Paradigma Tecno-económico

CAMBIO DE PARADIGMA Y ROL DE LA TECNOLOGÍA EN EL DESARROLLO

Hoy en día el rol que juega la tecnología en todas las empresas y en los sectores productivos principalmente es muy importante, sin embargo, no es suficiente ya que la tecnología siempre debe ir acompañada del conocimiento para que éste se convierta en innovación productiva que ayude a mejorar la calidad de vida.

Por lo tanto, el cambio de paradigma tecno-económico debe considerarse como una transformación del patrón tecnológico y organizativo, más aún, como un cambio de sentido común aplicable tanto en la producción como en las demás actividades sociales.

El origen de ese cambio de paradigma es una revolución tecnológica, resultado de una fusión entre una revolución informática y una revolución organizativa. Este cambio de paradigma tecno-económico deberá ser un cambio en las herramientas y en los modos de hacer las cosas, será un cambio de patrones organizativos y de posibilidades tecnológicas, lo cual exige de antemano la necesidad de adoptar una nueva lógica.

Si bien es cierto que en los últimos doscientos años han ocurrido cinco revoluciones como la actual, cada una ha representado un salto y un avance en la productividad y el desarrollo. Y es así que en base a todas esas revoluciones hemos presenciado el más grande auge en el nivel de vida de los países desarrollados y nos encontramos en la Era de la informática conformada por la microelectrónica, las computadoras, los sistemas de producción flexibles y las telecomunicaciones digitales.

Pero todo esto ya no es suficiente ya que el salto a la verdadera revolución tecnológica no se basa en la computarización o el uso del internet toda vez que la vieja forma de organizarse no es capaza de sacarle provecho a las nuevas tecnologías, ya que sigue quedando pendiente la otra parte de ese nuevo conjunto de tecnologías genéricas, que son, los nuevos principios, prácticas y modelos organizativos. Son ellos los que permiten abrir los caminos a la eficiencia y sobre todo a la creatividad y la innovatividad.

Para lograr ese cambio de paradigma es indispensable pensar de otra manera, abandonar la lógica de la producción en masa y adoptar la de la producción flexible para así tener economías de especialización y de gama, es decir, producir con altísima productividad un conjunto diferenciado de productos con un perfil cambiante con el tiempo.

Un segundo aspecto es cambiar la producción intensiva en energía y materias primas por la producción intensiva en información y materia gris. Otra modificación importante es dejar a un lado las metas de rutinas optimizadas y adoptar una forma de organización donde la mejora continua y la innovación sean la principal rutina.

Por último y lo más trascendente es dejar de considerar al personal como un costo y pasar a verlo como capital humano, basándose en la idea de que el conocimiento incorporado en la persona debe ser reconocido como capital y de igual manera remunerarse y tratarse como capital, de tal manera que a la persona ya no se le emplea para usar su tiempo y para obedecer órdenes, si no que se le emplea para que sea creativo y usa su capacidad imaginativa

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