PEDAGOGIA Y RESILIENCIA

“La resiliencia no es ni una vacuna contra el sufrimiento, ni un estado

adquirido e inmutable, sino un proceso,

un camino que es preciso recorrer

La escuela es en esencia el territorio de aprendizaje del ser humano, el

espacio en el que las y los niños se contrastan unos con otros para dar

camino a la construcción de la personalidad, de la diversidad, de la

ciudadanía. Se convierte en un nicho donde todas y todos se desligan del

primer vínculo afectivo para dar cabida a la creación de relaciones externas

y que se constituyen en pilar fundamental de la vida de todo ser humano, en

este espacio los y las docentes, los y las estudiantes encuentran la

respuesta a preguntas académicas y socioculturales, pero también se topan

con la difícil tarea de aceptar la diferencia y sobre todo de abrir las

puertas a un nuevo mundo pintado de dimensiones que pueden guiar y

configurar el desarrollo del potencial creador de una comunidad o sociedad

(Llamas, 2002).

Es así como en las aulas y en los diferentes espacios que integran la

institución educativa, se da rienda suelta a lo que somos y lo que queremos

ser. Los y las estudiantes apoyados por los y las docentes descifran

diferentes códigos que les dan la posibilidad de moverse en el mundo actual,

siendo personajes principales de la elaboración de su propio estar en este

mundo.

En este proceso de construcción del ser humano, el modelo de Resiliencia

tiene una variedad de palabras para decir. Tal como lo dicen María Cristina

Oliva y Aldo Pagliari(2004), “La resiliencia…cambia el punto de partida del

camino, desconstruye el sujeto imaginario que las diferentes teorías de

aprendizaje establecen como “modelo” de alumno ideal, permite construir

subjetividad desde una posición realista del alumno con el que trabajamos,

brinda una herramienta de análisis que nos introduce en la vincularidad”.

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