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Tiempo Para Orar


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2014  •  451 Palabras (2 Páginas)  •  220 Visitas

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¿Tiempo para orar?

Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme. —Salmo 70:1

Una mañana, cuando era niño, estaba sentado en la cocina, mirando a mi mamá que preparaba el desayuno. De pronto, la grasa de la sartén donde freía la panceta se prendió fuego. Las llamas subieron por el aire, y mi madre corrió a la despensa a buscar un paquete de harina para arrojarlo sobre el incendio.

«¡Socorro!», grité. Y después, agregué: «¡Ay, ojalá fuera la hora de orar!». Es probable que «es hora de orar» haya sido una expresión frecuente en la familia, y yo la interpreté literalmente como que solo podíamos hacerlo en determinados horarios.

Desde luego que la hora de orar es en cualquier momento; en especial, cuando estamos en crisis. El miedo, la preocupación, la ansiedad y la aflicción son las ocasiones más comunes para hablar con Dios. Por naturaleza, recurrimos a la oración cuando nos sentimos desolados, abandonados y despojados de todo recurso humano. Clamamos con las palabras de David: «… apresúrate, oh Dios, a socorrerme» (Salmo 70:1). John Cassian, un creyente del siglo v, escribió lo siguiente: «Este es el clamor aterrorizado de alguien que ve la trampa del enemigo, el grito de una persona asediada de día y de noche, que exclama que no puede escapar a menos que su Protector acuda a rescatarla». Que nuestra reacción sea acudir al Protector y que nuestra simple oración en cada crisis y durante todo el día: «¡Socorro, Señor!».

Reflexión: Siempre hay un lugar y un momento para orar.

Autor: Editores de Nuestro Pan Diario.

Orar Sin Cesar

El mandato de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17 de, “Orad sin cesar,” puede resultar muy confuso. Obviamente, no significa que debemos estar en una postura de cabeza inclinada y ojos cerrados durante todo el día.

- Pablo no se refiere a no dejar de hablar, sino a una actitud de conciencia de Dios, y rendición a Dios que llevemos con nosotros todo el tiempo.

- Cada momento despierto, es para vivirse en la conciencia de que Dios está con nosotros y que Él está activamente involucrado y comprometido con nuestros pensamientos y acciones.

- Cuando nuestros pensamientos se vuelven hacia la preocupación, el temor, el desánimo y el enojo, debemos consciente y prontamente convertir cada pensamiento en oración y cada oración en acción de gracias (Fil. 4:6).

- La oración como un arma para usarse en la lucha de batallas espirituales (Efesios 6:18).

- Para los cristianos, la oración es como el respirar. Como creyentes, todos hemos entrado en la atmósfera divina para respirar el aire de la oración. Sólo entonces podemos sobrevivir a la oscuridad del mundo.

- La oración continua, persistente, incesante, es una parte esencial de la vida cristiana y surge de la dependencia de Dios.

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