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ACTITUD POSITIVA EN EL TRABAJO DE AULA


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2013  •  1.381 Palabras (6 Páginas)  •  541 Visitas

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Actitud positiva en el trabajo en el aula: Áreas de oportunidad y Fortalezas

Introducción

La Real Academia Española menciona tres definiciones para la palabra Actitud, sin embargo, para el presente ensayo considero únicamente la siguiente: “Disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno.”

De esta forma, entiendo por Actitud Positiva la disposición que una persona, decidida y conscientemente, ha tomado para enfrentar algunas situaciones de su vida cotidiana o, incluso, su existencia general.

La persona con dicha actitud explota al máximo sus capacidades para solucionar las dificultades que se le presenten; se concentra en aquello que sí tiene. Desde luego, dicha postura mental brinda altas posibilidades de mantener una salud psíquica y fomenta la sensación de bienestar.

El ámbito laboral es uno de los espacios más importantes donde el ser humano se desarrolla: todos los días se le dedican horas presenciales y, posteriormente, la mayor parte de nuestras actividades giran o dependen de él; de igual forma, factores tales como economía, satisfacción personal, estado emocional, etc. se ven influenciados por el trabajo que se desempeña; por ello, considero de suma importancia buscar en nosotros mismos una motivación que nos brinde la energía requerida para poder con las vicisitudes del día a día y lograr que nuestro desempeño, por lo menos, sea satisfactorio.

Así como la motivación o falta de ella influye en las formas de realizar nuestro trabajo como docentes, es relevante reconocer que las actitudes de nuestros alumnos influirán en su aprendizaje de manera decisiva. Aquí radica la importancia de conocer a nuestros alumnos, identificar las actitudes que potencian u obstaculizan su aprendizaje y planificar actividades donde se favorezca el desarrollo de una actitud positiva, tanto del docente como del alumno.

Para dar inicio a este ensayo, me permito darme el tiempo suficiente de responder a la pregunta, ¿qué características tenían los maestros que me dejaron algún aprendizaje importante?

Recuerdo mis días en prescolar, repaso mis años por la primaria, por la secundaria; posteriormente, mi ingreso y estadía en la preparatoria; la dificultad para elegir una carrera y, finalmente, la licenciatura y ahí me detengo. Los profesores que me dejaron una huella positiva, los maestros que me dieron aprendizajes trascendentales, tenían en común estar interesados en mi como persona, no en mi como un número o un estorbo o un resultado que le traería, sumado a otros tantos resultados, después, un ingreso en su nómina; varios de estos profesores, incluso, tuvieron la generosidad, ahora lo veo, de regalarme de su tiempo después de terminadas las clases para platicar, para regularizarme o para hablar con mis papás.

Estos maestros, pocos he de decirlo, eran personas a las que se les veía frecuentemente sonriendo y bien vestidas; disfrutando de convivir con sus compañeros, con sus alumnos; estaban en constante movimiento, eran puntuales y daban la impresión de estar llenas de energía. Sus clases eran entretenidas, variadas y resultaban ser un reto atractivo porque, muchas veces, el grado de dificultad era alto.

Con agrado recuerdo a mi maestro de Matemáticas de primer grado de secundaria que dedicaba sus tardes a regularizar a todos los que íbamos atrasados y cómo, sólo por no fallarle y evitarme esa vergüenza, acudía puntualmente y repasaba sus ejercicios con disciplina aunque fuera una materia que detestara.

Estos maestros amaban su vocación de enseñar y la hacían notar sin permitirse que la documentación, la indisciplina, el bajo sueldo, las negligencias de los directivos o demás circunstancias los alejaran de su misión.

Parto de esta reflexión pues considero que me ayuda a identificar mi propia visión de lo que es un maestro con actitud positiva y recapacitó en: así como ellos influyeron en mi, ahora yo influyo en los chicos de mi secundaria.

De dicha remembranza también abstraigo la idea de que la relación del docente con su alumnado es uno de los principales determinantes de su aprendizaje.

En mi labor algo que me ha dado buenos resultados es el mantener una opinión positiva de cada uno de los niños a pesar de si se trata del peor portado. Cada alumno se merece mi respeto y consideración por el simple hecho de ser personas. Dado el caso, es importante

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