ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Resumen Libro Camino A Cristo


Enviado por   •  11 de Enero de 2015  •  2.099 Palabras (9 Páginas)  •  6.764 Visitas

Página 1 de 9

RESUMEN LIBRO “EL CAMINO A CRISTO”

El libro fue escrito por la profetisa de nuestra Iglesia, hermana Elena G. de White y consta de 13 capítulos en los cuales encontramos cómo es el gran amor de Nuestro Dios, y como su nombre lo indica, el camino que nos lleva a él. A continuación se detalla se encuentra un resumen de cada capítulo.

CAPITULO 1: “AMOR SUPREMO”

Dios manifiesta su amor de diversas maneras, ya sea visual o tangiblemente, por ejemplo lo podemos ver y sentir por medio de la naturaleza, naturaleza creada perfecta y hermosa, al verla y sobre todo sentirla percibimos que todo nos habla del amor de su creador, ya que solo Dios es el que suple las necesidades de sus criaturas; aparte de ver y sentir el amor de Dios también lo podemos conocer por medio de su palabra, en la cual podemos aprender las múltiples maneras en las que ha ayudado a su pueblo; pero la mayor y suprema forma en que él ha demostrado su gran amor fue en la encarnación de su hijo amado, su único hijo. Jesús vino del cielo a vivir entre los hombres para manifestar al Padre, hizo manifiesto su amor por medio de sus principios prácticos y vivos, además nos mostró una forma clara de relación con los diversos tipos de personas, y lo hizo en medio de un mundo agobiado por Satanás, hizo muchísimas cosas por las personas mientras estuvo en esta tierra, veló por sus necesidades, sanó sus enfermedades, utilizó un método que fue muy efectivo para tener y mantener fieles seguidores, enseñó la verdad, pero siempre lo hizo con amor; y cuando hubo realizado toda su obra de amor, Jesús se dio así mismo para garantizar nuestro rescate, muriendo en la cruz del calvario por nuestros pecados y sobre todo venciendo esa cruz al resucitar al tercer día, y al vencer en esa cruz, venció al mismo Satanás, y lo que ganó fue la garantía que ahora tenemos de acceder al cielo, ante los ojos de nuestro Dios somos muy valiosos, ya que valemos la sangre de Cristo, fuimos redimidos gracias al enorme y supremo amor de Dios, al aceptar padecer tanto, por un mundo que ni siquiera lo amaba, solo él podía hacerlo, ya que solo él, conocía el verdadero amor de Dios y solo en él podía manifestarse tan grande amor, tanto así, que ahora somos llamados “hijos de Dios”; uno de los versículos más significativos con referencia al enorme amor de Dios es Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna”.

CAPITULO 2: “LA MÁS URGENTE NECESIDAD DEL HOMBRE”

Dios al crear la tierra la hizo perfecta, completamente perfecta, al crear al hombre lo hizo para que fuera feliz, lo hizo con originalmente de facultades bien dotadas y de un entendimiento bien equilibrado, pero había un enemigo que no quería permitir esa felicidad y cuando logró entrometerse en la tierra, cuando el hombre le dio cabida en su vida y desobedecer, sus facultades se pervirtieron y el amor fue reemplazado por el egoísmo, fue allí donde inició la separación del hombre con Dios y como consecuencia la tierra fue cortada del cielo. El hombre quedo tan debilitado al desobedecer, que por eso fue tan fácil que el enemigo se apoderara por un tiempo del mundo, Satanás quería destruir completamente el mundo, quería llenarlo de sufrimientos y lo peor de todo, que quería culpar a Dios de dichos sufrimientos, este enemigo hubiera logrado destruir la creación de Dios completamente, si Dios no hubiera intervenido de una forma especial. Cuando Dios creó a la humanidad, existía una comunión estrecha entre Dios y su creación, pero cuando el pecado entró a la tierra, la humanidad se escondió de Dios, la estrecha relación se rompió, un corazón que no ha sido renovado, no tiene una comunión con Dios gozosa. No es un decreto de Dios que los impíos no vayan al cielo, pero lo que pasa que un impío no tendría un buen compañerismo con los no impíos, se sentiría menos, no gozarían de la presencia de Dios, porque no estarían acostumbrados a realizar las actividades que se realizan con gozo en la presencia de Dios. Nuestra mayor necesidad es permanecer en la presencia de Dios con un corazón completamente arrepentido y limpio, y ese proceso de renovación y de limpieza, solo lo puede hacer Dios, solo nos queda aceptar esa amistad que Dios nos ofrece y procurar mantener esa comunicación continúa, hacer de Dios el centro de nuestra vida.

CAPITULO 3: “UN PODER MISTERIOSO QUE CONVENCE”

Solo por intermedio de Cristo podemos estar en armonía con Dios, pero que debemos hacer para ir con Cristo; Pedro en su discurso dijo “Arrepentíos”, posteriormente fue dicho “arrepentíos y convertíos”. El verdadero arrepentimiento se demuestra cuando sentimos tristeza al pecar y por ende procedemos al abandono del pecado. Pero el arrepentimiento no es tan fácil como decir, que triste me siento por lo que hice, a veces se confunde el arrepentimiento con la culpa, ya que la culpa, si tiene que ver con un sentimiento de tristeza, pero la culpa nos hace sentirnos mal por lo que hicimos y nos lleva a un camino equivocado, hasta provocar hacernos daño o castigarnos por el mal que hicimos, mientras que el sentimiento que provoca el arrepentimiento es el de cambiar, dejar el pecado que estamos acariciando. Es cuando el pecador reconoce la justicia de Dios y ansía ser purificado. Uno de los mejores ejemplos lo expresa la oración de David, el verdadero arrepentimiento es algo que supera nuestro propio poder, y eso se obtiene únicamente de Cristo. La virtud procedente de Cristo es la que nos induce a un arrepentimiento genuino. A veces se piensa que hay pecados más grandes que otros, para Dios no hay todos pequeños, todos son del mismo tamaño, pero hay unos que son más peligrosos o mejor dicho difícil de dejar, como por ejemplo: el orgullo, la codicia y el egoísmo. Son cosas que nos ciegan porque no nos dejan darnos cuenta que estamos pecando, tal como sucede en la parábola del Fariseo y el Publicano, el publicano reconocía que era pecador, todo lo contrario del Fariseo, a veces es difícil quitarnos el yo de nuestras vidas y es cuando nuestro corazón llega a

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com