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EL VINO QUE LLENA DE FELICIDAD


Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  937 Palabras (4 Páginas)  •  230 Visitas

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El vino que llena de felicidad

I

El vino que llena de felicidad

Rodeado de sus discípulos, de los sirvientes del novio y de su madre, Jesús hace “el primero de sus signos”, manifiesta así su gloria, gloria que se ve reflejada en el cumplimiento de las promesas de Dios, ya desde el primer capítulo Juan nos habla de Dios que manda a su unigénito para salvación del mundo. “Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.” (Jn 2, 11). Juan quiere mostrarnos que la opción y acción del Mesías está bien definida, no hay duda, Dios quiere reivindicar a su creatura por eso opta por las personas, la intervención de María por los novios ante la falta de vino (Jn 2, 3) hace que se acerque a su Hijo y le pide que los ayude, como toda madre, esperando la ayuda del hijo, dice a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga" (Jn 2, 5). No sólo es un enunciado imperativo para los sirvientes sino para nosotros en la actualidad; Jesús quiere mostrarnos que Él es el novio y somos invitados a degustar el mejor vino, han venido otros: la Ley, los profetas, así hasta Juan el Bautista, pero el mejor vino se ha reservado para nosotros, el vino que da felicidad plena, Jesús. La declaración de María pide, pues, un cambio radical de quienes lo escuchan.

Jesús a lo largo de su ministerio va ir dando las pautas para llegar a la felicidad plena que Él representa. Pero seguimos a Jesús en comunidad. Y en comunidad vivimos la experiencia de Jesús para llegar a decir junto con San Pablo: “y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”. (Gal 2, 20)

II

Jesús no defrauda

Al mandarnos Dios a su unigénito, nos muestra que siempre cumple sus promesas y que está pendiente de su creatura, y, al mostrar Jesús el acto de conversión del agua en vino, nos muestra que el Hijo de Dios no defrauda. Seis son las tinajas que deben purificarse y poner en ellas agua, seis es imperfección, pero Jesús es la séptima tinaja, de la cual las otras van a recibir el vino en abundancia, y al ser el hijo de Dios quien realiza el milagro, el agua se convierte en vino, porque Jesús llega en la plenitud de los tiempos, y para los invitados a la boda, ha llegado esa plenitud. “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo”. (Ga 4, 4). Es Jesús quien viene a dar alegría a la fiesta, y quien deja dicho a sus discípulos: “hagan esto en conmemoración mía” (Lc 22, 19; 1 Cor 11, 24). La fiesta inicia celebrando una nueva alianza, la boda. Dios que se reconcilia con su pueblo.

III

María

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