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EL SISTEMA PREVENTIVO DE DON BOSCO:


Enviado por   •  11 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  1.593 Palabras (7 Páginas)  •  443 Visitas

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EL SISTEMA PREVENTIVO DE DON BOSCO:

UN ECOSISTEMA EDUCATIVO-PASTORAL

Por: ADRIANA PAOLA VELANDIA CAÑON

Casa Valsalice.

Este capítulo inicia con un párrafo que llama mi atención especialmente para dar inicio a este ensayo: “Toda obra Salesiana que acoge a los y las jóvenes no es simplemente un espacio físico, circunstancial, una institución que ofrece servicios educativos pastorales sino primordialmente un ambiente educativo, un ecosistema pedagógico.  Para Don Bosco la educación que él se propone se realiza, en primer lugar en y a través de un “medio ambiente vital”, de un hábitat sano donde se respira y vive una atmosfera de intensos valores humanos y cristianos que oxigenan y revitalizan el cuerpo y el espíritu de quienes entran en contacto con él y en el que los y las jóvenes se desintoxican en cuanto puedan atentar su salud corporal, psíquica y espiritual”[1].

Con este párrafo puedo reafirmar mi misión como docente y sobre todo como salesiana seguidora y admiradora del que yo considero el mejor de los maestros y que nos ha dejado su mayor legado “Sistema preventivo de Don Bosco”, que me dice, que la educación que yo ofrezco a mis estudiantes no debe responder a mis propios intereses ni a aquello que como docente pretendo que ellos entiendan, sino que ésta debe responder a las necesidades de los chicos y chicas; debo brindarles un ambiente en el que se sientan a gusto y respiren un ambiente de paz, de amor y en especial que sientan la presencia de Dios y sientan que son llevados a vivir a ejemplo de Jesús , además, de ayudar a que los y las  jóvenes  puedan descubrir la dimensión religiosa de su ser.

Pero, no puedo acercarme a mis estudiantes y conocer cuáles son sus necesidades e intereses sin antes buscarlos, es decir, acercarme a ellos, ir  hasta su propio ambiente, no son ellos los que deben venir a mí, soy yo quien debo ir hasta donde están ellos; en la comunidad en la que laboro tenemos una forma de acercarnos al ambiente de los niños con los que se trabaja; se realizan visitas domiciliarías, donde de una manera u otra se busca el acercamiento a los niños, el conocer a sus familias, sus problemas, y el ambiente en el que vive, es decir,  a su propia realidad.  Esto permite que exista un mayor acercamiento, contacto y confianza mutua de estudiante – maestra.  Es en la “calle” como lo dice Don Bosco “el lugar donde se desarrolla la vida del joven y donde nace el encuentro educativo oratoriano”, es en este lugar donde los chicos son ellos mismos, dan a conocer su propia personalidad sin temor a ser juzgados, allí tienen sus amigos, su mundo.  Fue allí donde Don Bosco aprendió un modo particular de relacionarse con los jóvenes, conoció su vida y comprendió sus necesidades. Y por lo tanto debe ser así para nosotros.  Es así, como a partir del acercamiento y el conocimiento del joven y su realidad le puedo brindar un ambiente donde se sienta escuchado, reconocido y valorado

 

Siendo “la calle” el lugar en el cual los jóvenes se reconocen a sí mismos en la autonomía y espontaneidad, educativa y salesianamente se les deben brindar, promover y fortalecer espacios que le posibiliten el desarrollo de su potencial afectivo, creativo y solidario. Pareciera que los correctivos que se proponen siempre para solucionar los problemas de índole juvenil van en la línea de la exigencia en el cumplimiento de la norma y la sanción, lo que niega la posibilidad del dialogo y del encuentro. Por el contrario se trata de ofrecerles espacios y oportunidades en los que puedan expresarse de manera creativa y vital en el deporte, el arte, los grupos juveniles de proyección a la comunidad”[2].

Estos espacios que los jóvenes buscan especialmente aquellos que no tienen a nadie, que carecen de amor, de la presencia de Dios y de su familia,  aquellos que son víctimas de la marginación y de la exclusión social los pueden encontrar en nuestra comunidad Salesiana.  Encontrando allí una “Casa”, pero no tomada como un lugar que presta un servicio sino un espacio de acogida, de fraternidad, un espacio donde se sientan queridos, donde comparten sus penas y alegrías, se sientan acogidos y reconocidos. Un lugar donde simplemente hablen sino donde puedan “dialogar”, “El dialogo se entiende como una relación en la cual todas las partes están tan comprometidas con la necesidad de decir lo que piensan como lo están con la posibilidad de cambiar de modo de pensar”. “Pues es un diálogo no solo para enseñar (o proclamar) sino también para escuchar y aprender”[3] 

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