego de ser deportados en 1944. Trabajó en la enfermería del campo, y colaboró en la rebelión que destruyó uno de los hornos del crematorio. Fue la única sobreviviente de su familia. Su obra LOS HORNOR DE HITLER fue el primer testimonio de una víctima de los campos de concentración. Hasta su muerte en 2001, residió en Nueva York, en donde creo una fundación para orientar al público sobre el Holocausto.

Hasta el día de su liberación, siempre se culpó de la muerte de su familia, siempre dijo que fue culpa de ella; hizo todo lo posible por sobrevivir a los maltratos, trabajos forzados y la mala alimentación e higiene que sufría en Birkenau.

Nunca se dio por vencida y siempre hacia lo posible por hacer su trabajo bien y que sus amigas se salvaran de castigos horribles e inclusive de la cámara de gas, situación que a veces no conseguía realizar y costaba la vida de muchas internas.

Día tras día veía como llegaban los trenes de más de cien vagones llenos de gente y como eran seleccionados para quedarse en el campo o para ir directamente a los crematorios, los cuales funcionaban las 24 horas del día todos los días sin descanso; tuvo que soportar muchas injusticias, sobre todo con sus compañera embarazadas y enfermas de gravedad; todos los abusos de las SS para con ella y con todo el mundo por no ser de raza “aria”.

DESARROLLO

“No puedo acallar mi remordimiento por ser, en parte, responsable de la muerte de mis padres y de mis dos hijos. El mundo comprende que no tenía por qué saberlo, pero en el fondo de mi corazón persiste el sentimiento terrible de que pudiera haberlos salvado, de que acaso se me hubiese sido posible.” Olga Lengyel.

Hacia el año 1944, la Gestapo gobernaba todo, Alemania se estaba acostando con el botín del continente, porque gran parte de Europa había quedado en manos del Tercer Reich.

Así comienza su relato nuestra autora. A lo largo de todo el libro me di cuenta de que estaba totalmente equivocada a cerca de los alemanes, tenía cierta admiración por ellos, pero, creo que me retracto definitivamente, hicieron cosas terribles y lamentablemente mucha gente inocente pago ese precio. Olga Lengyel nos deja claro el infierno que vivió en los campos de concentración y las injusticias que ella veía y se moría de ganas de solucionar; el valor que tuvo de seguir adelante a pesar de que ella sabía que su familia había sido liquidada, de una forma demasiado cruel.

“Hasta 1943 no nos llegaron relatos estremecedores de las atrocidades que se estaban cometiendo dentro de los campos de concentración de Alemania. Pero, al igual de tantos como me escuchan a mi hoy, no nos cabía en la cabeza tan horripilantes historias, Seguíamos considerando a Alemania como una nación que había dado una gran cultura al mundo. Si aquellas historias eran verídicas, indudablemente tenían que haber  sido perpetradas por un puñado de locos; era imposible que se debiesen a una política nacional y que constituyesen parte de un plan de dominio y supremacía mundial. ¡Que equivocados estábamos!”

Y ese que como dice la autora, quien va a creer tanta crueldad, tanta atrocidad que se vivió en esos años; la verdad es difícil de crees que la gente llegue a ser tan cruel, tan cruel que no le separar a familias enteras para siempre, sin darles si quiera una esperanza de volverlos a ver algún día, solo se dedicaron a matar y a provocar terror y odio tal vez. Es increíble que la gente por poder, llegue a tan extremos casos, tan sanguinarios y sin escrúpulos.

“Nos decía que los alemanes nunca usaban las palabras asesinato o muerte por gas. Simplemente se concretaban a escribir al lado de los nombres de sus prisioneros las aparentemente inofensivas definiciones de Tratamiento especial, Liquidación, Recuperación, Experimentación, Solución final, etcétera. Cada una de estas inofensivas definiciones significaba una muerte horrible.”

“Con este sistema, miles de cristianos civiles desaparecían semanalmente de los países ocupados en Europa. Nadie sabía su destino. Los periódicos tenían prohibido publicar listas de los prisioneros desaparecidos. No se hacía ninguna publicidad respecto a las actividades de la Gestapo.”

Cuando la gente era deportada o llevadas a los campos, los hacían subir a los trenes a base de engaños y falsas esperanzas; el sistema que utilizaban era que los llevarían a un lugar más seguro mientras concluía la guerra, o inclusive que les prometían mejores trabajos, etc., lo cual era totalmente falso, y Olga, por querer proteger a su esposo y familia, cayó en una trampa de la cual jamás pudo salir, solo hasta su liberación.

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