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Carolina


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  Ensayos  •  1.921 Palabras (8 Páginas)  •  239 Visitas

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ue viva ls musica es un libro en donde

exo, drogas, rock & roll y mucha salsa en esa Cali de los años setenta que nos describre en una prosa energética el para siempre joven escritor caleño Andrés Caicedo. Cuenta la historia de María del Carmen Huerta, una "niña bien", hija de un fotografo de la alta sociedad de Cali. La pequeña niña pronto se da cuenta de lo miserable que puede ser la vida burguesa de la "buena sociedad", pacata y aburrida, moralista y obsoleta, y se lanza a la conquista de la calle, del mundo verde que la rodea y que entonces bota candela como un volcán. Anda con un grupo de marxistas, que en esa época pululaban no sólo en Cali, sino también en Bogotá, mechudos, con mochila al hombro se reunían a leer El Capital. Pero la niña se aburría y se iba en busca de emociones más puras. Aparece entonces el mundo psicodélico del Rock, importado por los hijos de papi y mami que podían ir, dizque a estudiar, a los United States y llegaban vestidos como pandilleros, con los ojos perdidos en una nube de ensoñaciones. Se dieron en probar cuanta cosa encontraron para transgredir la consciencia: pepas, perico, ácidos, crack, marihuana, que no puede faltar, y los deliciosos hongos alucinógenos, que salían de la tierra como niños en domingo. Se encerraban en una casa a escuchar a los Rolling Stones y a meter y fumar hasta que terminaban vueltos ******, tirados en el piso sin saber de quién eran hijos, pero habiendo hablado de todo lo que se podía hablar sobre la vida y el Rock. Verdaderos eruditos de la música y el cine, reconocían al instante el sonido de Keith Richards y sabían el motivo de sus disputas con Mick Jagger y todo lo demás, todo lo que había que saber y aprender antes de cumplir venticinco años y suicidarse de alguna forma, porque vergüenza daba llegar a los años fofos y alienados de la vejez. Entonces esta reina de la noche, esta maga de los sueños caleños, se les abría a los rockeros y se iba a los barrios bajos, a donde los pobres, a confundirse con los sonidos de una salsa que ponía patas arriba las emociones de los caleños. Richie Ray y Bobby Cruz: "Agúzate, que te están velando" cantaba la niña, que ya sabía que lo suyo era la rumba y nada más que la rumba, y que todo lo demás era lujo y vanidad. Y recorrió la niña los parajes de su tierra virgen, alucinándose con cualquier loco que encontraba por el camino y que apenas si podía seguir el ritmo de la niña. "¡Que viva la música!" es un sueño que se vive rápido, sin mente, sin reflexión. ¿Tendrías el valor de entregarte al mundo de la sin razón? Nos pregunta la niña. Cuando Andrés Caicedo, de 25 años, recibió de una editorial argentina las primeras copias de su novela, comprendió que su legado a la posteridad estaba listo y se tomó sesenta pastillas de seconal para dejar ¡por fin! este mundo estúpido y perezoso.

Fue su obra cumbre, la más importante y reconocida del artista, porque en ella plasma todo el sentimiento de una juventud desarraigada, desplazada y apartada de la sociedad caleña o colombiana o de todo el mundo.

Este libro dedicado a los jóvenes produce cierta tristeza o cierta energía por ese pensamiento diferente, esas ganas de trascender, la música es el motor de todo para ellos, las ansias de no ser igual a los demás, el desespero por vivir. La vida se acaba pronto y hay que probar todos los excesos. Como dice el poeta William Blake: El camino de los excesos conduce a la sabiduría.

"Que viva la música" es una obra que retrata una juventud sumergida en la búsqueda constante de la evolución, de no quedarse ahí, de ir al otro lado o saber ver esa otra realidad, así era la vida de Andrés Caicedo, tantas veces criticado por su forma de ver la vida, en oportunidades lo tildaban de loco, pero sólo el sabia que tal vez los locos son los otros, los que no han aprendido a ver.

Las drogas juegan un papel fundamental en esa búsqueda, los viajes, vídeos, movimientos, percepciones- todo manejado desde la mente, la droga la ejercita, la abre y hace más resistible la vida vacía de esos jóvenes que nada los entusiasma, ni el amor, ni el trabajo, ni el dinero- este sólo sirve para tener más drogas.

La protagonista de todo este rollo, es una joven que prueba todas las desmesuras, su vida era tan sana y tranquila y se fue alejando de su mundo, probó todas las drogas, tuvo muchos noviazgos los que más le convinieran, se volvió lesbiana y finalmente prostituta, pero lo más importante para ella era la música, si sólo se escuchaba el silencio se moría, la música era como el agua, era como una puerta, una salida una manera de poder ser ella y poder sobrevivir en la tierra, era el sentido de todo, su alimento. La salsa y el rock. Todo.

No olvide las frases finales del libro, son el claro reflejo del escritor. "morir joven y vivir al máximo

Que viva la música! es una novela de iniciación. Es la invitación a una fiesta sin sosiego, donde su protagonista dejará que el mundo baje hasta el pozo sin fondo de sus propios excesos. Pero con felicidad. Hay un pacto secreto con la muerte en esta danza de María del Carmen Huerta, la rubia protagonista de estas páginas que, sin importar que proceda de una familia acomodada, se entrega por completo a la música y la decadencia.

Pero es la muerte dulce de las celebraciones: el paisaje, los afectos, la noche, la niñez que huye, la adolescencia triunfal, el rock and roll, los Rolling Stones, la salsa, Ricardo Ray, Bobby Cruz, las drogas, Cali (o Kali, según la ortografía de la narradora).

Es, así mismo, una iniciación al descubrimiento de una ciudad colombiana (única, mágica e irrepetible), que comienza por el cielo del Norte, con su Avenida Sexta, su parque Versalles y sus parajes mágicos, hasta llegar al infierno del Sur con su caseta Panamericana, su río Pance, sus barrios más allá de Miraflores, su cordillera de los Andes alada y los refugios de la salsa y el sexo en los límites finales de la calle quince.

Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen: «Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara y verá que me libra de esta sombra que me acosa». No era sombra sino muerte lo que le cruzaba la cara y me dio miedo perder mi brillo.

Alguien que pasara ahora y me viera el pelo no lo apreciaría bien. Hay que tener en cuenta que la noche, aunque no más empieza, viene con una niebla rara. Y además que le hablo de tiempos antes y que… bueno, la andadera y el maltrato le quitan el brillo hasta a mi pelo. Pero me decían: «Pelada, voy a ser conciso: ¡es fantástico tu pelo!». Y uno raro, calvo, prematuro: «Lillian Gish tenía su mismo pelo», y yo: «Quien será esta», me preguntaba, «¿una cantante famosa?». Recién me he venido a desayunar que era estrella del cine mudo.

Todo este tiempo me la he venido imaginando con miles de collares, cantando, rubia total, a una audiencia enloquecida. Nadie sabe lo que son los huecos en la cultura.

Todos, menos yo, sabían de música. Porque yo andaba preocupadita en miles de otras cosas. Era una niña bien. No, qué niña bien, si siempre fue rebuzno y saboteo y salirle con peloteras a mi mamá. Pero leía mis libros, y recuerdo nítidamente las tres reuniones que hicimos para leer El capital, Armando el Grillo (le decían Grillo por los ojos de sapo que paseaba, perplejo, sobre

mis rodillas), Antonio Manríquez y yo. Tres mañanas fueron, las de las reuniones, y yo le juro que lo comprendí todo, íntegro, la cultura de mi tierra. Pero yo no quiero acostumbrarme a pensar en eso: la memoria es una cosa, otra es querer recordar con ganas semejante filo, semejante fidelidad.

Yo lo que quiero es empezar a contar desde el primer día que falté a las reuniones, que haciendo cuentas lo veo también como mi entrada al mundo de la música, de los escuchas y del bailoteo.

La siguiente novela es escrita por Andrés Caicedo, se desarrolla en la época de los años 70, en la ciudad de Cali, y relata la vivencia de una joven que pasa por un sin número de experiencias, que hacen de su vida una “Rumba”, la historia es la siguiente.

María del Carmen Huerta, es una jovencita de Cali, educada en uno de los mejores colegios, El Liceo Benalcázar, acabó de salir del bachillerato, y obtuvo el segundo lugar en el examen de admisión de la Universidad del Valle, en arquitectura; en vista de que iba a empezar una nueva etapa en su vida, decidió estudiar El Capital, con algunos amigos marxistas, se reunían en las mañanas para leerlo entre todos, y ella lograba entender y captar con total claridad su contenido.

Pero toda esta historia comienza cuando ella decide faltar por primera vez a una de las reuniones; en realidad no lo hizo porque quisiera, sino porque la noche anterior había sido muy agitada, llena de rumba, y buena música, aunque no sabía nada del tema, esta causaba en ella gran frenesí.

Todo comienza cuando se despierta, se levanta y se acerca a la ventana, mirando por entre las rendijas de la persiana veneciana, el ardiente sol de la ciudad, el parque Versalles, que se miraba desde su cuarto, y las montañas, como rodillas de negro, es de suponer que las miraba así, porque estaba bajo efectos de la mariguana, no podía salir, ante esa gran claridad, pues empezaba a amar cada vez más la noche; después de pasar un tiempo contemplando tras la ventana, decide pedirle a su empleada un gran desayuno, mientras ella se bañaba y lavaba su hermoso cabello rubio, que era uno, si no, el mayor de sus atractivos, cuando ella salió de la ducha, llego a visitarla un gran amigo suyo, Ricardito el miserable, quien le dijo que le traía una sorpresa, de lo que se trataba era cocaína, ambos se dieron un toque, y decidieron ir hacia donde algunos de sus amigos, que siempre tenían rumbas.

Abian 4v fiestas pero o a la que toda su gallada, que era bastante grande, decidió ir, fue a la del flaco Flores, en el transcurso, lleno de toques de cocaína, ella, se encontró a Mariangela, la primera jovencita del norte de Cali, en probar las drogas, y sumergirse en el mundo de las rumbas, María del Carmen, la admiraba, por su gran fuerza y vitalidad al bailar, bueno en realidad, todos la admiraban y la querían, por ponerle alma a las fiestas; Mariangela, estaba acompañada, de Leopoldo Brooks, un muchacho recién llegado de USA, era un guitarrista rocanrolero, de cabello largo y rojo, el quedo impactado por María del Carmen, y a ella también le gusto mucho.

Cuando llegaron a la fiesta, ella entro casi desenfrenadamente, guiándose por la música, cuando llegó a la sala, vio una cantidad de gente, y lo que hizo fue bailar con tanta intensidad que todos se quedaron viéndola, y admirándola, como lo hacían con Mariangela, así fue como ella empezó a ganar fama, de imparable, y amante frenética de la rumba, en t ...

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