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Teoria Psicosocial De Erick Erickson


Enviado por   •  30 de Junio de 2013  •  3.656 Palabras (15 Páginas)  •  1.062 Visitas

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Es la Teoria psicosocial de Erik erikson

, la terapia Psicoanalitica de Sigmund Freud

, La teoria de la personalidad de Carl Rogers,

Los postulados basicos del Ser humano de Erich Fromm,,

La terapia de modelado de Albert Bandura,

La terapia Gestalt de Fritz Perls

terapia Sistematica de Raul medina,,

Skinner

Fromm describe tres vías a través de las cuales escapamos de la libertad:

Autoritarismo. Buscamos evitar la libertad al fusionarnos con otros, volviéndonos parte de un sistema autoritario como la sociedad de la Edad Media. Hay dos formas de acercarse a esta postura: una es someterse al poder de los otros, volviéndose pasivo y complaciente. La otra es convertirse uno mismo en un autoritario. De cualquiera de las dos formas, escapamos a una identidad separada.

Fromm se refiere a la versión más extrema de autoritarismo como masoquismo y sadismo y nos señala que ambos se sienten compelidos a asumir el rol individualmente, de manera que aunque el sádico con todo su aparente poder sobre el masoquista, no es libre de escoger sus acciones. Pero existen posturas menos extremas de autoritarismo en cualquier lugar. En muchas clases, por ejemplo, hay un contrato implícito entre estudiantes y profesores: los estudiantes demandan estructura y el profesor se sujeta en sus notas. Parece inocuo e incluso natural, pero de esta manera los estudiantes evitan asumir cualquier responsabilidad en su aprendizaje y el profesor puede evadirse de abordar las cuestiones verdaderamente de interés en su campo.

Destructividad. Los autoritarios viven una dolorosa existencia, en cierto sentido, eliminándose a sí mismos: ¿si no existe un yo mismo, cómo algo puede hacerme daño?. Pero otros responden al dolor volviéndolo en contra del mundo: si destruyo al mundo, ¿cómo puede hacerme daño?. Es este escape de la libertad lo que da cuenta de la podredumbre indiscriminada de la vida (brutalidad, vandalismo, humillación, crimen, terrorismo…).

Fromm añade que si el deseo de destrucción de una persona se ve bloqueado, entonces puede redirigirlo hacia adentro de sí mismo. La forma más obvia de auto destructividad es por supuesto, el suicidio. Pero también podemos incluir aquí muchas enfermedades como la adicción a sustancias, alcoholismo o incluso la tendencia al placer de entretenimientos pasivos. Él le da una vuelta de tuerca a la pulsión de muerte de Freud: la auto destructividad es una destructividad frustrada, no al revés.

Conformidad autómata. Los autoritarios se escapan de su propia persecución a través de una jerarquía autoritaria. Pero nuestra sociedad enfatiza la igualdad. Hay menos jerarquía en la que esconderse que lo que parece (aunque muchas personas las mantienen y otras no). Cuando necesitamos replegarnos, nos refugiamos en nuestra propia cultura de masas. Cuando me visto en la mañana, ¡hay tantas decisiones que tomar!. Pero solo necesito ver lo que tienes puesto y mis frustraciones desaparecen. O puedo fijarme en la TV que, como un horóscopo, me dirá rápida y efectivamente qué hacer. Si me veo como…, si hablo como…, si pienso como…, si siento como…cualquier otro de mi sociedad, entonces pasaré inadvertido; desapareceré en medio de la gente y no tendré la necesidad de plantearme mi libertad o asumir cualquier responsabilidad. Es la contraparte horizontal del autoritarismo.

La persona que utiliza la conformidad autómata es como un camaleón social: asume el color de su ambiente. Ya que se ve como el resto de los demás, ya no tiene que sentirse solo. Desde luego no estará solo, pero tampoco es él mismo. El conformista autómata experimenta una división entre sus genuinos sentimientos y los disfraces que presenta al mundo, muy similar a la línea teórica de Horney.

De hecho, dado que la “verdadera naturaleza” de la humanidad es la libertad, cualquiera de estos escapes de la misma nos aliena de nosotros mismos. Como lo dice Fromm:

El hombre nace como una extrañeza de la naturaleza; siendo parte de ella y al mismo tiempo trascendiéndola. Él debe hallar principios de acción y de toma de decisiones que reemplacen a los principios instintivos. Debe tener un marco orientativo que le permita organizar una composición consistente del mundo como condición de acciones consistentes. Debe luchar no solo contra los peligros de morir, pasar hambre y lesionarse, sino también de otro peligro específicamente humano: el de volverse loco. En otras palabras, debe protegerse a sí mismo no solo del peligro de perder su vida, sino de perder su mente (Fromm, 1968, p. 61, en su original en inglés. N.T.).

Yo añadiría aquí que la libertad es de hecho una idea compleja, y que Fromm está hablando aquí de una “verdadera” libertad personal, más que de una libertad meramente política (usualmente llamada liberalismo): la mayoría de nosotros, ya seamos libres o no, tendemos a acariciar la idea de libertad política, dado que supone que podemos hacer lo que queramos. Un buen ejemplo sería el sadismo sexual (o masoquismo) que tiene una raíz psicológica que condiciona el comportamiento. Esta persona no es libre en el sentido personal, pero agradecerá una sociedad políticamente libre que diga que aquello que hace los adultos entre ellos no es de su incumbencia. Otro ejemplo nos concierne a muchos de nosotros en la actualidad: nosotros podemos estar peleando por nuestra libertad (en el sentido político), y aún cuando lo consigamos, tendemos a ser conformistas y más bien irresponsables. ¡Tenemos el voto, pero fallamos en su aplicación!. Fromm tiende mucho a la libertad política; pero es bastante insistente en que hagamos uso de esa libertad y ejercer la responsabilidad inherente a ella.

Familias

Escoger la forma en la cual escapamos de la libertad tiene bastante que ver con el tipo de familia en la que crecemos. Fromm describe dos tipos de familias no productivas.

Familias simbióticas. La simbiosis es la relación estrecha entre dos organismos que no pueden vivir el uno sin el otro. En una familia simbiótica, algunos miembros de la familia son “absorbidos” por otros miembros, de manera que no pueden desarrollar completamente sus personalidades por sí mismos. El ejemplo más obvio es el caso donde los padres “absorben” al hijo, de forma que la personalidad del chico es simplemente un reflejo de los deseos de los padres. En muchas sociedades tradicionales, este es el caso con muchos niños, especialmente de las niñas.

El otro ejemplo es el caso donde

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