Mi oración de fe y esperanza

Mi oración de fe y esperanza

Hace muchos años, tantos que se remontan a la historia misma de la Logia, que se formó lo que ha sido en todas las épocas, en todos los años de vida que tiene el Taller, esa identificación plena que distingue a sus miembros: NUESTRA FRATERNIDAD "TUPAC".

Cuando hablamos de "Nuestra Fraternidad "Túpac" se remueven las fibras más ondas del alma, porque ella significa, la relación fraterna que desbordándose del corazón, llena de orgullo a todos los que tenemos el privilegio de sentirnos "Túpacs".

Relación de amistad íntegra, de compañerismo, de amor fraternal, de tolerancia, de respeto, de nobleza y apoyo al débil, amparo y consuelo al que sufre, al desamparado, al desvalido.

Defensora tenaz y valiente del H.•. cuando éste es desprestigiado, calumniado u ofendido, de su familia, en fin, de todo aquel que necesite protección, aliento, consejo y estímulo.

Esto es en síntesis "Nuestra Fraternidad "Túpac" esencia pura de la verdadera amistad.

Yo quisiera que sobre todas las cosas, por sobre todas las contingencias agrias o dulces que nos depara la vida, por encima de todas las discrepancias, desavenencias y entredichos, en fin, por sobre todo, saliera siempre airosa, siempre fraterna, siempre fuerte, nuestra maravillosa cadena, uniendo estrechamente a todos sus eslabones, manteniendo viva y latente nuestra fe permanentemente, como viva y latente perdura por siglos de los siglos, la llama votiva del Olimpo.

Este año, por la deferente confianza depositada en mí, por los HH.•. de la Logia, dirijo los destinos del Taller. No se pueden imaginar la enorme responsabilidad que el cargo de V.•. M.•. conlleva.

Si me permiten poner un ejemplo, valga la comparación, el como si uno fuera el Capitán de un gran barco, cuya misión consiste en surcar todos los mares.

El Capitán tiene que ocuparse de todo; del buen funcionamiento de las máquinas, del combustible, de los víveres, de las cartas de navegación, de los Vientos, de las condiciones meteorológicas, del personal de abordo, del sistema de comunicaciones, medicinas, pasajeros, etc.

Esa enorme responsabilidad, puede indudablemente, dar motivo a que se cometan errores. Del mismo modo, el V.•. M.•. de una Logia no es infalible, es humano y como tal, también está expuesto ha incurrir en ellos.

Convengan conmigo, que si estos se producen, son involuntarios, porque la elección de un V.•. M.•. es la prueba de que sus HH.•. han seleccionado al que ostenta los méritos suficientes para entregarle el gobierno de la Logia.

La preocupación y el deseo de servir, el afán por satisfacer las expectativas de todos con imparcialidad, teniendo como único norte el prestigio y los intereses de la

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