Los Jardines Secretos De Mogador

Esta novela habla de Mogador, la ciudad del deseo, que narra que Jassiba al principio era obsesiva con los jardines, que se dejaba hipnotizar por las flores. Que miraba a todos y a todo como si fueran parte de algún jardín en movimiento. En vez de mirarlos como lo que eran << humanos>>.

Narra también de que un día esta mujer Jassiba hace el amor con el sol a lo mejor esto ya era una costumbre ya de ella y que el protagonista la miraba en silencio, fascinado, celoso de los rayos del sol, como un imbécil, y aquí empiezan sus esfuerzos por convertirse en el paraíso particular de Jassiba. Pero al menor indicio de incomprensión hacia ella, lo expulsaba de su cuerpo.

Después de vivir varios meses en un placer exorbitante Jassiba se embaraza y cansada de la insensibilidad de su amante pues Savater también nos habla de esto que el dedicarse con demasiado entusiasmo a el sexo animaliza al hombre y entonces ella decide darle un ultimátum dar una orden que solo volverán hacer el amor cada vez que el venga a contarle un nuevo jardín secreto del deseo.

Cada jardín que este amante recorre es una historia que involucra a todos los sentidos. El tacto está presente en la mujer que tiene la mano tatuada con Jena. El dibujo de la mano que era el jardín de los Orígenes significaba que al llevarlo recordamos que cada día debemos construir paraíso con nuestras manos. Haciendo lo que queramos. Y que estaba señalado el deber de hacer placenteros los días a quienes nos rodean y a nosotras. Y que debemos perseguir con la obstinación de un puño cerrado nuestros deseos. Dándonos la buena vida.

El oído en los instrumentos musicales del jardín de las ánimas que bailan, y decían que los tambores eran caprichosos que así como se ajustaban se desajustaban y en el jardín de piedras al viento y en el canto de los grillos del jardín de voces.

El olfato en la perfecta caja hecha de cedro que igual no solo representa que no todo lo que se ve es lo que aparenta ser, en ciertas ocasiones es más de lo que tú ves y el esfuerzo del jardinero de fabricar esta caja le hizo sentir una gran satisfacción aunque en ello le llevo la vida, se dio cuenta que para él había valido la pena. También el olfato se ve reflejado en las plantas que vende la mujer del jardín de lo invisible e igual nos dice que lo invisible es como un hilo que nos cruza y nos hace enamorarnos, enfermarnos gravemente o atarnos a algo o a alguien y dejamos

Que cese nuestra libertad haciéndonos esclavos de ese algo o alguien.

La vista en los colores del arco iris del jardín de las flores y sus ecos. Que Lalla era la que se esclavizaba con estas flores y no tenía tiempo para enterarse de todo lo que su jardín había despertado aunque le llegaban a contar con detalles y exageraciones lo que se decía de ella y de sus flores. Estos chismes y formaban un eslabón más en la cadena de ecos que desatan esas flores que a todo en Mogador esclavizaban. El querer de una mujer hace unas de las laderas más bellas de Mogador, por su capricho ella se sentía gran satisfacción. El no abandonar los sueños igual es lo que nos hace vivir.

El gusto en la manzana que se menciona en la parte del jardín más íntimo pues el filósofo decía que el interior de un objeto pequeño siempre es más grande y emocionante que de un inmenso. Y que de tanto mirar una cosa o un objeto entraba en ellos como si se pusiera en su lugar. Y también el de las plantas que se alimentan de carne cruda.

Los elementos fundamentales de los alquimistas también están presentes. El fuego en las raíces y flores ardientes en el terreno del jardinero fascinado por las llamas y en la flor que busca al sol. Que bien puede reflejar el deseo, el capricho incontrolable de una pasión de una persona hacia otra de tenerse y ser uno solo. El aire en los nueve vientos que por la mañana anuncian la salida del sol y que mueven al jardín de piedras. El agua que un hombre baja de las nubes por medio

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