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Autoestima E Inteligencia Emocional


Enviado por   •  10 de Agosto de 2014  •  9.464 Palabras (38 Páginas)  •  448 Visitas

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CAPÍTULO I

LA AUTOESTIMA

1.1. DEFINICIONES:

La autoestima es una actitud hacia uno mismo, es la forma habitual de pensar, amar, sentir y comportarse consigo mismo.

Según William James (1963), juzga que lo que sentimos con respecto a nosotros mismos en este mundo depende de lo que apostemos ser y hacer. La autoestima está determinada por la proporción entre nuestra realidad y nuestras supuestas potencialidades; una fracción en la cual el denominador son nuestras pretensiones y el numerador nuestro éxito. Si “autoestima equivale a éxito dividido por pretensiones”, entonces, como señala James, puede protegerla aumentando el propio éxito o bajando las propias pretensiones. Significa que una persona que no aspira a nada, ni en el trabajo ni en su vida tiene autoestima con índice negativo.

A. Morris Rosenberg (1965): “Por autoestima entendemos la evaluación que efectúa y mantiene comúnmente el individuo en referencia a sí mismo: expresa una actitud de aprobación o desaprobación”.

Stanley Coopersmith (1967), define a la Autoestima, “como la evaluación que una persona hace y comúnmente mantiene con respecto a sí mismo. Es una experiencia subjetiva que el individuo transmite a otros mediante informes verbales o mediante la conducta abierta”.

Nathaniel Branden (1969), la considera como el componente evaluativo del sí mismo, otorgándole dos características afectivas: sentimientos de capacidad y de valía personal. Constituye la suma integrada de autoconfianza y autorrespeto.

Wells y Marwell (1976), concluyen que la autoestima puede verse como una función o componente de la personalidad, ó sea que la autoestima está vinculada a la motivación y autorregulación.

Craig (1983) considera que para el desarrollo de la personalidad, una de las consideraciones centrales es la necesidad de conservar un sentimiento positivo de la Autoestima ya que influye decisivamente, en todo el proceso de maduración determina quienes somos, lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, lo que hacemos y podemos llegar a ser.

Para Rogers (1984), la autoestima constituye el núcleo básico de la personalidad.

Bednar (1989) dice “definimos la autoestima como un sentido subjetivo y duradero de autoaprobación realista. Refleja cómo percibe y valora el individuo el seft en sus niveles más fundamentales de experiencia psicológica. Fundamentalmente, pues la autoestima es un sentido duradero y afectivo del valor personal basado en auto-percepciones exactas”.

Smelser (1989). “disponemos de una percepción bastante firme de lo que significa el término autoestima, tal y como se revela mediante nuestra propia introspección y la observación de la conducta ajena. Pero cuesta mucho expresar tal comprensión en términos precisos”.

McKay y Fanning (1991) expresan que “… es esencial para la supervivencia psicológica. Es un sine qua non emocional. Sin cierta dosis de autoestima, la vida puede resultar enormemente penosa, haciendo imposible la satisfacción de muchas necesidades básicas”. También refieren que para el niño pequeño los padres son todo el mundo “la fuente de comportamiento y seguridad, la protección de los temores y el dolor … de su sonrisa el niño aprende que es encantador, de su caricia que está seguro, de su respuesta a su llanto, un niño aprende que es efectivo e importante. Estas son las primeras lecciones sobre su valía y fundamentos de su Autoestima”.

Según nuestras connacionales Ramírez Vilma y Almidón Irma (1999) especialistas en problemas de autoestima: “La autoestima es la valoración que uno tiene de sí mismo, se desarrolla gradualmente desde el nacimiento, en función a la seguridad, cariño y amor que la persona recibe de su entorno. Está relacionada con el sentirse amado, capaz y valorado, lo que determina el autoconcepto, es decir, la imagen que uno tiene de sí mismo en lo corporal, intelectual, social, etc. cuanto más se trate a una persona como ser importante y digno, y se sienta amado y aceptado, mejor autoconcepto tendrá. La autoestima se va construyendo a partir de las personas que nos rodean, de las experiencias, vivencias y sentimientos que se producen durante todas las etapas de la vida, siendo la más importantes para su adquisición, la infancia y la adolescencia.

1.2. BASE TEÓRICA

La autoestima es un complejo y dinámico sistema de percepciones, creencias y actitudes de un individuo sobre sí mismo. Es multifacético, multidimensional pues incluye cuatro dimensiones: autoconcepto académico, autoconcepto social, autoconcepto emocional y autoconcepto fisicomotriz. Por lo tanto la autoestima alude a una actitud hacia uno mismo que se expresa en la forma habitual de pensar, amar, sentir, trabajar, estudiar y comportarse.

Como proceso entonces la Autoestima es adquirida y es el resultado de la historia de cada persona, fruto de una larga y permanente secuencia de acciones que la van configurando en el transcurso de toda la existencia.

Pero, a pesar de ser una estructura consistente y estable: su naturaleza no es estática, sino dinámica por lo tanto, puede crecer, ramificarse e interconectarse con otras actitudes para debilitarse o fortalecerse.

Mruk (1999) analiza las diferentes teorías psicológicas sobre la autoestima, algunas de ellas las tomaremos en cuenta en este trabajo.

Según William James (1860), juzga que lo que sentimos con respecto a nosotros mismos en este mundo depende de lo que apostemos ser y hacer. La autoestima está determinada por la proporción entre nuestra realidad y nuestras supuestas potencialidades; una fracción en la cual el denominador son nuestras pretensiones y el numerador nuestro éxito. Si “autoestima equivale a éxito dividido por pretensiones”, entonces, como señala James, puede protegerla aumentando el propio éxito o bajando las propias pretensiones. Significa que una persona que no aspira a nada, ni en el trabajo ni en su vida tiene autoestima con índice negativo.

Los métodos de James se basan casi enteramente en los métodos de introspección, así también su interés por la autoestima se limita a unas pocas páginas y bien podría llamarse fragmento de autoestima. Aunque es verdad que su formulación básica constituye una piedra angular de los modernos enfoques de fortalecimiento, éste aspecto no tuvo mucha importancia para él, o para la psicología de aquel tiempo.

Morris Rosenberg (1965) define la autoestima como “una actitud positiva o negativa hacia un objetivo particular, a saber, el self”. Esta teoría es profundamente social, su investigación persigue

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