LA FORMACION DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

La formación del canon del nuevo testamento fue un hecho de suma importancia para la iglesia cristiana pues a partir de allí la normatividad de la vida cristiana y la regla de fe girarían todas entorno a los escritos que fueron aceptados como inspirados, es decir, al canon del nuevo testamento. La fecha exacta en la que se dio por terminada la formación del canon del nuevo testamento no la conocemos, pero si sabemos por la historia y las evidencias que de ella dan referencia que no la podemos fijar antes del año 300 d.C. ya que, aunque los escritos del nuevo testamento se terminaron poco después del principio del segundo siglo, aproximadamente en el año 110 d.C. el establecimiento de estos como “el canon” o regla de fe, con autoridad divina, no fue inmediato.

Es de mucha importancia para el pueblo cristiano de hoy conocer la forma como se llevó a cabo la elección del nuevo testamento que hoy tenemos en nuestras biblias, para poder combatir a aquellos que con acusaciones falsas y argumentos erróneos pretenden hacernos creer que la palabra de Dios escrita fue adulterada por quienes participaron de este proceso de selección que consistió en clasificar los libros que acreditaban la fe autentica del evangelio de Cristo, ósea los inspirados por Dios, de los que por su contenido dejaban dudosa su razón de ser y aún más, no se les podría comprobar su autenticidad, por lo que se les llamo “apócrifos” y fueron excluidos de los libros nuevo testa mentales.

La historia nos enseña que la creciente iglesia necesitaba cada vez más alimentarse de la palabra y fortalecer su fe en el señor pues aquellos tiempos eran difíciles por las persecuciones a las que se enfrentaban todos los que proclamaban el nombre de cristo. Por esto los escritos como cartas y enseñanzas de los apóstoles circulaban por todos aquellos lugares donde la iglesia se había establecido y aun aquellos lugares secretos de reunión como las catacumbas y cuevas, eran sitios de reunión donde se adoraba a Dios y se leían estos textos, pero en algunos sitios unos eran aceptados y otros no, y así en sucedía en todos los lugares.

Es por esto que surge la urgente necesidad de unificar criterios y definir que textos eran los que promovían la sana doctrina y serian pilares para edificar la iglesia y que textos creaban confusión, y distorsión y se apartaban de la verdad del evangelio. Sabemos entonces que los concilios que se celebraban de tiempo en tiempo no escogieron los libros para formar el canon, sino que los concilios ratificaron “la elección ya hecha por las iglesias”, y quien mejor que la iglesia (la verdadera), la entidad que cuenta con el respaldo y autoridad de Dios, y que tiene el espíritu de Dios, pues a ella le fue dado, el cual revela todas las cosas y es el autor (quien la inspiro) de la palabra de Dios, para identificar lo que es palabra de Dios y lo que no lo es, como diría el apóstol

...