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Desarrolo Moral, Etica y Valores..


Enviado por   •  23 de Enero de 2017  •  Ensayos  •  2.637 Palabras (11 Páginas)  •  732 Visitas

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Desarrollo Moral, Ético y Valores

4.1 Ética De acuerdo con el acercamiento al significado de lo expresado por el grupo informante, los profesionales en Orientación tienen que atender dos aspectos, el primero en relación a ellos mismos como personas; y el segundo a ellos como profesionales. En cualquiera de los dos, lo que antecede a las actitudes que éstos muestren, son los valores. El primero, significa la orientación conductual de la persona, respecto a qué atenerse y cómo comportarse con relación a sí mismo, a los demás, a las normas de convivencia de la vida cotidiana; así como conducirse en la vida social institucional, (Montero, 1999). 97 El segundo, consiste en analizar responsablemente cuál es la ética y cuáles son los valores que deben sustentar y conformar la relación de orientación, ya que una meta de ésta es la reintegración del ser humano y claridad de su sentido de vida. Por su parte Martínez (s.f.), propone como los valores que deben orientar una conducta ética, la libertad y la responsabilidad del ser humano, con acciones guiadas por otros valores tales como: verdad, bondad y unidad. La Verdad Esta consiste en aceptar la realidad tal cual es, no en querer cambiarla. En todo proceso de orientación la relación se basa en aceptar a la persona sin juicios ni evaluaciones. Ser respetuoso, velar por la integridad física y mental de las personas y tener como emblema la confidencialidad. Sentirse libre y responsable de su accionar para poder así mostrarse, ante su entorno, con autenticidad. La Bondad El dominio y claridad que posea todo profesional, en la conceptuación de ser humano, determina la respuesta orientadora para quien orienta. Tratarla con confianza, respeto y actitud genuina. La Unidad El individuo es una unidad en sí mismo y a la vez uno con todo lo que le rodea. Es una unidad en armonía que debe integrar y trascender el opuesto, es decir la división ilusoria entre el “yo-no yo”, entre el yo real y el yo ideal, e integrar la totalidad natural del ser con su entorno, con el medio ambiente inmediato para vivir más acorde con sus principios morales y de esta manera asumir responsabilidad para con él y para con su quehacer profesional en relación con los demás. La estructura ética de la persona implica, según Galdona, el desarrollo de una serie de contenidos que deberán ser definidos con responsabilidad y competencia por parte de ella misma. La práctica constante de estos principios podrán guiar hacia un mayor autoconocimiento, desarrollo personal y desarrollo profesional ético. Para Martínez (s.f.), la ética es la praxis de hacernos mutuamente personas en la historia, lo que equivale a aprehender certezas a partir de la experiencia crí- ticamente analizada y así poder crear no solo escalas de valor, sino validación de las conductas. Lo anterior coincide con algunos principios formadores para este profesional como son la reflexión, el análisis y la crítica constructiva conducente a un mayor crecimiento emocional. Y no olvidarse, menciona Abarca (1991), que el profesional en Orientación para realizar su trabajo eficientemente, necesita formación en ética que lo conduzca al desarrollo de destrezas para el análisis de dilemas éticos, ya que éstos se le presentarán en cualquier momento y los tendrá que atender. La reflexión continua, desde su propia experiencia, es una necesidad imperante para desarrollar las habilidades y destrezas necesarias, que lo conduzcan al análisis personal de sus propias conductas. Y como segundo aspecto Martínez (s.f.) refiere, a lo que significa orientar éticamente: “conocer principios morales, y buenos valores y lo que la sociedad piensa sobre ésta, para poder entender y ayudar a los orientados”, por medio de una acción orientadora digna y acorde con las nuevas realidades sociales. La acción orientadora y a la vez educativa, tiene como objetivo la búsqueda de la realización del ser humano, la cual se concibe y se desarrolla en y desde la propia historia personal, con situaciones definidas, concretas y puntuales, para lo cual se hace necesario: 1. Ayudar a cada persona a descubrir y asumir el propio sentido de su vida. Revista Educación 28(2), 2004 98 Revista Educación 28(2), 2004 Fomentar la capacidad para autocontrolar la conducta. 2. Ayudar a cada persona a descubrir y desarrollar al máximo posible todas sus potencialidades de crecimiento en forma armónica e integral: Capacidad para entenderse desde una perspectiva global, unificadora y saludable. 3. Ayudar a cada persona a desarrollar competencias para relacionarse adecuadamente con el ambiente: Capacidad para comprender los códigos lingüísticos, comunicacionales y legales que se plantean en la interacción social. Para Vigotsky es a partir de la comunicación que la persona desarrolla su capacidad de razonamiento, y para Gordillo (1992:71) “El proceso de enseñanza que se sigue para lograr esta habilidad de pensar éticamente es el mismo de la metodología científica o del aprendizaje de destrezas de solución de problemas matemáticos. La clave de la educación moral es, por tanto saber pensar bien.” Durante la formación profesional en Orientación se induce al estudiante como ser humano, a desarrollar procesos emocionales y cognitivos de pensamiento y análisis crítico sobre ellos mismos, se inducen a ser partícipes activos y conscientes de la revisión y construcción de su propio desarrollo moral individual para que también logren comprender su contexto y de manera adecuada, sana y favorable para que ellos puedan reaprender y transformarse. En la práctica de Orientación no se debe olvidar, tal como lo afirma Abarca (1991:100) que, “Al desempeñar su trabajo en relación directa con seres humanos, el orientador tiene responsabilidades éticas y legales y en caso de no cumplirlas, puede enfrentar juicios por negligencia profesional, con la consiguiente pérdida de prestigio profesional”. De ahí la importancia de estimular en las personas el desarrollo del pensamiento y el análisis reflexivo de diversos dilemas morales, que aumente las competencias de los futuros profesionales para enfrentarse con estas responsabilidades.

 4.2 Desarrollo moral La construcción de la personalidad moral, metafóricamente relacionada con un árbol, se puede describir como: la moral es la base, la raíz del árbol, se refiere a los principios que rigen una sociedad; luego viene el tronco que representa los valores aprendidos socialmente deseables, y por lo tanto, aquellos que se transmiten entre generaciones; y las ramas, visualizadas como las actitudes, es decir las conductas éticas que muestran individualmente las personas. Con la anterior metáfora se explica la integración y congruencia existente entre los tres componentes: raíz, tronco y ramas o lo que es lo mismo: moral, valores y actitudes. Sin embargo, esa raíz sólo se establece, a medida que la persona desarrolla la capacidad de juicio crítico, comprensión, autocontrol y autorregulación. De esta manera puede decidir aquellos valores con que desea dirigir su propia vida, valores acordes y aceptados primero por ella misma, luego por el entorno y la sociedad en que se desenvuelve. También Montero (2001) señala que es un paso cíclico de la moral social a la individual y viceversa, en donde la comunicación se convierte en el medio directo a partir de la cual la persona desarrolla sus capacidades de razonamiento, juicio moral y análisis crítico de modelos dados. Los modelos se toman principalmente por medio de la conducta mostrada por las figuras representativas o de autoridad cercanas, en donde el lenguaje y la comunicación son inevitables. No obstante, para encontrar lo cierto y verdadero de la conciencia moral es necesario desarrollar la búsqueda de certezas 99 desde una perspectiva moral. A la persona le resulta imprescindible saber lo que objetivamente es bueno y lo que es malo; sin esta certeza la persona quedará desorientada y con incapacidad estructural para tomar decisiones responsables. Lo anterior se reafirma con Kolhberg, (1992) ya que para este autor, la conciencia moral individual y autónoma se basa en el aspecto cognitivo a partir del razonamiento y el juicio moral propio del individuo. El desarrollo moral implica una estrecha relación entre juicio moral y conducta, (Kolhberg, 1992). Es por esto que en el paso de la moral social a la individual es necesario analizar el papel de la comunicación que se produce entre un adulto y un menor, padre-niño; maestro-alumno, dentro de una realidad institucional o social compartida temporalmente. No siempre el menor comprende la definición o mensaje del adulto, pero por el tipo de relación que se establece, éste lo da por sentado. Bajo un adecuado proceso de construcción; la libertad, autonomía y moral debieran estar presentes para encontrar formas óptimas de comunicación con los más jóvenes, donde puedan compartirse los significados como única forma de lograr comprensión, evitando intersubjetividad entre los implicados primarios de la educación moral. Como puede verse se hace notar la moral como un suceso social porque no puede practicarse en soledad, Abarca y Vargas, (1993). De ahí la importancia de cuidar los comportamientos y las actitudes mostradas en la convivencia cotidiana, principalmente dentro de los ambientes educativos, o que competen a todo profesional. Según Abarca y Vargas (1993), para Durkheim la moral es social porque además está basada en factores afectivos. Se considera que para un desarrollo social satisfactorio, se requiere de un contacto adecuado con los iguales, seguridad en sí mismo y comprobar la conducta por medio de las relaciones sociales, éstas deben contener afectividad para que se produzcan, tal como lo afirma Cabello (1999:36): “La acción formadora desde la moral supone el acompañar permanentemente al individuo en su proceso de crecimiento en un contexto interpersonal y social, en donde introyecte a través de la vivencia concreta, de la observación de otros legítimos y de su propio actuar, los valores que se espera sustenten su desarrollo personal y comunitario”. Otro aspecto a rescatar en lo que concierne al desarrollo moral es el enfoque lingüístico que está tomando auge en estos últimos tiempos, en que la juventud posee su propio lenguaje. Este no siempre es entendido y comprendido por las personas adultas, aunque sea utilizado y transmitido en aquellos ambientes en que esté presente la juventud, por lo que llega a imperar la norma por repetición, convirtiéndose así en conductas comunicacionales propias de lo que se ha insistido en llamar, pérdida de valores y no transformación social. El desarrollar habilidades de comunicación, de respetuosa percepción, y mostrar actitudes que faciliten la sana interrelación con otros; desde un ético desempeño profesional, también enseña otros valores para esa sociedad en transformación.

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