Pequeña comedia

Pequeña comedia, donde unas nutritivas,

pero poco aceptadas espinacas juegan un papel vital,

llevando a la protagonista a un encuentro con el placer.

AL ABRIRSE EL TELON:

Vemos a Rodolfo sentado a la cabecera de la mesa, vestido con camisa

y corbata, su saco está sobre el respaldo de la silla.

Brenda vestida con pantalón y blusa blanca está sentada a un lado, teniendo a su espalda “la cocina”.

EL AMBIENTE ES TENSO

RODOLFO DA LA PRIMERA CUCHARADA A LA SOPA

RODOLFO: ¡Uta madre... ya me queme!

BRENDA: (SARCÁSTICA) ¿Esta caliente?

RODOLFO: ¡Hirviendo! (SABOREA) y salada.

BRENDA: Y bien salada, porque con esta, ya son tres las recalentadas que le doy.

RODOLFO: ¿Me estas culpando porque llegue tarde?

BRENDA HACE UN MOVIMIENTO LEVE DE CABEZA

ACOMPAÑADO DE UN GESTO DE INDIFERENCIA

RODOLFO: Para tu conocimiento, me quede a grabar un comercial

para el día de la madre.

BRENDA: Eso te hace falta.

RODOLFO: ¡¿Qué?!

BRENDA: Trabajar más, porque ya no me alcanza el dinero.

RODOLFO: ¡Dinero, dinero! No jodas con eso... (LE DA EL PLATO CON SOPA) ... y mejor sírveme lo que sigue ¿sí?

BRENDA LLEVA EL PLATO A LA COCINA Y REGRESA

CON LAS ESPINACAS, SE LAS PONE EN LA MESA

RODOLFO: (ASOMBRADO) ¿Qué es esta cosa verde?

BRENDA: (SENTÁNDOSE) Son espinacas, nutritivas y muy (ENFATIZAR) buenas.

RODOLFO: ¡Buenas!, ¿Qué cosa buena te puede pasar por las espinacas? (MUEVE CON LA CUCHARA LAS ESPINACAS) Nutritivas, eso sí, para vacas, burros y bueyes. (REMUEVE LAS ESPINACAS CON ASCO) A mí dame de comer comida... ¡ no pastura!

BRENDA: ¿Comida?... ¿Cómo qué?

RODOLFO: No sé... un bistec... o...

BRENDA: (LE ARREBATA LA PALABRA) ¡Carne!... ¿Sabes cuánto cuesta el kilo?

RODOLFO: ¡No!. ( A LA DEFENSIVA) Pero si no te alcanza el gasto,

es porque compras pendejada y media; Que el tóper, el avón,

el fúler...

BRENDA: ( LE ARREBATA LA PALABRA)... El pasaje de los niños,

tu cerveza para el partido del domingo, tu coca de dieta (IRÓNICA) por que el señor no toma agua de sabor...

( CASI GRITANDO) ¡ Y todo eso con trescientos pinches pesos

a la semana!

RODOLFO: Si no te doy más, es... ¡Por los impuestos! ¿Sabes cuánto

nos está chingando el gobierno en impuestos?

BRENDA: Los impuestos, los impuestos... ¡ La cantina qué!

RODOLFO: ¡Bonita fregadera; Ahora también me recriminas un poco de diversión!

BRENDA: ¡Claro! , Tú sí puedes divertirte... ¿Y nosotros qué?

(SE LEVANTA Y SE ACERCA) Huéleme, huéleme...

RODOLFO: ( LA HUELE) ¿Qué?, Hueles a cochambre.

BRENDA: ¡Pendejo!, huelo a humedad, a guardado ( SE SIENTA)

Pero a ti vale, crees que con darnos para medio tragar y un taparrabos es suficiente, ¿no?

RODOLFO: No... pero...

BRENDA: Ya olvídalo y come ( SE LEVANTA Y LLEVA SU PLATO CON

SOPA A LA COCINA)

RODOLFO REMUEVE LAS ESPINACAS CON ASCO

BRENDA REGRESA Y SE SIENTA

RODOLFO: ¿No vas a comer?

BRENDA: No. ( MOLESTA) Se me fue el apetito.

RODOLFO: (PRUEBA LAS ESPINACAS) ¡Me lleva! La sopa hirviendo,

y esto... (AVIENTA LA CUCHARA DENTRO DEL PLATO)

¡Cómo nalgas de muerto!

BRENDA: (MOLESTA) ¿Por qué no te vas a la cantina? Allá te sirven

lo que te gusta... ¿o no?

RODOLFO: Pues sí (SE LEVANTA Y AL HACERLO LE AVIENTA LAS

ESPINACAS EN LA BLUSA Y SALE)

BRENDA: (INCRÉDULA SE MIRA LA BLUSA) ¡Hijo de su...!

NO TERMINA LA FRASE, UN LLANTO IMPREGNADO DE CORAJE

LA INVADE, SE LEVANTA, VA A LA “COCINA” POR UN TRAPO, REGRESA Y SE SIENTA EN SU MISMO LUGAR, SE COLOCA EN POSICIÓN ABIERTA, EMPIEZA A LIMPIARSE LA BLUSA.

PRIMERO CON MOVIMIENTOS SUAVES, QUE IRÁN CRECIENDO

EN INTENSIDAD, HASTA LLEGAR AL CORAJE.

MIENTRAS SE LIMPIA, CON UNA VOZ QUE REFLAJA ODIO.

¡Estúpido... estúpido... estúpido... estúpido.

LLORA, CRUZA LOS BRAZOS SOBRE SU VIENTRE Y SE AGACHA,

SOLLOZA DE MAYOR A SILENCIO.

PAUSA

SE INCORPORA, ENJUGÁNDOSE LAS LAGRIMAS, MIRA LA MESA,

PONE EL BRAZO EXTENDIDO AL INICIO DE LA MESA Y “BARRE”

CON TODO LO QUE HAY SOBRE ELLA.

MIENTRAS LO HACE, LANZA UN GRITO DE IMPOTENCIA

(DE MAYOR A MENOR INTENSIDAD)

QUE TERMINA AL LLEGAR AL FINAL DE LA MESA.

OSCURO

LUZ A OTRA PARTE DEL ESCENARIO, SOBRE UNA BANCA.

BRENDA ENTRA CAMINANDO A PASO LENTO Y SE SIENTA.

HÉCTOR ENTRA, PASA FRENTE A BRENDA, SE DETIENE,

LA VE Y LE PREGUNTA.

HÉCTOR: ¿Brenda?... Brenda López...

BRENDA: Sí... y... ¿Usted?

HÉCTOR: Soy Héctor, el flaco (SE SIENTA) no es posible...

¿En verdad no me recuerdas?

BRENDA LE ESCUDRIÑA EL ROSTRO

HÉCTOR: En la prepa...

BRENDA. En la prepa... ¡sí claro!... ya me acorde.

HÉCTOR: ¿Acaso cambié mucho?

BRENDA: No, no... bueno, no mucho

(A MANERA DE DISCULPA) es que ando en las nubes.

HÉCTOR: (LE TOCA LA MANCHA) ¿Qué te paso?

BRENDA: (CON DESPRECIO) Un baboso.

(TRANSICIÓN A ALEGRE) ¿A quien más has visto?...

me refiero a los amigos de la prepa.

HÉCTOR: (HACE MEMORIA) ¿Te acuerdas de la Machorro?

BRENDA: ¿Machorro... ?, ¡Ah,sí!... la flaquita.

HÉCTOR: (VOZ TRISTE) Murió, la pobre tenía leucemia.

BRENDA. En paz descanse.

HÉCTOR: A la que vi hace poco fue a Gloria.

BRENDA: ¿Gloria Pérez?... (TONO SOLEMNE, PERO CON AIRE DE MOFA) o la distinguida exprimera dama de la ciudad, esposa de nuestro expresidente municipal.

HÉCTOR: (MISMO TONO) A la distinguida exprimera dama de la ciudad. (VOZ NORMAL) Hasta le pedí chamba, tú.

BRENDA: ¡Ah, sí! ¿Y qué paso?

HÉCTOR: Lo de siempre: La tarjetita, y ve a ver a fulano, y ve a ver

a mengano, y puras vueltas.

BRENDA: No me digas, pero si fue querida de tu hermano.

HÉCTOR: Ya ves, a esas alturas les da amnesia.

BRENDA: Pues a mí me trato muy bien. Fíjate que le pedí apoyo con unos lentes para mi hijo, y sin tanto problema me ayudo.

HÉCTOR: Conmigo se desquito de lo que le hizo mi hermano.

BRENDA: No, no creo. Gloria es buena gente, y si no te pudo ayudar...

(TONO MOLESTO) fue porque no pudo, y ya.

HÉCTOR: Oye, oye, no te enojes; Además, ya paso.

BRENDA: Tienes razón, me la tome muy a pecho, discúlpame, no fue

mi intención.

HÉCTOR: Ay, no te fijes, no soy sentido.

BRENDA: Gracias. Oye, Héctor ¿A qué te dedicas?

HÉCTOR LE DA UNA TARJETA

BRENDA: (LA LEE) Héctor Gómez, Abogado.

(LEE PARA SÍ MISMA) mmm.

Y vives por aquí cerca.

HÉCTOR: Sí, a la vuelta. ¿Y tú?

BRENDA: ¿Yo qué?

HÉCTOR: ¿Dónde vives?

BRENDA: ¡Ah, donde vivo!, A la vuelta, pero de este lado.

Que casualidad, ¿no?

HÉCTOR: Una casualidad muy agradable.

BRENDA: (SE AGARRA LA MANCHA) Agradable... ¿Con esta mancha?

(SE AGACHA Y SOLLOZA)

HÉCTOR LA MIRA, NO SABE QUE HACER, LE PASA EL BRAZO

POR EL HOMBRO Y TRATA DE CONSOLARLA.

HÉCTOR: ¡Una mancha!, Pensé que así era la blusa.

BRENDA AUMENTA LA INTENSIDAD DE LOS SOLLOZOS

HÉCTOR: Ay, Brenda, una mancha de quien sabe qué, no merece una lagrima tuya.

BRENDA: (SE INCORPORA) ¡Espinacas!, ¡La mancha es de espinacas!

SE LEVANTA Y AVANZA TRES PASOS

HÉCTOR: Si tanto te molesta ¿Por qué no vas a tu casa y la lavas?

BRENDA: (MOLESTA) ¡No!

HÉCTOR: (AVANCIA HACIA ELLA) Entonces vamos a la mía.

BRENDA: ¡No, cómo crees! ¿Que va a decir tu esposa?

HÉCTOR: Nada... Nadie va a decir nada... Porque no tengo.

BRENDA: ¿No te casaste?

HÉCTOR: Sí, si, me casé. ¿Y con quién crees?

BRENDA: (PIENSA)... Ni idea.

HÉCTOR: Con Guadalupe Escamilla... ¿Sí te acuerdas de ella?

BRENDA: Lupe Escamilla... ¡Cómo no!... La jefa de grupo.

HÉCTOR: Esa mera

BRENDA: ¿Y por qué se divorciaron?

HÉCTOR ESBOSA UNA SONRISA

BRENDA: Perdón... A mí qué me importa.

HÉCTOR: Fue por incompatibilidad de caracteres

BRENDA: Clásico. ¿Y por qué no te volviste a casar?

HÉCTOR LA MIRA.

BRENDA SE LLEVA LA MANO A LA BOCA.

HÉCTOR LE QUITA LA MANO DE LA BOCA Y LE DICE:

HÉCTOR: No, no, no... Yo sí aprendo de mis errores.

AMBOS RÍEN

VENDEDORA ENTRA OFRECIENDO SUS FLORES

SU VESTUARIO ES TODO DE ASPECTO HUMILDE Y MUY USADO.

(FALDA LARGA, BLUSA, HUARACHES-PIES DESNUDOS-REBOZO)

VIEJITA: ¡Rosas, rosas frescas recién cortadas!

(SE ACERCA A ELLOS)

Joven, cómpreme una rosa para su novia.

BRENDA Y HÉCTOR SE MIRAN Y SONRIEN

VIEJITA: Ande... No me he persinado (SUPLICANTE) No sea malito

cómpreme una... tres pesitos, tres pesitos.

HÉCTOR: Tres pesos... ¿Y el ramo?

VIEJITA: (EMOCIONADA) El ramo trae doce... Se lo dejo en treinta

HÉCTOR: Treinta... Dele uno a la señorita.

VIEJITA LE DA UN RAMO A BRENDA

HÉCTOR SACA UN BILLETE DE SU CARTERA Y LE PAGA

HÉCTOR: Tome

VIEJITA VE EL BILLETE

HÉCTOR: Quédese con el cambio

VIEJITA: (SE PERSIGNA) Gracias

VIEJITA SALE PREGONANDO SUS FLORES

VIEJITA: Flores, rosas recién cortadas...

BRENDA: (HUELE LAS FLORES) Exquisito...

Héctor, No te hubieras molestado.

HÉCTOR: No fue molestia, además ¿No escuchaste a la viejita?

Dijo que no había vendido.

BRENDA: Y también dijo: “Para su novia”, y yo no...

HÉCTOR: (LE ARREBATA LA PALABRA)... Pero lo fuiste.

Y mi primera novia... Y nunca te regale flores.

BRENDA: No me digas, Yo... ¿tú primera novia?

HÉCTOR: Así fue

BRENDA: ¿Y te acuerdas?

HÉCTOR: Cómo olvidar el primer beso

BRENDA: (LAS FLORES CONTRA SU PECHO) ¡Ay, que tierno...!

(SUBITAMENTE REACCIONA) Oye... ¿No me digas que en la secundaria no tuviste novia?

HÉCTOR: Estuve en un internado para varones

BRENDA: ¡Ah!, sólo que sea por eso

HÉCTOR: Brenda, mi oferta sigue en pie... Digo, si aún te quieres deshacer de la mancha.

BRENDA: (SE AGARRA LA MANCHA, DUDA)

... Sí, vamos; Total, mi esposo quién sabe a que hora regrese,

y mis hijos están con su tía.

CAMINAN HACIA UNA PIERNA

HÉCTOR: ¿Cuántos hijos tienes?

BRENDA: Dos, pero parecen veinte. ¿Y tú?

HÉCTOR: Una nena preciosa.

LUZ SOBRE OTRA PARTE DEL ESCENARIO

HÉCTOR: (ENTRA) Adelante, estás en tu casa

BRENDA: (DESCONFIDA) ¿De veras no hay nadie?

HÉCTOR: (GRITA) ¿hay alguien aquí?

PAUSA

HÉCTOR: ¿Convencida?

BRENDA: Ay, tú... Con un sí, bastaba.

HÉCTOR: Allá esta el baño, hay agua caliente y jabón

BRENDA: ¡Qué! ¿Me voy a bañar?

HÉCTOR: No, para que laves la blusa.

BRENDA: ¡Ah!

HÉCTOR: Voy por algo para que te pongas en lo que se seca tu blusa,

pero sólo tengo camisas, ¿No importa?

BRENDA: No, no importa, una camisa está bien.

HÉCTOR: Voy por ella SALE

BRENDA REVISA CON LA VISTA EL “DEPARTAMENTO”.

PASA EL DEDO SOBRE ALGUN MUEBLE PARA COMPROBAR

LO QUE SUS OJOS VEN.

HÉCTOR REGRESA CON LA CAMISA.

HÉCTOR: Aquí la tienes

BRENDA: Gracias. Oye, para vivir solo, tienes arregladito, ¿eh?

HÉCTOR: Una señora hace el aseo

BRENDA LO MIRA CON PICARIA

HÉCTOR: Por favor, tiene sesenta años

BRENDA: Yo no he dicho nada.

HÉCTOR: En lo que lavas tu blusa, ¿Te preparo algo de beber?

BRENDA: Sí

HÉCTOR: ¿Qué quieres, un ron o un brandy?

BRENDA: Lo mismo que tú, pero ligerita por favor (ENTRA AL BAÑO)

HÉCTOR BUSCA UNOS DISCOS COMPACTOS Y LOS ACOMODA JUNTO AL ESTÉREO. ARREGLA EL SILLÓN. REVISA CON LA VISTA LA “SALA”, HACE UN ADEMAN DE APROBADO Y SE VA A LA “COCINA”.

ESCUCHAMOS RUIDOS DE BOTELLAS

UNA PEQUEÑA PAUSA

HECTOR ENTRA, APENAS Y PISA EL ESCENARIO

HÉCTOR: (GRITA) ¿Con coca o tehuacan?

BRENDA: (EN OFF Y GRITANDO) ¡Cómo sea... pero sin hielo!

HÉCTOR VA A LA “COCINA” Y REGRESA CON LAS BEBIDAS,

SE DETIENE EN EL CENTRO DE ESPALDA AL “BAÑO”

BRENDA SALE DEL “BAÑO” CON LA CAMISA PUESTA

BRENDA: Héctor...

HÉCTOR VOLTEA

BRENDA: ¿Que tal me queda? (REFIRIENDOSE A LA CAMISA)

HÉCTOR: Mejor que a mí

HÉCTOR SE LE ACERCA.

BRENDA DA UNA VUELTA DE 360 SOBRE SU PROPIO EJE.

BRENDA: (SE REPEGA LA CAMISA AL CUERPO) Pero como que me aprieta, ¿No?

HÉCTOR SE LLEVA UN VASO A LA BOCA, LO PRUEBA

Y LE OFRECE EL OTRO.

HÉCTOR: Esta es la tuya.

BRENDA: Gracias

HÉCTOR: Salud

BRENDA: Por los viejos tiempos

CHOCAN LOS VASOS

HÉCTOR BEBE MEDIO VASO

BRENDA SÓLO UN PEQUEÑO SORBO

BRENDA: (GESTICULANDO) Oye, está cargadita, ¿eh?

HECTOR: Sí quieres te preparo otra.

BRENDA: No, así déjala.

CAMINAN HACIA EL SILLÓN

HÉCTOR: ¿Crees que se seque tu blusa?

BRENDA: Sí... y si no... me llevo tu camisa.

SE SIENTAN, CADA UNO OCUPA UN EXTREMO

HÉCTOR: Cuéntame, ¿Terminaste alguna carrera?

BRENDA: Sí, soy Química laboratorista.

HÉCTOR: ¡Ah!, Detective del microscopio. ¿En donde trabajas?

BRENDA: Ya no trabajo. Los niños y la casa...

HÉCTOR: Si hombre, ese es el problema de algunas mujeres.

Después de tanto estudiar, terminan en los quehaceres domésticos.

BRENDA: Momento; Para ser ama de casa se necesita:

maestría en economía, posgrado en psicología, cursos avanzados en enfermería y doctorado en paciencia.

HÉCTOR: Tienes razón. Salud por ellas.

BRENDA BEBE TODO EL CONTENIDO

HÉCTOR SÓLO UN SORBO

BRENDA: (ALZA EL VASO VACÍO) ¡Te gané!

HÉCTOR APRESURADAMENTE BEBE EL RESTO

HÉCTOR: ¡Segundo lugar!

AMBOS RIEN

BRENDA: (ALEGRE) Oye, me siento bien.

HÉCTOR: ¿Acaso estás enferma?

BRENDA: No, pero hace rato me sentía tan insignificante.

HÉCTOR: ¡Por favor! Tú... Insignificante.

BRENDA: Sí... Es más, pensaba que sólo era un esclavo a las ordenes de su amo, que al tronar de sus dedos debía caer de rodillas y *****plir sus ordenes.

HÉCTOR: ¿Y ahora que piensas?

BRENDA: (LEVANTA L VASO VACIO) Que necesito otra.

HÉCTOR: (HACIENDO UNA REVERENCIA) Sus deseos son ordenes,

mi ama.

HÉCTOR AGARRA LOS VASOS Y SALE

BRENDA SE LEVANTA.

VA AL CENTRO. SE ARREGLA LA CAMISA.

EMPIEZA A DESABROCHARSE DEJANDO VER UN POCO DE

BUSTO, PERO SÚBITAMENTE SE LA VUELVE A ABOTONAR

COMO SINTIENDO PUDOR.

HÉCTOR ENTRA CON LOS VASOS LLENOS.

HÉCTOR: Te preparé una más ligera.

BRENDA: Más te vale. (AGARRA EL VASO) ... Salud.

HÉCTOR: Salud.

AMBOS LE DAN UN SORBO

BRENDA: No pensarás emborracharme... ¿o... sí?

HÉCTOR: ¡No, como crees! (HACE LA CRUZ CON LOS DEDOS)

Te lo juro.

(DA OTRO PEQUEÑO SORBO Y SEÑALA HACIA EL ESTÉREO)

Voy a...

BRENDA: ... Sí, por favor.

HÉCTOR DEJA A UN LADO DEL ESTÉRO SU VASO.

BUSCA UN DISCO CON MÚSICA SUAVE-PARA BAILAR MUY JUNTOS-LE DA OTRO SORBO AL VASO, LO DEJA, PONE EL

DISCO COMPACTO.

SE DIRIGE A BRENDA, LE EXTIENDE EL BRAZO INVITANDOLA

A BAILAR.

BRENDA ACEPTA.

SE DIRIGEN AL CENTRO

DEJAMOS EL ESCENARIO CASI A OSCURAS Y SOBRE ELLOS

UNA LUZ CENITAL

AL EMPEZAR A BAILAR ESTARÁN SEPARADOS, PERO CONFORME AVANCE LA CANCIÓN SE IRÁN ACERCANDO HASTA QUE ESTÉN MUY JUNTOS.

SE DETIENE-LA MUSICA SIGUE-SE MIRAN A LOS OJOS Y SUS LABIOS LENTAMENTE SE BUSCAN.

CUANDO SE ENCUENTRAN, SE DAN UN BESO, INICIA SUAVE,

E IRÁ SUBIENDO DE INTENSIDAD CONFORME AVANCE.

NOTA: SI LA MUSICA TERMINA O CAMBIA LA PISTA, NO IMPORTA. ELLOS SIGUEN CON EL BESO.

TERMINA EL BESO, SE SEPARAN UN PASO, BRENDA INTENTA DECIR ALGO.

BRENDA: Héctor, yo...

HÉCTOR: Sssshh

LE PONE UN DEDO EN LA BOCA.

BRENDA LE AGARRA LA MANO Y LE BESA EL DORSO.

HÉCTOR NO LE SUELTA LA MANO, LE REGRESA EL BESO Y

LA LLEVA A SU RECAMARA.

LA LUZ CENITAL SE APAGA Y EL VOLUMEN DEL ESTÉREO SE INCREMENTA.

DEJAMOS LA MUSICA POR UNOS 45 SEGUNDOS.

BRENDA ENTRA.

ENCENDEMOS LAS LUCES.

DETRÁS DE BRENDA ENTRA HÉCTOR-SIN CAMISA,

SIN ZAPATOS-ABROCHANDOSE EL PANTALÓN.

BRENDA: (CON GESTO DE SATISFACCION Y LA CAMISA DESABROCHADA) ¿Ya se habrá secado mi blusa?

HÉCTOR: Voy a ver. (VA AL “BAÑO”)

BRENDA SE RETOCA EL CABELLO FRENTA AL ESPEJO

HÉCTOR REGRESA CON LA BLUSA

HÉCTOR: Le falta poco.

BRENDA: No importa, dámela.

HÉCTOR LE ENSEÑA LA BLUSA

BRENDA SE COLOCA EN POSICIÓN CERRADA, TENIENDO DE FRENTE A HÉCTOR, SE QUITA LA CAMISA Y SE LA DA.

BRENDA: Toma, pontéela

INTERCAMBIAN LAS PRENDAS.

BRENDA COMIENZA A ABOTONARSE LA BLUSA, SE DESPLAZA

A LA DERECHA (DEL ESCENARIO) DEJANDONOS A HÉCTOR DE FRENTE.

HÉCTOR AVANZA HASTA IGUALAR EL PLANO DE BRENDA.

BRENDA SE DESPLAZA POR “ABAJO” DE HÉCTOR,

CUANDO LO A REBASADO POR DOS PASOS, SE DETIENE.

BRENDA: Héctor, tengo cinco años de casada y jamás había tenido

una sensación... tan placentera.

Hubo un momento en que todo el cuerpo... cómo te diré...

deseaba que el tiempo no avanzara, que fuera eterno el

momento... ¡Por Dios!... Lo disfrute.

HÉCTOR: Gracias por el *****plido.

BRENDA CORRE HACIA ÉL, LO ABRAZA Y LE DA UN BESO

BRENDA: Me tengo que ir.

HÉCTOR: ¿Quieres que te acompañe?

BRENDA: Sí, pero sólo hasta donde nos encontramos.

HÉCTOR: Así será. Deja voy por unos zapatos SALE

BRENDA CAMINA HASTA EL CENTRO Y REMEDA A SU ESPOSO

BRENDA: “Que cosa buena te puede pasar por las espinacas”...

(RÍE) ja, ja, ja... Si supieras.

HÉCTOR ENTRA

HÉCTOR: ¿Me hablas?

BRENDA: No, no... Pensaba en voz alta.

HÉCTOR: ¿Y se puede saber que pensabas?

BRENDA SACA DE LA BOLSA DE SU PANTALON LA TARJETA DE PRESENTACION QUE HÉCTOR LE DIO.

BRENDA: Que debo de guardar muy bien tu tarjeta

(LA GUARDA)

SARCASTICA... TRAVIESA... CON GUSTO. SE ACAERCA A HÉCTOR.

BRENDA: (CONT) Porque no sé... cuando vuelva a preparar espinacas.

HÉCTOR: ¡qué!

BRENDA: Nada, olvídalo. (LO TOMA DEL BRAZO) ¿Nos vamos?

SALEN

T E L Ó N

...