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Tengo Miedo Torero


Enviado por   •  15 de Junio de 2015  •  1.191 Palabras (5 Páginas)  •  166 Visitas

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a de Lemebel se publica después de diez años de recuperada la democracia en Chile, instalando la fábula en un momento crucial para el devenir político del país. Las primeras protestas organizadas por la oposición en contra de la dictadura, el clima asfixiante de las bombas lacrimógenas en el centro de Santiago, el atentado en contra de Pinochet y otros hechos constituyen el trasfondo histórico sobre el cual se afirma la identidad tránsfuga del revolucionario y la sexualidad mórbida del sexo herético. El año de publicación de Tengo miedo torero también es significativo; el comienzo del siglo XXI enmarca una visión de mundo fragmentaria, fracturada e inestable que astilla la monotonía blanquinegra del Logos falocéntrico. En este escenario, la novela es algo más que la memoria obstinada de un segmento temporal o la mirada exorcista que congela el pasado reciente. Es más bien una vuelta al revés de los relatos maestros del siglo XX, resquebrajados ya por la irrupción de un sujeto femenino, por la proliferación de discursos periféricos, por una escritura atravesada por una multiplicidad de voces y por nuevos modos de ficción que ya no tienen lugar en el discurso de un sujeto único.

Las dos perspectivas que nos ofrece Lemebel en esta historia de dos caras, nos permite reconstruir la fibra íntima que hay detrás de los hechos que se nos presentan como “la historia oficial” tras el atentado a Augusto Pinochet, donde por medio de la relación amorosa que surge entre el homosexual y el joven que se juega la vida por el derrocamiento del dictador, en medio de las protestas fielmente retratadas por la radio Cooperativa, en el cual la narrativa irónica y cursi de Lemebel nos transporta a lo que pudo ser el momento definitivo para el fin de la ocupación militar, el puente entre ambos mundos no es otra que la Loca del frente, melancólica y enamorada, olvidamos su homosexualidad porque el autor nos hechiza con este personaje noble, que independiente de su entorno socio cultural nos muestra que el amor se alza y es posible aún cuando todo esté en contra.

Tengo miedo torero es una novela que por sobre cualquier aspiración ideológica nos

regala una exquisita historia de amor, de humanidad y de abnegación.

Es 1986 y en las calles de Santiago las protestas y las barricadas mantienen en vilo a sus ciudadanos. Las protestas callejeras contra la dictadura de Augusto Pinochet se agudizan y se endurecen marcando el pulso de una sociedad que empieza, cada vez con más fuerza, a alzar la voz contra la represión y las atrocidades del régimen militar. Tiempos violentos, dramáticos, cargados de atropellos y brutalidades en los que, poco a poco y desde los distintos sectores sociales, los chilenos se fueron poniendo de pie para exigir su derecho a cambiar la historia. El escenario es exactamente el del año que pudo ser decisivo pero no lo fue: las protestas, los neumáticos humeando en las calles de la capital, los apagones; los boleros, rancheras y baladas de la época; Pinochet lidiando en la intimidad con sus fantasmas y sus inquietudes, y con una Lucía encaprichada con los últimos Modelos de Nina Ricci; y en medio de esa batahola…la Loca del Frente.

La Locadel Frente es la denominación del personaje clave de la novela. Los motivos para llegar a ser bautizada así se multiplican polisémicamente. Por un lado, la palabrafr ente remite al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, integrado por los rebeldes que actúan contra el gobierno tiránico de Augusto Pinochet. Por otro, alude también al tratamiento irónico que recibe el personaje de parte de su madre simbólica, el homosexual llamado "la Rana"

la Loca del Frente, así le llaman a este homosexual maduro, ex travesti, con poco pelo y sin dientes, que vive su vida ajena a contingencias políticas, escuchando canciones romanticonas como “Tengo miedo, torero, tengo miedo que en la tarde tu risa flote” de Sara Montiel. La Loca del Frente que vive sumergido en la irrealidad de un remanso construido entre boleros y mantones de Manila, ve su vida trastocarse y retorcerse cuando conoce a un joven insurgente implicado en la organización del atentado contra el dictador, y se enamora perdidamente de él. Un personaje a la vez grotesco y afectuoso que al paso de las páginas va enamorando también al lector y que sirve a Lemebel para .. dibujara ese amplio sector de la sociedad chilena que hasta ese momento, subyugado por las dificultades de la precariedad y de la supervivencia, no alcanzaba a vislumbrar en su total dimensión el terror y la iniquidad con que su país estaba siendo gobernado.

Así, mediante su estilo de frases recargadas, su ácida ironía y su descontrolada tendencia a la adjetivización, Lemebel va construyendo la crónica de esos días difíciles sin caer en el panfleto ni manosear los hechos históricos con cursilerías políticas o discursos sobre el castigo o la reconciliación. De esta manera, cuando recrea el clima de violencia e inseguridad de las calles de Santiago, cuando habla de los toques de queda o del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (el movimiento de insurgencia que encabezó la lucha armada contra el régimen de Pinochet), incluso, cuando juega a caricaturizar al dictador y a su esposa obsesionada por sus sombreros y vestidos mientras él se revuelca en la cama víctima de feroces pesadillas, no lo hace más que para configurar el telón de fondo de una historia más simple pero, al mismo tiempo, provista de una enorme y emotiva profundidad.

Situada en el Chile de los ochenta donde Pinochet era rey y señor, la novela de Pedro Lemebel es una novela escrita por un travestí, el personaje principal es uno travestí: La loca de en Frente, quien se enamora perdidamente de un joven revolucionario que lucha desde la clandestinidad contra la tirana dictadura de Pinochet, llamado únicamente como Carlos.

Carlos el otro personaje principal, es un muchacho revolucionario sin prejuicios que se deja enamorar por La Loca de en Frente, quien para ello van hilvanando detalles con tal de enamorar a su querido niño, como para mencionar uno de ellos: La loca de en Frete le celebra el natalicio del muchacho a la manera cubana, creyendo así agradarle –por que el sueño de Carlos es ir a vivir a Cuba-, de modo que siguiendo los reglamentos de la celebración cubana invita a todos los niños del barrio a su casa, en donde esperaran a Carlos, en esta parte de la historia el irreverente Lemebel le da paso a una desconocida ternura hasta esa altura de la novela, al describir el comportamiento de los niños y los de su madre; todos de clase baja.

La novela esta apoyada en su construcción en los boletines de prensa, que La Loca de en Frente escucha de la emisora Radio Cooperativa, en donde se va enterando de lo que acontece en ese mundo ajeno para él/ella, que mas delante de “Tengo Miedo Torero” formará parte preponderante. Un personaje tan bien perfilado resulta La Loca de en Frente, que el lector llega olvidarse que se trata de un hombre, salvo cuando entre los mismos travestís llegan a pelearse y sacan, a modo de ofensa, su masculinidad. “

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