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ENGENDRAR VIDA Y HACER UNA VIDA FELIZ


Enviado por   •  22 de Junio de 2013  •  1.644 Palabras (7 Páginas)  •  493 Visitas

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ENGENDRAR VIDA Y HACER UNA VIDA FELIZ

Errores de los Padres

PERMISIVIDAD

La Permisividad es la tolerancia excesiva en la educación de los hijos, los niños necesitan referencias y limites para crecer seguros. Solo quien valora algo y lo tiene en mucho, no lo expone a riesgos innecesarios. La indecisión o la comodidad de los padres acaba en permisividad. Los valores no son transables por las costumbres o modas del momento. No se someten al abuso de las mayorías, reales o aparentes. Lo que la mayoría hace o dice hacer no puede elevarse a la categoría de valor, aunque pese en el ambiente.

¡Tantos cuidados para que los hijos pequeños no jueguen con fuego, en tanto que a los hijos adolescentes se les deja entrar en la hoguera como si nada.

La permisividad es a la comodidad del momento, pero trae consigo muchas incomodidades posteriores. Hay padres que mantienen una ignorancia culpable de lo que hacen sus hijos adolescentes fuera de casa.

El adolescente que anda en malos pasos rehúye la vida de la familia, y solo se siente a gusto con sus cómplices. Es triste comprobar que hay padres que se preocupan más del precio de las acciones, que de las acciones morales de su hijo.

Cada vez que se es indiferente con los hijos, en el lenguaje subliminal (lo que no se dice pero se siente) él está pensando que no nos importa; si saca 0 o 10 para los padres es lo mismo, si llega tarde o llega, si entra o si sale, a los padres les da igual, “no me importas”

Y en cuanto a la permisividad, se supone que es lo más cómodo en el proceso educativo “para que discuto con mis hijos porqué si o porqué no, mejor les doy permiso”

Estos son los padres que no saben amar, que simplemente tienen hijos en sentido biológico y sin ningún plan ni dirección.

CEDER DESPUES DE DECIR “NO”

El “no”, no es negociable antes de decirlo se piensa bien, porque no hay marcha atrás. El “si”, si es negociable

EL AUTORITARISMO

No es un límite justo, aquí me interesa anular su personalidad. No crece la persona, no se hace creativo, se hace sumiso sin decisiones.

Los padres autoritarios buscan en el fondo dominar, imponerse. Les gusta sentir el placer de que ellos pueden más que sus hijos. Los mueven en su conducta, el poder, el prestigio, aunque este corresponda o no a lo que en realidad es. Bajo una apariencia de firmeza, ocultan una insana rigidez y bajo el disfraz de una fortaleza virtuosa, pretenden esconder una falta de razonamiento y argumentación, que muy pronto los hace ver ante sus hijos, como personas necias y déspotas.

Son perfeccionistas, no toleran fallas ni errores en los demás, a veces, porque ellos mismos han logrado una notable superación personal y en otras ocasiones, porque quieren ahorrarles a los hijos sufrimientos por los que ellos han pasado, pero en cualquier caso, ese perfeccionismo los hace aparecer como lejanos o inalcanzables. Cundo un padre o una madre ejerce con frecuencia una autoridad impositiva, logra un control temporal sobre sus hijos, pero el resultado final siempre será uno de estos tres:

- Hijos sumisos, sin personalidad, copia “al carbón” pero sin merito propio ni autentica libertad moral

- Hijos rebeldes, que rechazan violentamente los valores y estilo de vida paterno

- Seres falsos que aparentemente se someten, pero hacen todo lo contrario a lo que la familia les impone, cuidando solo no ser descubiertos.

LA SOBREPROTECCION

Esto le transmite desconfianza y le impide aprender a resolver problemas así como a tolerar el fracaso. Hay que permitirle que corra ciertos riesgos para que aprenda a resolverlos, para que tenga mejor autoestima, le ayuda aprender la tolerancia al fracaso.

Otro pecado capital de la autoridad, es el que fomenta el desvalimiento, la dependencia y la incapacidad del hijo, sobreprotegiéndolo y mimándolo en exceso.

Se considera al hijo un “aprendices” del padre, y ni una persona individual con sus propios retos, su propia vocación y su personal misión en esta vida. La sobreprotección es uno de los pecados frecuentes de nuestro tiempo. Enseña muy pronto al hijo, como “salirse con la suya”, administrándole unas cuantas lagrimas al padre o amenazando con retirarle su cariño. Parece mentira, pero muchos padres son blandos, sobreprotejan o cedan ante el riesgo de que el hijo les niegue su afecto.

Sobreprotegemos cuando damos al hijo más ayuda de la que requiere, cuando les resolvemos problemas que él solo podría resolver, cuando pensamos por el o decidimos en su lugar, cuando ridiculizamos sus ideas negándole su capacidad de reflexionar o cuando hacemos su tarea o sus obligaciones, con tal de no discutir o de no recibir de sus manos una mala calificación escolar. Cuando no lo dejamos correr riesgos razonables e incluso cometer equivocaciones para experimentar en cabeza propia. Si el hijo es pequeño, sus errores serán pequeños y tal vez aprenderá a evitarlos cuando esté más grande.

FALTA DE COERENCIA

Nuestro estado de ánimo va sobre la misma línea, so hoy está mal rayar la pared, mañana y siempre estará mal. Es muy importante la misma coherencia entre los padres.

Este pecado capital tiene dos modalidades:

- La incongruencia: cuando exigimos a los demás lo que nosotros mismos no hacemos

- La inconsistencia: cuando los demás no

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