Retraso Cognitivo

Hoy en día es notoria la preocupación por la inclusión social, se pretende darles un trato igualitario a todas las personas independientemente de su condición. Sin embargo es evidente que esta inclusión que se pretende no es del todo efectiva y en ocasiones tampoco sincera, pues muchas de las veces surge como un intento para apaciguar un problema de orden público y mantener a la población feliz con la falsa creencia en una sociedad justa e igualitaria.

Actualmente el ministerio de educación nacional viene desarrollando un plan de mejoramiento educativo, con el fin de ofrecer una educación de calidad a niños con retraso cognitivo, según cuenta Fulvia Cedeño, asesora del Ministerio de Educación Nacional, el objetivo de este proyecto es que estas personas se vuelvan productivas, autónomas y que fortalezcan relaciones sociales, lo que convierte a la educación en la herramienta apropiada de desarrollo.

Proyectos como el anterior han sido expuestos en otras ocasiones, sin embargo considero que se tornan completamente insulsos al no tener una base teórica firme, que permita la creación de políticas en el ámbito educativo donde se tengan en cuenta factores como infraestructura, métodos de enseñanza y aprendizaje, atención a la dimensión afectiva y todos los requerimientos que propicien un ambiente de bienestar el cual favorezca el desarrollo y explotación del potencial de cada niño.

Al adoptar el rol hipotético de un ente público al servicio del poder y control de la sociedad. En busca del progreso de la misma. Puedo vislumbrar dos escenarios de acción posibles frente a la situación de inclusión de personas con retraso cognitivo. En primer lugar concebir el retraso cognitivo como amenaza, lo que llevaría a nación a prescindir completamente de estas personas y mantenerlas en situación de marginadas, y donde el foco de atención para el progreso sea el resto de la población. Y en segundo lugar la perspectiva de la inclusión como una necesidad para el progreso, en la cual se busque el máximo provecho posible de las capacidades de cada individuo, para que cada uno, en mayor o menor medida sea un ser productivo.

Ambas perspectivas aunque contrarias y polémicas, ofrecen soluciones igualmente válidas al caso planteado, y llevan a la pregunta ¿Qué actitud es más conveniente adoptar por parte del Estado, en su búsqueda de progreso, frente a la población con retraso cognitivo?

Si bien ambas propuestas en sí mismas conllevan un ideal utilitarista, donde lo que se busca es la mayor eficacia del individuo en función de la sociedad, es importante tener en cuenta lo que cada una de estas posiciones podría llegar a implicar, para esto me parece pertinente destacar primero que todo, la situación contextual bajo la cual se enmarcan ambas posturas. Suele pensarse que el mundo actual está en crisis, que los seres humanos somos cada vez más inconscientes de nuestro entorno, y de nosotros mismos, y que esa es la raíz de las problemáticas que debemos enfrentar diariamente. Pese a lo dicho creo firmemente que esto no es así, considero que al contrario, hoy en día la humanidad se muestra más reflexiva frente a las situaciones de conflicto, esto posiblemente debido a que los avances tanto científicos como tecnológicos han aportado conocimiento esencial para el desarrollo de las comunidades. Anteriormente las personas con retraso cognitivo, o alguna otra condición especial eran escondidas o torturadas por ser consideradas producto de una fuerza maligna. Hoy,

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