La lucha contra las vicisitudes de la vida

Son muchas las maneras de enfrentar las vicisitudes de la vida. Algunas personas temen y propician malos espíritus. Otros ordenan sus horarios de acuerdo a lo que indican los planetas a través del zodiaco. Están también, los que asumen que cargan, en algún lado, dentro de ellos, una cosa llamada inconsciente. Es mayormente invisible, aunque se puede vislumbrar furtivamente en sueños y ser escuchado en lapsus de la lengua. Pero el inconsciente no es un polizón pasivo en el viaje de la vida; tiene el poder de hacer a su anfitrión sentirse muy triste, o comportarse de manera extraña y auto-destructiva. Cuando eso ocurre, el recurso que tenemos, es ir a la oficina de una persona especialmente capacitada para sanarnos, tumbarnos en un sillón y empezar a hablar.

Las primeras dos creencias pueden (excepto por aquellos que las poseen) ser fácilmente descartadas como supersticiones. La tercera creencia -uno de los principios de la teoría clásica del psicoanálisis desarrollado por Sigmund Freud- se ha convertido en un modelo dominante en este siglo turbulento para pensar y hablar sobre el comportamiento humano. En un nivel notable, las ideas de Freud, conjeturas y pronunciamientos han llegado mucho más allá del círculo de sus seguidores profesionales, hasta la mente del público. Personas que nunca han leído una sola palabra de su obra (unos 24 volúmenes traducidos al Inglés estándar) sin embargo "saben" de las cosas que se pueden remontar, a veces tortuosamente, de vuelta a Freud: pene, la envidia, el complejo de castración, símbolos fálicos, el ego, yo y el superyo, los recuerdos reprimidos, complejo de Edipo, sublimación sexual. Esta vasta colección de metáforas de la vida mental se ha convertido, a través de amplias franjas del mundo, en algo muy cercano al conocimiento común.

Pero, ¿qué tal si Freud estaba equivocado? Ésta pregunta ha estado rondando siempre, desde la primera publicación psicoanalítica de Freud, a finales de 1890. Hoy en día se está preguntando con urgencia sin precedentes, gracias a una coincidencia de acontecimientos que ponen en duda no sólo los métodos de Freud, descubrimientos y pruebas y la gran variedad de terapias derivadas de ellos, sino también sobre la importancia duradera de las descripciones de la mente que hizo Freud. El colapso del marxismo, la otra gran teoría unificada que formó y clasificó el siglo 20, está desatando monstruos. ¿Qué horrores internos o sueños frescos pueden surgir si el complejo monumento freudiano se derroca también?

Puede que esto no suceda, y seguramente no va a pasar de una vez. Pero las nuevas fuerzas están socavando las bases freudianas. Entre ellas:

• La problemática proliferación, especialmente en los EE.UU., de las acusaciones de abuso sexual, rituales satánicos, sacrificios humanos infantiles y similares de personas, muchos de ellos guiados por terapeutas, quienes de pronto recuerdan lo que supuestamente años o décadas atrás, reprimieron (ver artículo siguiente). Aunque es casi seguro que Freud habría considerado la mayoría de estos cargos con escepticismo mordaz, su teoría de la represión y el inconsciente se está utilizando. la mayoría de los freudianos dirían mal-ti afirmar su autenticidad.

• El éxito continuo de fármacos en el tratamiento o alivio de los trastornos mentales que van desde la depresión

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