Crisis Japan Inc.

La crisis de Japan Inc.

De ser un país sub-desarrollado después de la Segunda Guerra mundial hoy Japón está dentro de las primeras cinco potencias económicas del mundo, la forma de hacerlo ha sido envidiada y catalogada como el “milagro japonés”, hasta ser estudiado como un ejemplo.

En una lógica económica actual es coherente buscar tener lazos con Japón y así ser parte de la bonanza que han logrado crear y establecer en su nación, en sectores tan importantes como el industrial, aprovechándose en un sentido nacionalista, en favor del propio país.

De manera distinta, pensar en adoptar el modelo económico, copiando medidas industriales, fiscales o laborales, suena plausible. Solamente sería necesario adecuarlo al Estado que tena la intención de mejorar su economía y aplicarlo paso a paso, como una receta de cocina.

Pero a pesar del gran auge alcanzado, además de los logros por parte de Japón, no es una solución que se pueda dar a problemas tan complejos como lo es la economía de un país. Incluso Japón a pesar del sistema estatal creado meticulosamente ha sido vulnerable a las crisis inherentes del capitalismo que se vive hoy, prueba de ello es la crisis inmobiliaria de los noventa^[1].

Desde esa crisis que, con medidas inteligentes y planeadas de acuerdo a la situación, se ha logrado superar, suscitó un punto de inflexión; en donde el estado de cosas se decide por una mutación en busca de conservar los logros alcanzados o una separación y abandono de las antiguas medidas estatales.

La restauración se organizó con base a los zaibatsu, grandes conglomerados de empresas que constituyen monopolios y que se distribuyen en filiales o empresas medianas. Esta organización la tiene a cargo el Ministerio de Comercio Internacional y de la Industria (MITI por sus siglas en inglés), mediante negociaciones, presiones o sugerencias a la administración de los zaibatsu, dirigen a la industria de manera pragmática para conseguir los resultados más beneficiosos. En caso de la desobediencia por parte de un zaibatsu sobreviene un castigo - o una venganza- por no acatar las resoluciones del MITI.

Además del MITI, el Ministerio de Hacienda (MOF) otorga las facilidades y distribuye las inversiones a los puntos estratégicos donde lo consideren les dará mejor resultados, principalmente al sector de tecnología, exportación e investigación.

Con estos mecanismos dirigiendo a la industria del país, con el apoyo del Estado al sector privado, a Japón se le ha  acusado en repetidas ocasiones de malas prácticas económicas y desleales, como el dumping (por parte de EUA y Europa), por la articulación de cárteles para la exportación que beneficia a sus productos.

En contraposición a esta organización, entre el MITI y el MOF, se encuentra la Comisión Japonesa de Comercio Leal (JFTC) que es la responsable de la regulación antitrust diseñada por EUA después de la ocupación. El JFTC en los últimos años ha logrado victorias al desarticular  cárteles económicos y protegiendo a los medianos productores de los zaibatsu.

Para luchar contra los monopolios, el JFTC tiene la acción judicial primero con las apelaciones ante los Juzgados de Distrito y, en caso de no funcionar continúan a la Suprema Corte. Muy pocas veces se logra por parte de la JFTC una victoria de magnitud importante en las apelaciones, ya que se les prefiere proteger a los zaibatsu.

De esta manera, la economía japonesa en la industria en determinadas áreas donde son líderes en la competencia, la cual al organizarse en grandes conglomerados dirigidos con mano de hierro, para después exportar sus productos, ha dado como resultado un mercado al que es difícil entrar en competencia contra los grandes monopolios.

Pero actualmente la incidencia del mercado internacional ha generado una presión dirigida a combatir los monopolios japoneses y a las prácticas totalizadoras del mercado japonés. A pesar de ser la tercera potencia industrial del mundo^[2] Japón descuido otros sectores económicos importantes, como es el caso de la banca, y que es el siguiente punto a analizar.

Los japoneses, como trabajadores en su conjunto, ahorran grandes cantidades de dinero llegando a representar el 20% del Producto Nacional tan solo en cuentas de ahorro. Esto es posible gracias a las condiciones que las medidas fiscales permiten que se genere esta cantidad de capital, porque las aportaciones de impuestos son proporcionales al salario que se gana^[3] y, protegiendo productos y mercados de la inversión extranjera.

Un problema en occidente que se presenta en occidente cuando es busca inversión es encontrar un banco que otorgue un crédito, pues para esto se tiene que demostrar la viabilidad del proyecto o una forma de cumplimiento en el pago; algo que en Japón pasa a ser un problema de segundo término. Los keiretsu, asociaciones informales por las cuales la iniciativa privada trata de organizar el mercado sin violar en apariencia la legislación contra monopolios, cuentan con bancos adheridos a los zaibatsu que otorgan el dinero necesario para el mejoramiento de la industria o el de la investigación y desarrollo.

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