El Libro De Job
Enviado por artemisa02 • 18 de Junio de 2014 • 1.995 Palabras (8 Páginas) • 394 Visitas
La Palabra de Jehová es viva
Puntos sobresalientes del libro de Job
EL PATRIARCA Job reside en la tierra de Uz, en la península arábiga. Para este tiempo, un gran número de israelitas vive en Egipto. Aunque Job no pertenece al pueblo de Israel, es un adorador de Jehová. “No hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, dice la Biblia (Job 1:8). Su historia debe de transcurrir en el período que va desde José, hijo de Jacob, hasta el profeta Moisés, dos sobresalientes siervos de Jehová.
Moisés, quien según se cree escribió el libro de Job, quizás oyó hablar de este patriarca durante los cuarenta años que pasó en Madián, a poca distancia de la tierra de Uz. Es posible que supiera de los últimos años de Job cuando los israelitas estuvieron cerca de Uz, hacia el final de su viaje de cuarenta años por el desierto.* La experiencia de Job se narra de forma tan bella que se la considera una obra maestra de la literatura. Pero es algo más que eso, ya que contesta preguntas como estas: ¿Por qué sufre la gente buena? ¿Por qué permite Dios la maldad? ¿Pueden los seres humanos imperfectos ser fieles a Dios? Como parte de la Palabra inspirada de Jehová, el mensaje del libro de Job está vivo y ejerce poder aún hoy día (Hebreos 4:12).
‘PEREZCA EL DÍA EN QUE NACÍ’
(Job 1:1–3:26)
Cierto día, Satanás cuestiona la fidelidad de Job. Jehová acepta el reto y permite que Satanás aflija a su siervo con una calamidad tras otra, pero Job se niega a ‘maldecir a Dios’ (Job 2:9).
Tres compañeros de Job llegan para “condolerse de él” (Job 2:11). Se sientan a su lado sin pronunciar palabra hasta que él rompe el silencio y dice: “Perezca el día en que llegué a nacer” (Job 3:3). Job desea ser como los “niños que no han visto la luz”, es decir, que han nacido muertos (Job 3:11, 16).
Respuestas a preguntas bíblicas:
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1:4. ¿Celebraban los cumpleaños los hijos de Job? No, no lo hacían. En el idioma original, los términos empleados para “día” y “cumpleaños” son diferentes (Génesis 40:20). En Job 1:4, la palabra “día” designa el tiempo comprendido entre la salida y la puesta del Sol. Parece ser que los siete hijos varones de Job organizaban todos los años una reunión familiar de siete días, formando un ciclo. Cada hijo era el anfitrión del banquete que se ofrecía en su casa “en su propio día”.
1:6; 2:1. ¿A quiénes se les permitía presentarse ante Jehová? Entre aquellos que tomaban su puesto delante de Jehová se contaban su Hijo unigénito (la Palabra), los ángeles fieles y los hijos angélicos de Dios que habían sido desobedientes, incluido Satanás (Juan 1:1, 18). Estos últimos no fueron expulsados del cielo sino hasta poco después del establecimiento del Reino de Dios, en 1914 (Revelación [Apocalipsis] 12:1-12). Al permitirles estar en su presencia, Jehová expuso delante de todas las criaturas espirituales el desafío y las cuestiones que planteó Satanás.
1:7; 2:2. ¿Habló Jehová a Satanás directamente? La Biblia no da muchos detalles sobre cómo se comunica Jehová con las criaturas espirituales. No obstante, el profeta Micaya tuvo una visión en la que un ángel conversaba directamente con Jehová (1 Reyes 22:14, 19-23). Por lo tanto, parece que Jehová habló con Satanás sin un intermediario.
1:21. ¿En qué sentido podía Job regresar al ‘vientre de su madre’? Puesto que Jehová formó al hombre “del polvo del suelo”, el término “madre” se usa aquí en sentido figurado para referirse a la tierra (Génesis 2:7).
2:9. ¿En qué estado de ánimo se encontraba posiblemente la esposa de Job cuando le dijo a este que maldijera a Dios y muriera? Ella había sufrido las mismas pérdidas que él. Le debe haber dolido muchísimo ver a su esposo —que en un tiempo había sido una persona vigorosa— abatido por una repugnante enfermedad. Además, había perdido a sus queridos hijos. Todo esto debió dejarla tan consternada que no percibió lo realmente importante: la relación de ellos con Dios.
Lecciones para nosotros:
1:8-11; 2:3-5. Como muestra el caso de Job, para ser íntegros a los ojos de Jehová no basta con acciones y palabras adecuadas; también hay que servirle con el motivo correcto.
1:21, 22. Si somos fieles a Jehová en circunstancias tanto favorables como desfavorables, probaremos que Satanás es un mentiroso (Proverbios 27:11).
2:9, 10. Al igual que Job, hemos de permanecer firmes en la fe, incluso si nuestros familiares no aprecian nuestras actividades espirituales o nos presionan para que transijamos en asuntos relacionados con la fe cristiana o para que renunciemos a ella.
2:13. Los compañeros de Job no tenían nada animador que decir acerca de Dios y sus promesas porque carecían de visión espiritual.
“NO QUITARÉ DE MÍ MI INTEGRIDAD”
(Job 4:1–31:40)
En esencia, lo que los tres compañeros de Job enfatizan en sus discursos es que este tuvo que haber hecho algo muy malo para merecer un castigo tan severo de parte de Dios. Elifaz habla primero, seguido por Bildad, quien emplea un lenguaje más hiriente, y por Zofar, que lo trata con mayor desprecio aún.
Job rechaza el razonamiento falso de sus visitantes. Incapaz de comprender por qué Dios ha permitido su sufrimiento, se preocupa en demasía por defender su inocencia. Sin embargo, Job ama a Jehová, por lo que exclama: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!” (Job 27:5).
Respuestas a preguntas bíblicas:
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7:1; 14:14. ¿A qué se refiere la expresión “trabajo obligatorio”? La angustia de Job era tan dolorosa que para él la vida era como un trabajo obligatorio, arduo y agotador (Job 10:17, nota). Y puesto que el tiempo que el ser humano pasa en el Seol —desde que muere hasta que resucita— es un período forzoso, Job lo asemejó a un trabajo obligatorio.
7:9, 10; 10:21; 16:22. ¿Dan a entender estas afirmaciones que Job no creía en la resurrección? Estos comentarios hacen referencia al futuro inmediato de Job. ¿Qué significan entonces? Tal vez él quiso decir que si moría, sus contemporáneos no lo verían más. Desde el punto de vista de ellos, él no regresaría a su casa ni se le
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