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Deficit De Atencion E Hiperactividad


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  346 Visitas

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Estudiar el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es de gran importancia ya que son demasiados los niños que en la actualidad la padecen y esto puede ser un factor de suma importancia en su desarrollo educativo y social, puesto que muchas personas desconocen este trastorno es que interesa investigar sobre él, sus causas, síntomas y tratamiento, para poder así tener una idea más amplia y clara sobre cómo ayudar a estos niños a llevar una vida normal y desenvolverse como cualquier otro niño.

Otra de las razones es que los niños con este trastorno sufren de manera directa por parte de la familia que los puede llegar a tachar de vagos, malcriados y traviesos, por la misma razón, anteriormente citada, que desconocen las características de este trastorno; y en vez de ayudarlos y apoyarlos solo los regañan y subestiman su conducta ante la sociedad, sin saber que estos pequeños pueden llegar a tener un gran potencial que necesita ser desarrollado e impulsado principalmente por su propia familia y la sociedad en general.

Cabe mencionar que en la actualidad no se cuenta con suficientes escuelas especiales para tratar este tipo de trastorno y esa puede ser una de las causas que los niños en la etapa de primaria se aburran fácilmente con el contenido temático y no aprendan lo que sus necesidades les exigen, y si con esto también se le agrega que los docentes no están preparados para este tipo de alumnos nunca terminaríamos de sacar a flote las causas de mal desempeño escolar y social.

El TDAH es un trastorno comporta mental de inicio en la infancia que se ha descrito desde la antigüedad, y que ha quedado reflejado en la sociedad a través de documentos literarios o artísticos. Sin embargo, es difícil aportar la primera referencia científica al respecto, e indudablemente su inclusión dentro de un trastorno específico. Algunos señalan a H. Hoffmann, citado por Fernández (2004), como el primer autor que describe claramente a un niño con déficit de atención e hiperactividad a mediados del siglo XIX.

Poco después, en 1987, Bourneville, citado por Fernández (2004), describe “niños inestables” caracterizados por una inquietud física y psíquica exagerada, una actitud destructiva, a la que se suma un leve retraso mental.

En 1901, J. Demoor, citado por Fernández (2004), señala la presencia de niños muy hábiles comportamentalmente, que precisan moverse constantemente y que asocian una clara dificultad atencional.

Un año más tarde, Still, citado por Fernández (2004), describe y agrupa de forma precisa esta patología. Señala niños violentos, inquietos y molestos, revoltosos, destructivos, dispersos... Ya entonces añade la repercusión escolar como característica asociada, y la apunta incluso en niños sin déficit intelectual. Quedan sin aclarar los mecanismos etiológicos, señalando un “defecto patológico en el control moral” como causa del trastorno, pero anotando indirectamente en algunos casos la presencia de rasgos dismórficos como epicantus o paladar ojival.

En 1917, R. Lafora, citado por Fernández (2004), describe de nuevo las características clínicas de estos niños. Muestra niños sin déficit cognitivos ni sensoriales, nerviosos, indisciplinados, en constante actividad y desatentos.

Tras estas descripciones clínicas, aparecen diferentes teorías etiológicas que se suceden hasta mediados del siglo XX. Meyer en 1904 describe características clínicas similares en niños con encefalopatía traumática. Hohman en 1922 observa el comportamiento descrito como secuela de la encefalitis de epidémica. Citado por Fernández (2004).

Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) vienen definidos por la presencia de tres síntomas fundamentales: 1. Disminución de la atención. 2. Impulsividad. 3. Hiperactividad. En realidad es mucho más que un trastorno. Es un síndrome de dimensiones enormes, que alcanza una gran cantidad de facetas y se debería denominar “Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad (SDAHA) con mucha más propiedad que TDAH. Pascual (2008)

La etiología de este trastorno es desconocida, y probablemente intervengan factores genéticos y ambientales. Indudablemente, el TDAH tiene un intenso componente genético. Los estudios realizados en los últimos 30 años revelan una heredabilidad de 0,6-0,9. Otros estudios más recientes efectuados en gemelos apuntan incluso valores más elevados. Paralelamente, la frecuencia de hiperactividad en gemelos monocigóticos es 1,5 veces más elevada que en gemelos dicigóticos.

Otros estudios de análisis familiar revelan que los padres de hijos con TDAH tienen un riesgo de 2-8 veces más que la población general de sufrir también este trastorno. Del mismo modo, los familiares de niños con TDAH tienen una mayor prevalencia de trastornos neuropsiquiátricos como la personalidad antisocial, los trastornos del estado de ánimo, el trastorno disocial, los trastornos obsesivo-compulsivos, los trastornos por ansiedad y el abuso de sustancias. Esta circunstancia se ha puesto en evidencia de forma contundente al estudiar a los padres biológicos de niños adoptados que sufren este trastorno; la incidencia de patrones psicopatológicos es claramente superior en los padres biológicos que en los adoptivos. Por este motivo se han propuesto múltiples teorías genéticas que intentan justificar una transmisión asociada o simultánea del TDAH con otras patologías psiquiátricas. Fernández (2004)

El componente más importante de este modelo es la inhibición de la conducta. Que proporciona la base para que aparezcan las habilidades neuropsicológicas, el otro componente del modelo es del control motor que depende directamente con el anterior componente y está mediatizado por las cuatro funciones ejecutivas que controlan la conducta. Así, según los problemas para mantener la atención son el resultado de la hipo actividad del sistema de inhibición conductual especialmente en un pobre control de la interferencia. Arco (2004)

En cuanto a los síntomas de este trastorno estos varían dependiendo la edad (APA, 1995), citado por Arco (2004), de manera que en los niños pequeños los más característicos son una intensa actividad motora y una gran dificultad para manejarlos tal actividad motora se pone menos de manifiesto y puede reducirse a intranquilidad o un sentimiento interno de nerviosismo e inquietud con el paso de los años (niñez y adolescencia).

En niños de edad escolar, los síntomas de inatención pueden llegar a afectar al trabajo de clase y la actuación académica, mientras que los síntomas impulsivos pueden llegar a romper con reglas familiares, interpersonales y/o educativas, por lo tanto este trastorno que provoca dificultades para mantener la atención y auto regular la conducta, influyen significativamente

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