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El Trabajo Del Duelo


Enviado por   •  31 de Agosto de 2011  •  440 Palabras (2 Páginas)  •  555 Visitas

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Dios es mi Padre

Padre mío que estás en los cielos, ¡como es dulce y suave saber que Tú eres mi Padre y que yo soy tu hijo!

Sobretodo cuando está obscuro el cielo de mi alma y más pesada es mi cruz, es cuando siento la necesidad de repetirte: ¡Padre, creo en tu amor por mí!

Sí, ¡creo que tú para mí eres Padre en cada momento de la vida, y que yo soy Tu hijo! ¡Creo que me amas con amor infinito!

¡Creo que velas día y noche sobre mí y que ni siquiera un cabello se cae de mi cabeza sin Tu permiso!

Creo que, infinitamente Sabio haces que todo sirva para el beneficio de los que Te aman: ¡y aún bajo las manos que golpean yo beso Tu mano que sana!

Creo, ... ¡pero aumenta en mí la fé, la esperanza y la caridad!

Enséñame a ver siempre tu amor como guía en cada evento de mi vida.

Enséñame a abandonarme a Tí como un niño en los brazos de la mamá.

Padre, Tú sabes todo, Tú ves todo, Tú me conoces mejor de lo que me conozca yo mismo: ¡Tú puedes todo y Tú me amas!

Padre mío, dado que Tú quieres que siempre recurramos a Tí, héme aquí con confianza para pedirte, con Jesús y María, ... (pedir la gracia que se desea).

Por esta intención, uniéndome a Sus Sagradísimos Corazones, Te ofrezco todas mis oraciones, mis sacrificios y mortificaciones, todas mis acciones y una mayor fidelidad a mis deberes (Si se reza esta oración como Novena añadir: "Te prometo ser más generoso, especialmente en estos nueve días, en tal circunstancia... con tal persona...”).

¡Dame la luz, la gracia y la fuerza del Espíritu Santo!

Confírmame en este Espíritu de modo que yo no Lo pierda nunca, ni Lo entristezca, ni Lo debilite en mí.

Padre mío, ¡es en nombre de Jesús, Tu Hijo, que te lo pido! Y tu, oh Jesús, abre Tu Corazón y métele adentro el mío, y con el de María ¡ofrécelo a nuestro Padre Divino! ...

¡Obtiéneme la gracia que necesito!

Padre Divino, llama hacia Tí a todos los hombres. ¡Que el munto entero proclame Tu Paternal Bondad y Tu Divina Misericordia! Sé para mí tierno Padre, y protégeme por todas partes como a la pupila de Tus ojos. Haz que yo siempre sea digno hijo Tuyo: ¡tén piedad de mí!

Padre Divino, dulce esperanza de nuestras almas.

¡Que Tu seas conocido, alabado y amado por todos los hombres!

Padre Divino, bondad infinita que se efunde sobre todos los pueblos.

¡Que Tu seas conocido,

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