La empatía por la alteridad

"Soy un raro. No puedo soportar al ser humano en su estado actual, he de ser engañado. Los psiquiatras deben tener un término para designar eso, yo también lo tengo para los psiquiatras." ; quien en este mundo no está loco o tiene ideas delirantes, aparentemente todos resultamos ser normales, seres apegados a la normatividad o cumplimiento de las reglas sociales que nos exige el consumismo del siglo XXI, en donde ser “raro” o “loco” no tiene cabida en este espacio, tiempo y lugar, porque ahora todo tiene una explicación científica, que con una sola pastilla tu mundo gris cambia de color rosa.

La empatía por la alteridad es decir, ponerte en el lugar del paciente, para curar esa psique o alma, se parte del uso de las palabras (lenguaje) para transmitirle un conocimiento filosófico y así tratando de ubicar cuáles son sus males, antes de recurrir a la utilización de los fármacos para contener a ese malestar. En la actualidad hay una pérdida de interacción, me refiero a la pérdida de identidad individual la cual, siempre se construye a través de los recuerdos compartidos por otras personas (memoria individual y colectiva) Eso nos da como resultado, el lenguaje humano.

“La palabra delirio proviene del latín delirare: salirse del surco, no arar derecho (De: fuera y lirare: arar, lira: surco). Remo Bodei plantea que el delirio implica exceso y esterilidad, salir de la colectividad” , es aquel sujeto que esta fuera o no tiene un vinculo con la sociedad por lo tanto; el individuo es visto como una entidad corporal dinámica que interactúan con su entorno a través de las funciones corporales y los mensajes. Dotado de impulsos y de sensibilidad apegados al cumplimiento de una ley. “Desde el punto de vista clínico de Japers, el delirio se trata de: a) una idea falsa, b) se mantiene con una convicción subjetiva extraordinaria, c) se mantiene ante contra argumentaciones o ante experiencias en contra y d) tiene un contenido imposible; la visión de este autor sobre los delirios incluía tres conceptos (certeza subjetiva, incorregibilidad, y contenido irreal) y que se han mantenido hasta este momento.”

El DSM-IV efectúa un listado de delirios atendiendo a su contenido (de celos, pobreza, eróticos, referencia, paranoides, religiosos, somáticos, etc.). Sin embargo, la clasificación en función del contenido proporciona muy poca información clínica sobre el estado del paciente o sobre su curso y tratamiento. Los temas delirantes son relativamente escasos y diversas investigaciones culturales e históricas han demostrado que sus contenidos generales están influidos por factores socioculturales mientras que los más específicos están afectados por elementos biográficos individuales. El contexto social si puede afectar al sujeto por ejemplo: “en Austria en 1850 el tema más común era la persecución por el demonio, en 1920 de los socialdemócratas, en 1940 de los nazis y en 1960 los comunistas. Otros temas delirantes ha sufrido cambios por el curso del tiempo son los delirios hipocondriacos tomando la forma de plagas, sífilis, y en la actualidad el cáncer y el SIDA. Dado que cada cultura refuerza y alimenta expectativas, deseos, y temores diferentes a las de otras, esto también influye en aquello sobre lo que se delira.”

Los estados predelirantes son los acontecimientos psicopatológicos que preceden inmediatamente la cristalización del delirio. Alteraciones

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