Terapia Emocional Del Grito

independiente y simultánea por Daniel Casriel y Arthur Janov.

Ambos psicoanalistas tienen enfoques similares, por una parte Casriel es culturalista y le da un enfoque social y sus terapias son en grupo, ayudando de esta forma a una mejoría en las relaciones interpersonales mientras que Janov es freudiano y prefiere tratar a sus pacientes de forma individual incluso si se trabaja de forma grupal.

Daniel Casriel

Su teoría se basa en el proceso evolutivo del ser humano comparándolos con los primates. Así podemos decir que las emociones entre ambos son similares en cuanto a las manifestaciones en los cambios fisiológicos, también estas cumplen funciones adaptativas y más aún en la estructura grupal, esto hace referencia a que los primates como los seres primitivos no vivían sólos ni en parejas, si no que lo hacían en grupos de más de cuarenta integrantes. En este punto también entra el congelamiento o contención de las emociones en función de la adaptación, debido a que en muchos casos no es conveniente la expresión de emociones.

Para Casriel los patrones de perturbación emocional han cambiado desde la época en que Freud los estudió, ya que ahora predominan familias pequeñas en comparación a las grandes familias de antes. Antiguamente la conducta era modulada y de valores fijos, aunados a altos grados de neurosis, produciendo emociones de malestar en forma egodistónica. Hoy en día la respuesta de los individuos es cada vez mas “congelada”, reprimiendo estas emociones y retirando de la consciencia los sentimientos conflictivos, llevándolo al aislamiento y escondiéndose detrás de una máscara o simplemente se distorsionan los pensamientos llevándolos a un trastorno del carácter, padeciendo de conductas destructivas como adicciones a las drogas o al trabajo o a la TV.

Estas personas suelen sentir tensión en vez de dolor, no saben que sienten ni por qué sufren (por el congelamiento desde edades muy tempranas en su vida) Sus emociones fueron privadas y sus necesidades no fueron satisfechas, por lo cual fueron reprimidas.

Casriel, para guiarse en el proceso de la terapia define su concepto de salud emocional y plantea dos esquemas operativos que le sirven tanto para el diagnóstico como para diseñar la estrategia.

El hombre es un ser emocionalmente sano cuando carece de acciones auto y hetero destructivas, disfruta de contacto humano tanto sensual como sexualmente, tiene capacidad de apertura y cierre emocional, mostrando sus emociones básicas en todas sus dimensiones, optando por el placer en vez del dolor y está consciente de que a la libertad le prosigue la responsabilidad, es capaz de mantener relaciones así como terminarlas si está comprometida la parte emocional, sabe enfrentarse a la tensión y al peligro, es decir sabe combatir, huir y congelarse, conoce su programación emocional y lo emplea para controlar, demostrar o reprimir sentimientos y por ende conductas; funciona en relación a su potencial y evita el dolor anticipándose al éxito placentero.

El esquema operativo que ejerce Casriel son los siguientes:

1.- Hombre Triangular:

Se trabajan tres aspectos: la conducta, los sentimientos y las actitudes.

Se considera indispensable cambiar las actitudes que son inadaptadas, modificándolas, para que así perduren en el tiempo.

Las actitudes pueden ser:

Adulto Emocional: es el individuo responsable en su trabajo y su vida personal, se puede contar con él, hace lo que dice, tiene consciencia de sus opciones y sabe cual es el precio que tiene que pagar por ellas.

Adolescente Emocional: siempre están enojados con sus padres o con alguna figura de autoridad, son rebeldes y muy difíciles de complacer, son refractarios en las críticas, exigen libertad, no les gustan las responsabilidades y muy rara vez saben resolver sus problemas básicos.

Niños Emocionales: ellos asumen roles, suelen ser los que se consideran más importantes, actúan para lograr conseguir amor y aprobación, son exigentes y egocéntricos

2.- Niveles de Personalidad:

Nivel Sintomático: se refiere a cómo se conduce el individuo, cuáles son sus síntomas y sus formas sanas de comportarse.

Nivel Dinámico: tiene que ver con la forma cómo reacciona emocionalmente, si distorsiona o no sus sentimientos y qué defensas emocionales utiliza.

Nivel Dinámico: tiene que ver con la forma cómo reacciona emocionalmente, si distorsiona o no sus sentimientos y qué defensas emocionales utiliza.

Nivel de Identidad: Se demuestran las actitudes más profundas del sujeto, es decir, cómo se ve a sí mismo y lo que espera de los demás. En este nivel se distinguen tres perfiles, el individuo sano, el rechazador y el aceptador y para explicarlos el autor se refiere a ellos como una identidad nuclear que va de acuerdo al precio en dolor que se debe pagar para conseguir amor. Si la relación es adecuada y el individuo no debe pagar muy alto por este amor, obteniendo una amplia satisfacción, el niño crecerá emocionalmente sano; si por el contrario el dolor que tiene que soportar es superior al amor, prontamente rechazará la relación y escogerá no tener amo para no sufrir, a este sujeto llamamos “Rechazador”

El rechazador reprime cualquier necesidad de ser amado, ya que siente que no se pueden satisfacer, no necesita a los demás, se aísla de los vínculos intensos humanos y no tolera el dolor en el amor. Cree que si necesita amor va a sufrir y por esta razón vive emocionalmente solo, es poco confiado en sus relaciones interpersonales y sólo confía en sí mismo, es estoico, autosuficiente e independiente.

Por otro lado, si el niño se ha sentido tan impotente que aprendió a tolerar el dolor a cambio de amor, o por el contrario obtuvo amor a cambio de mucho sufrimiento, aprende a aceptar las relaciones humanas aunque lo hagan sufrir, en este caso el niño se convierte en “Aceptador”. Él es capaz de aceptar el sufrimiento antes de la soledad, ya que tiene miedo de estar solo, el amor lo es todo, la vida carece de sentido sin amor. Para estas personas no importa el precio que deben pagar por conseguir amor, inclusive perder la identidad.

Rechazadores y aceptadores se buscan mutuamente, debido a que se complementan, al rechazador le gusta sentir la calidez y el afecto que el aceptador le brinda

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