ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ENSAYO SOBRE ECLESIOLOGIA PAULINA EN LAS EPISTOLAS DE 1 Y 2 DE TIMOTEO Y TITO


Enviado por   •  10 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  7.602 Palabras (31 Páginas)  •  618 Visitas

Página 1 de 31

ENSAYO

ECLESIOLOGIA PAULINA EN LAS EPISTOLAS DE 1 Y 2 DE TIMOTEO Y TITO

ECLESIOLOGIA

DOCENTE: GERMAN EDUARDO AYALA DIAZ

PRESENTADO POR. ANA JOSEFA VILLARREAL GOMEZ

SEMINARIO BIBLICO

2016

ENSAYO SOBRE ECLESIOLOGIA PAULINA EN LAS EPISTOLAS DE 1 Y 2 DE TIMOTEO Y TITO

Estas cartas tienen en común que su autor PABLO las dirige a dos de sus amigos y discípulos más cercanos, a quienes había dejado a cargo delas iglesias de Éfeso y Creta (la primera en tiempos cercanos a su última reclusión (64D.C) y las dos siguientes durante ella).  Consciente de que se acercaba su final, les deja instrucciones para su propia edificación y la de la iglesia, por lo que se les conoce como EPISTOLAS PASTORALES, siendo esta su gran importancia para el ministerio de quienes como nosotros nos desempeñamos actualmente como líderes y pastores, pero también para cualquiera que se haya vuelto al evangelio de nuestro señor Jesucristo y por tanto servidor suyo.

De acuerdo al propósito de la materia que apunta al conocimiento y papel de la iglesia, corresponde analizar la eclesiología contenida en estas cartas, para lo cual abordaremos cada una de ellas conforme a su bosquejo y contenido, apoyando este estudio en distintos autores, fundamentalmente en los citados en COMENTARIOS BIBLICOS MUNDO HISPANO TOMO 22, ya que después de consultar otros autores se consideró como el estudio más completo  al plantear un bosquejo temático amplio y detallado que nos permite apreciar cada una de las recomendaciones paulinas.

Analicemos entonces esas directrices en cada una de las cartas de acuerdo al bosquejo allí presentado.

1 TIMOTEO

I. ENSEÑANZA SOBRE LA SANA DOCTRINA (1:3–20)

El Apóstol Pablo comienza describiendo la situación controversial que se vivía en la iglesia de Éfeso ante las falsas doctrinas (1:3–11), enfatizando a reglón seguido sobre la validez de su enseñanza como auténtico apóstol de Cristo (1:12–17), señalando el desafío ministerial que correspondía a Timoteo (1:18–20).

1. La preocupación de pablo sobre las falsas doctrinas y el propósito de la ley tienen perfecta aplicación a nuestros días, pues como lo señalan Dinorah Méndez  y  Jorge Aguirre “las denominaciones evangélicas y aun las confraternidades de 100 iglesias han sido los escenarios en los cuales las falsas doctrinas han dejado profundamente sus huellas: iglesias locales divididas, denominaciones tradicionales que han tenido que separar de su seno a iglesias que no han seguido la doctrina y confraternidades resquebrajadas por causa de la deserción voluntaria o casi precipitada de las iglesias de su seno. Si bien esto ha sido necesario (con la atenuante de que en algunos casos no hemos sabido distinguir entre doctrina y práctica) porque somos los mensajeros de la verdad bíblica; sin embargo, es conocido por todos nosotros el proceso de desarrollo que se ha seguido en la mayoría de los casos anteriores: disputas acaloradas, calumnias, enemistades, ministerios puestos en tela de juicio, etc. Después de esto muchos han salido resentidos y heridos, y antiguas amistades se han resquebrajado para toda la vida. La falta de amor en el tratamiento de estas situaciones ha sido siempre una constante, tanto como una motivación para la sanidad doctrinal del cuerpo, como para actuar con el hermano que aún forma parte del mismo.”    

“La exhortación de Pablo va precisamente en la dirección contraria a la práctica que hemos estado realizando comúnmente. Sin dejar de lado nuestra responsabilidad, debemos basarnos en el amor para no cometer los excesos ya conocidos por nosotros”.

Debemos entonces protegernos contra las falsas doctrinas estando firmes en la palabra, no solo leyendo la biblia sino escudriñando su contenido y afianzando nuestra relación con Dios, alabándolo y adorándolo diariamente.

Tal como lo dice Pablo, “conociendo que la ley no fue dada para el justo sino para los trasgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros y para cuanto se oponga a la sana doctrina”.

La pregunta es, será que nosotros algún día o incluso hoy estamos en algún caso de esta lista?, yo creo que sí, pero ahora que por gracia tenemos la salvación, no debemos descuidarla.  Reitero, tenemos no solo el deber sino la obligación, de estar firmes en la palabra.

A veces condenamos a los demás pero nos olvidamos de lo que fuimos.  En estos días por ejemplo nuestro país, o por lo menos la comunidad Cristiana Nacional, se ha conmocionado por la legalización del matrimonio gay (sodomitas).  Sí,  es cierto, esto ha sido no solo un desacierto de nuestros gobernantes sino una condenación nacional, sin embargo, hay que recordar que la homosexualidad es un pecado como cualquier otra conducta sexual inmoral y como tal las personas que han caído pueden ser perdonadas  y transformadas, siendo nuestro papel como iglesia estar dispuestos a ser un refugio de sanidad para quien se arrepienta.

 2. La gracia de Dios hacia Pablo.

Pablo compara su propia experiencia con la de los falsos maestros y su enseñanza incorrecta acerca de la ley. Reitera su llamado y enfatiza que tanto su apostolado como su mensaje son auténticos, agradeciendo la fortaleza recibida de Cristo Jesús, que lo hubiera considerado digno de confianza al haber recibido el llamamiento y ser designado ministro del señor,  a pesar de sus malas acciones (blasfemia y persecución contra los cristianos), sabiendo que sin el poder divino nada podía hacer.

 Es importante ser conscientes de que nada de lo que somos o hacemos en el servicio del Señor se puede lograr con nuestros propios recursos,  dando siempre la gloria a Dios, para no ser presas del orgullo y la soberbia.

Para nuestro autor “Es clave reconocer que sus habilidades le han sido dadas por Dios y que el privilegio del llamamiento es para servir y no para recibir honores. Esto ayudaría a disminuir el número de ministros que pretenden imponer sus decisiones y sus puntos de vista en sus iglesias o sobre otros creyentes”. Incluso sugiere que, poco a poco se sustituya “el uso del término “líderes” por el más bíblico de siervos o ministros para designar a quienes han sido llamados por el Señor, precisamente para servirle a él y a su pueblo”.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (46 Kb) pdf (205 Kb) docx (30 Kb)
Leer 30 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com