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Biografia Del Rey David


Enviado por   •  29 de Octubre de 2012  •  12.555 Palabras (51 Páginas)  •  2.731 Visitas

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BIOGRAFIA DEL REY DAVID

David, el segundo rey de Israel, y fundador de la dinastía que lleva su nombre, reinó durante cuarenta años, desde el año 1005 A.E.C. hasta el año 965 A.E.C, los primeros siete años como rey de la tribu de Yehudah en Hebrón, y los siguientes treinta y tres años como rey de las doce tribus unidas, gobernando desde Jerusalén.

David es una de las más fascinantes personalidades de la Biblia, que lo describe con todas sus virtudes y defectos. Su importancia en la Biblia judía sólo es sobrepasada por Moisés. Creó una identidad nacional judía que ha sobrevivido hasta hoy, y fundó una dinastía que gobernó el reino durante cuatro siglos.

Nunca, después de él, la nación hebrea volvió a ser tan fuerte y poderosa. David controló un extenso imperio, que llegaba desde el río Eufrates hasta la frontera con Egipto. En la tradición judía David es el rey ideal, antecesor del Mesías que restaurará al pueblo de Israel y traerá la paz al mundo.

David fue un hombre brillante y complejo con enormes talentos, un guerrero valiente, un político hábil, un músico extraordinario y un maravilloso poeta. En su vida privada tenía debilidad por las mujeres, y fue el padre indulgente de una familia disfuncional.

David, el octavo y más joven hijo de Yishai, un granjero acomodado, nació en Belén. Su padre fue el nieto de Ruth la moabita y de Boaz, perteneciente al clan Parez de la tribu de Yehudah. Desde temprana edad, David, mientras cuidaba a las ovejas de padre, tuvo ocasión de demostrar su valentía matando a un león y a un oso que se estaban llevando ovejas del rebaño.

Dios, desilusionado del rey Saúl, envió al profeta Samuel a Belén. Los ancianos de la ciudad, alarmados por la visita, le preguntaron, "¿Tu venida es pacífica?"

"Si. Vengo a hace un sacrificio al SEÑOR. Purifíquense y acompáñenme al sacrificio", contestó Samuel.

Samuel vio a los hijos de Yishai, y, al ver a Eliab, el mayor, se dijo a si mismo, "De cierto, el ungido del SEÑOR está delante de Él."

"No mires a su apariencia ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho. Dios no mira lo que el hombre mira, pues el hombre ve lo que es visible, pero el SEÑOR mira el corazón", le dijo Dios.

Yishai hizo pasar a siete de sus hijos frente a Samuel. El profeta le dijo, “El SEÑOR no ha escogido a ninguno de estos. Son ellos todos los hijos que tienes?”

"Hay uno menor, que está cuidando al rebaño", contestó Yishai.

"Envía alguien a que lo traiga, porque no me sentaré a comer hasta que él no llegue", le dijo Samuel.

David, un muchacho pelirrojo y buen mozo, fue traido del campo. Dios le dijo a Samuel, "Levántate y úngelo, porque él es el escogido."

Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y luego regresó a Ramah.

El rey Saúl, luego de su pelea con Samuel, empezó a sufrir de depression. Sus sirvientes, preocupados, pensaron que la música mejoraría el ánimo del rey. Alguién mencionó que David era un buen músico, y el rey ordenó que lo traigan a su presencia.

David llegó al palacio real en Gibeah, trayendo regalos de pan, vino, y un cabrito que su padre Yishai enviaba al rey. Saúl quedó encantado con David, y, desde ese momento, cada vez que el rey estaba de mal humor, David tocaba el arpa, y lo calmaba.

Algún tiempo después, el ejército filisteo se congregó en una colina, y el ejército israelita, comandado por Saúl, tomó posiciones en otra colina, con un valle separando a los dos ejércitos. Un gigante, de cerca de dos metros setenta de estatura, llamado Goliat, armado con una armadura de pesado bronce, salía cada día del campamento filisteo y desafiaba a gritos a los israelitas, diciendo que estaba dispuesto a luchar contra cualquiera de ellos. Esto lo hizo, mañana y tarde, durante cuarenta días.

David se encontraba en Belén, ayudando a su padre Yishai a cuidar su rebaño de ovejas. Sus tres hermanos mayores,—Eliab, Abinadab, y Shamma—estaban enrolados en el ejército del rey Saúl. Yishai, que quería saber como estaban sus hijos, envió a David al campamento israelita con diez panes para ellos, y un regalo de diez quesos para su comandante.

David llegó al campamento cuando Goliat gritaba su desafío a los israelitas. David escuchó a los aterrorizados soldados decir que el rey Saúl había prometido una gran recompensa al hombre que matase al gigante. Le daría su hija en matrimonio, y exoneraría a su familia de la obligación de pagar impuestos.

David preguntó a los soldados que estaban a su lado, "¿Quién es ese incircunciso que se atreve a desafiar a los escuadrones del Dios viviente?"

Eliab, el hermano mayor de David, escuchó que el muchacho hablaba con los soldados, y se enojó con él. Le preguntó, "¿Para qué vienes aquí? ¿Con quien dejaste las ovejas en el desierto? Conozco tu descaro y tu impertinencia. ¡Tú has venido a ver la batalla!"

"¿Qué he hecho ahora? Solamente estaba preguntando", protestó David.

Alguien escuchó lo que David había dicho y se lo contó al rey Saúl, que lo hizo traer a su presencia.

"Tu siervo irá y luchará contra ese filisteo", le dijo David a Saúl.

Saúl expresó sus dudas de que David, un muchacho joven, sin experiencia en batallas, pudiese luchar contra el gigante guerrero filisteo. David le aseguró que él había matado leones y osos, y agregó "El SEÑOR, que me salvó del león y del oso, también me salvará de ese filisteo."

"Entonces, anda, y que el SEÑOR esté contigo", le dijo Saúl.

Saúl le dio su armadura para que la use, pero David, no acostumbrado a ella, no se la puso. Recogió cinco piedras lisas del suelo, y, con la honda en la mano, fue a enfrentarse a Goliat.

El gigante, al ver que un adolescente venía contra él, le gritó insultos.

David, calmo y sereno, le dijo, "Tú vienes contra mí, armado con espada, lanza y escudo, pero yo vengo contra ti en nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel que tú has desafiado. Hoy el SEÑOR te entregará a mis manos. Te mataré y cortaré tu cabeza, y dare los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. La tierra entera sabrá que hay Dios en Israel. Y toda esta congregación sabrá que el SEÑOR

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