ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Reseña: Noelle Neuman, La espiral del silencio


Enviado por   •  22 de Abril de 2018  •  Reseñas  •  2.141 Palabras (9 Páginas)  •  122 Visitas

Página 1 de 9

La Espiral del Silencio. Elisabeth Noelle-Neuman.

Yael David Vertty Velasco.

Para comenzar a delinear las principales tesis del libro de Neuman, me parece sumamente ilustrativo el subtítulo que se ha elegido para la obra: Opinión pública: nuestra piel social. La idea de que los individuos desarrollan, debido a su naturaleza social, una suerte de sensibilidad que se activa durante los procesos de opinión pública, justo como la piel que reacciona a los estímulos externos, es una reflexión que cruza todo el libro: de ésta se desprenden las ideas más interesantes de la autora y en dicho planteamiento radica la relevancia de su texto.

Contra la preocupación habermasiana por medir el valor de aquello que se expresa como opinión pública, Neuman rastrea en la literatura inglesa y francesa una inquietud por la forma en que los individuos perciben el consenso en su entorno y, posteriormente, lo comparan con su propia conducta. Es decir, dicho proceso no sólo ocurre con los consensos de opinión, sino con las formas de conducta: fumar o no fumar en un taxi, llevar una calcomanía de un partido político o no hacerlo.

En este sentido, se pone de relieve la dimensión comunitaria de la opinión pública, a veces diluida entre el ‘público raciocinante’ de Habermas. La autora propone, desde esta nueva perspectiva, tres elementos vinculados con los procesos de opinión pública, susceptibles de investigarse de forma empírica: la capacidad de los individuos de percibir el debilitamiento o fortalecimiento de opiniones públicas; las reacciones ante la percepción: hablar más o callarse; y, por último, el miedo al aislamiento que somete a muchos individuos ante las opiniones ajenas.

Así, la primera idea de Neuman que quiero destacar es su definición operativa de opinión pública, la cual involucra los tres procesos mencionados anteriormente: opiniones sobre temas controvertidos que pueden expresarse en público sin aislarse. En busca de evidencias históricas para sustentar esta definición de la opinión pública a partir de la espiral del silencio, la autora hace un repaso a través del pensamiento de siglos anteriores en torno a los aspectos de la opinión que más le interesan, como su vínculo con la aprobación y el decoro público.

El primer autor revisado es Locke, acaso, el primer pensador que describe la sensibilidad de los individuos respecto al clima de opinión en un momento determinado: describe la ley de la virtud y el vicio, referente a la opinión y a la reputación, como el espacio en el que los individuos aprueban o reprueban las conductas de sus semejantes.

Como demuestra la autora en relación a los métodos de investigación del siglo XX, que evidenciaron la disposición de la gente a añadirse a las opiniones mayoritarias aun contra sus convicciones, Locke no sólo acertó describiendo la capacidad de percepción de los individuos respecto a la opinión pública, sino al subrayar su fuerza coercitiva: reprobar a quienes rompen el consenso es el mecanismo que pone en marcha la espiral del silencio.

Asimismo, en la reconstrucción de la opinión pública que propone el texto, se nos remite al pensamiento de David Hume y James Madison. Mientras el primero encontraba en el espacio público un escenario para sobresalir y distinguirse, los planteamientos del segundo enfatizaban la confrontación del individuo con dicho espacio, que es amenazante en tanto es la arena donde se pierde la reputación.

Tejiendo, nuevamente, un hilo entre las premisas de los pensadores expuestos y las técnicas de investigación desarrolladas el siglo pasado, Hume y Madison representan una especie de antecedente de las dos explicaciones al ‘efecto del carro ganador’: el primero plantea la adherencia del individuo a la opinión reinante por ‘estar del lado victorioso’; el segundo sugiere que se trata del miedo a aislarse.

Sin embargo, del repaso por las reflexiones en torno a la opinión pública durante los siglos pasados, destaco los aportes de Rousseau por su cercanía a la naturaleza de la opinión pública planteada en el texto. Me parece que, en una primera instancia, la línea trazada entre Locke, Madison y Rousseau, nos permite poner en primer plano los elementos que conforman la opinión pública formulada por Neuman.

Para el filósofo francés, la opinión pública era beneficiosa en tanto resguardaba la moralidad pública; sin embargo, reconocía que la desaprobación derivada de ir en su contra era perjudicial para los individuos, al arriesgarlos a ser aislados.

Pero al reconocer, además, la doble naturaleza de los individuos, divididos entre una parte que contiene sus verdaderos intereses y una parte que es modelada por la presión de la opinión, Rousseau capta el carácter contradictorio, pero esencial, de la opinión pública que la autora del texto pretende señalar: una transacción entre el consenso social y las convicciones individuales.

Es comprensible, siguiendo estos razonamientos, que muchos de los castigos inventados a lo largo de la historia de la humanidad estén vinculados a la exposición del individuo, a la búsqueda del descrédito y la pérdida de su reputación. La picota es, quizá, el ejemplo más claro del castigo basado en nuestra naturaleza social.

Una vez que hemos construido una idea de opinión pública en la que subyace claramente la noción de reputación, me parece que la siguiente tesis del libro que vale la pena destacar es el vínculo entre opinión pública y control social, una relación estudiada a partir de los albores del siglo XX y que transformaría la concepción de la opinión pública.

Ya los grandes pensadores de los siglos pasados habían coincidido en que había opiniones expresadas públicamente, que ejercían cierta influencia en el gobierno…sin embargo, Speier agregó, en 1950, un nuevo elemento: sólo cuentan las opiniones referentes a temas de interés nacional. El cambio lo atribuye la autora a los artículos de Edward Ross en los cuales, además, es identificable un nexo muy estrecho con las ideas de Locke sobre la opinión pública.

Para Ross hay, por un lado, un control social institucionalizado: la religión, las fiestas nacionales o la educación son algunas de las instituciones a través de las cuales se ejerce. No obstante, hay un ejercicio de dicho control mucho más sutil, y uno de sus mecanismos es la opinión pública, la cual sanciona a los individuos justo como cualquier institución de control social.

Ahora bien, si esta descripción de la opinión pública como control social está tan unida a las ideas de Locke, ¿por qué cuando la presión de la opinión se ejerce sobre el individuo se le llama control social, y cuando se ejerce sobre el gobierno se llama opinión pública?

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (13 Kb)   pdf (109 Kb)   docx (15 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com