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El Diseño Organizacional Estratégico


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2023  •  Resúmenes  •  3.893 Palabras (16 Páginas)  •  32 Visitas

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Actividad 02

El Diseño Organizacional Estratégico

Nombre del Alumno: 

Aran Isaac Ruiz Alvarez

Matrícula: 

180300

Nombre de la Profesora:

Dra. Elsie Hidalgo Diaz

Materia:  

Teoría de los Sistemas Organizacionales

Grupo:

I127

Fecha de entrega:

10/06/2023 Cul. Sin.

A)   Menciona el nombre de la empresa, una breve reseña histórica, ubicación, su principal giro.

Historia de Grupo Coppel

En 1939 a 1980 el fundador de Coppel fue don Enrique Coppel Tamayo. Nació en Mazatlán, Sinaloa. Al terminar la primaria, trabajó tres años en una imprenta y en 1939, a la edad de 17 años, abrió su primera tienda llamada “El Regalo”. Su madre le aportó el capital inicial de $5,000 pesos, producto de la herencia de una tía. Al principio vendía cristalería, pañuelos y artículos para regalo. Sus dos hermanas le ayudaban, y su hermano, quien trabajaba en un banco, era el contador. Se acostumbraba en esos tiempos que los clientes decían “apártemelo”, y don Enrique, en una bicicleta se encargaba de ir a cobrar los vales.

A los 2 o 3 años una tía lo invitó a ir a Culiacán a poner ahí una tienda igual. Se estaba construyendo la primera presa del estado y se iba a abrir al riego una gran superficie, por lo que se esperaba mucha prosperidad. Así, don Enrique fue a Culiacán, rentó un local por la calle Rosales e inició su segunda tienda. Antes todo lo que vendía se lo enviaban de México, pero estando aquí empezó a ir hasta Dallas, Texas a comprar mercancía. Le fue bien en esta segunda tienda y se quedó a vivir en Culiacán. Cerró la tienda de Mazatlán, pues no la podía atender bien. En 1947 se casó y dos años después invitó a su padre, don Luis, a que le ayudara con la tienda ya que le iba muy bien. Don Luis fue comerciante toda su vida, trabajó en una casa alemana en Mazatlán, era muy buen administrador y su orden le ayudó mucho.

La tienda de Culiacán vendió al principio regalos, después ultramarinos (latas, comestibles, fruta, jamones, etc.) hasta tortas, que entregaba a las oficinas personalmente. Un tiempo la tienda se habilitó como imprenta y luego vendió equipos de oficina marca Remington. Hasta entonces el crédito que daba era de un mes, pero con la distribución de los radios Philco empezó a dar un año, mismo que le daba el fabricante. Luego, con el mismo sistema de abonos, empezó a vender relojes Haste y Steelco, bicicletas y muebles, los cuales recibía por tren de México y Guadalajara.

Se cambió a un local un poco más amplio por la calle Ángel Flores, cerca de Catedral. A los años, decidió remodelarlo y rentó por mientras otro local por la misma calle, a dos cuadras. Pero en tanto que realizaba los arreglos a su local, se dio cuenta de que el local nuevo vendía bien y tenía muchos clientes nuevos, así que, haciendo caso a su clientela, decidió quedarse con las dos tiendas.

Dice don Enrique que él se fijaba mucho en la competencia; los observaba y les copiaba muchas cosas que hacían bien, y así fue mejorando su negocio. Luego abrió una tercera y cuarta tienda hasta llegar a siete en la misma ciudad. Sentía que, si ahí había mercado y cosas por mejorar para atender a su clientela, no necesitaba abrir en otra ciudad. Además, cada tienda le traía una clientela nueva.

Al principio le daba crédito a los conocidos, luego a los no tan conocidos. Con el tiempo a todo mundo. Se dio cuenta de que la gente de menos recursos pagaba mejor y era más agradecida que la clase alta, así que se enfocó cada vez más en este mercado. Muy rara vez usaba a un abogado para cobrar una cuenta. Normalmente, si alguno no podía pagar, le pedía el artículo de vuelta. Se usaba que todos dieran aval, pero el aval nunca pagaba, solo ayudaba a localizar al cliente en caso de que se extraviara.

La gente de escasos recursos pagaba bien, era más cumplida y responsable; aún así, nadie le daba crédito. Entonces se convertían en sus clientes de crédito de por vida, ya que les era muy difícil ahorrar para comprar de contado. La disciplina del ahorro era escasa. Don Enrique no pedía requisitos, confiaba en las personas y probaba a ver si pagaban bien.

Don Enrique disfrutaba mucho de su trabajo, el detalle al acomodar, las pláticas con los vendedores, con los proveedores, ponía mucho esmero en la limpieza. Su férrea disciplina y estrategia lo llevaron a crecer a un ritmo acelerado, pero la falta de financiamiento lo limitaba; ese fue su gran problema muchos años. Los banqueros eran muy duros. Veían que el negocio tenía gran potencial de crecimiento en ventas, pero aun así lo limitaban.

Con el tiempo fue creando unos ahorros y llegó después de muchos años a no deber. Dice que eso lo hizo muy feliz. En 1970 ya era el principal mueblero de la ciudad y decidió incursionar en la ropa. Diseñaron un sistema muy novedoso, que prácticamente es el mismo hasta la fecha. Dieron tarjetas de crédito a los clientes usando computadoras PC para llevar el control (fue de los primeros en el mundo en hacerlo) y abrieron en la tienda 2 la primera tienda de ropa de Coppel. Con los años se fueron ampliando las demás tiendas para venta de ropa.

Don Enrique es una persona muy disciplinada, trabajadora, muy recta, muy consciente y es muy sensato. Con base en el esfuerzo y sacrificio creó los cimientos del negocio. Una de sus cualidades más destacadas es su guerra contra la soberbia. Siempre está en guardia. Nunca se ha creído más, ni se ha “sentado en sus laureles”, ni presume, ni deja que presuman. Para él las cosas nunca son perfectas, siempre les falta algo, siempre se pueden hacer mejor, pero hay que buscarlo todos los días, todos los meses, todos los años.

En el año 1980 AL 2000 En 1981 don Enrique decide pasar la propiedad y el mando del negocio a sus hijos. Decisión sumamente difícil, pero acertada. Nombró a su hijo Enrique Director, quién ya venía trabajando en Coppel desde 1970. Con el apoyo de sus hermanos, Enrique inicia el crecimiento. En 1980 Coppel tenía 11 tiendas; para 1990 ya tenía 30 tiendas; y para el 2000 ya eran más de 100. La situación del país en esos 20 años fue muy cambiante; iba de crisis en crisis, lo cual afectaba tremendamente al negocio. Pero gracias a los cimientos que dejó don Enrique y a la estrategia del nuevo director, el negocio progresa a pesar de las adversidades. Pero también gracias al equipo de personas que formaban la empresa. Al principio de los ochenta no había seguridad ni experiencia en el éxito del concepto Coppel en nuevas ciudades.  Primero se probó en ciudades chicas, después en medianas y hasta los noventa en ciudades grandes. Afortunadamente hubo muy buena aceptación.

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