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CAPITULO I: ¿RETORNO A LA MENTE Y AL CUERPO?


Enviado por   •  6 de Octubre de 2011  •  1.851 Palabras (8 Páginas)  •  582 Visitas

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CAPITULO I: ¿RETORNO A LA MENTE Y AL CUERPO?

Al observar nuestro cuerpo, podemos encontrarlo perfectamente integrado a nuestra voluntad consciente. Hacemos las cosas porque así lo queremos y le ordenamos a nuestro cuerpo que cumpla nuestras demandas. No todos esos órganos que envuelve nuestra piel, responden a nuestra voluntad, por lo menos no a la consciente.

Nuestro cuerpo, entonces, escapa a nuestro deseo de dominio pleno. Por otro lado, alguien, en un arranque de omnipotencia, podría pedirle a su sistema digestivo que acabe rápidamente su tarea metabolizadora para acceder lo antes posible a los nutrientes ingeridos, o a su cerebro que recuerde inmediatamente donde ha olvidado las llaves de la casa. Estas demandas tan curiosas y frecuentes, no recibirán respuesta; el estómago y el intestino se tomarán el tiempo necesario, las llaves seguramente se hallarán sin que el cerebro haya sugerido su paradero.

Lección 1: Conciencia y estados alterados.

Para poder comprender fenomenológicamente la conciencia tenemos que recurrir a la descripción de todo un proceso. La conciencia es una constelación compleja de acciones y reacciones encadenadas y holísticas que en conjunto la conforman. Los elementos que estructuran dicho proceso, son en sí mismos altamente complejos y representan a su vez un proceso particular. Es por ello, que la percepción, el aprendizaje, la memoria, que pueden tomar parte en el proceso de la conciencia. La conciencia es un complejo de elementos encadenados. Esos elementos se pueden presentar de forma continua y en estricto orden o expresarse en forma discontinua, paralela, con rupturas, confusa o ambigua. La conciencia es el proceso mediante el cual percibimos, discernimos y respondemos, tendríamos que decir que no existe gran diferencia entre el ser humano y otros mamíferos e incluso con respecto a otras familias animales.

Tal diferencia radica en la amplitud de variables que el ser humano puede considerar durante el proceso. No solo se trata de un campo más amplio de variables, sino que éstas, por sí mismas, pueden llegar a ser de mayor complicación si se las compara con el animal. Sabemos bien que el águila tiene un sentido ocular más desarrollado comparado con el del homo sapiens, el perro tal vez un olfato más aguzado y fino, o el zorro un oído de mayor alcance. Pero no es allí donde radica nuestra diferencia, no se trata de un factor cuantitativo, sino cualitativo; se trata del repertorio y el grado de respuestas posibles y susceptibles de ser emitidas frente a esas percepciones. Lo anterior plantado no desconoce conductas instintivas en las personas, sin embargo, el aprendizaje y nuestra capacidad de ajuste permite elaborar, los comportamientos pertinentes a la situación estimuladora. La Pauta Motora Fija en las personas no es suficiente y además de imperfecta puede llegar a ser caótica como cuando en un terremoto las víctimas operan por impulso instintivo y no bajo mecanismos previamente aprendidos.

Lección 2. Percepción

El ser humano es un ser abierto al mundo. Los sentidos, tales como el olfato, el gusto, la vista, el tacto y la audición, son esas puertas por donde el mundo exterior entra en los individuos. Nuestra piel, específicamente, cuenta con una cantidad altísima de células conectadas directamente al sistema nervioso, que perciben los cambios de temperatura y presión. Por lo tanto la función de la piel es únicamente la de registrar los cambios de presión o temperatura, pero ya conocemos la gran cantidad de impresiones y respuestas que de esas dos actividades podemos deducir; las caricias, el reconocimiento de superficies, el estímulo de nuestro cuerpo etc., son todas ellas y otras las derivaciones de simples y sencillos cambios de temperatura y presión, registradas por millones de células altamente sensibles. El olfato por su parte es un sentido tan poderoso como desprestigiado. Un entrenamiento adecuado de nuestro olfato, podría llevarnos a sensibilizar en tal grado este sentido, que tendríamos poco que envidiar al perro. Muchas de las impresiones que no dudaríamos en adjudicar a nuestro sentido del gusto, son realmente estímulos registrados por nuestro olfato; los alimentos nos huelen más de lo que nos saben.

La visión por su parte, sufrió un notable desarrollo en el momento que los homínidos tomaron una posición erguida. La visión nos permite formarnos una imagen del mundo que no es sólo el resultado de la percepción de la luz, sino la consecuencia de una elaboración de la información según criterios preestablecidos. El cerebro es el lugar central de interpretación de la información y mecanismo motor de las respuestas a los estímulos. El oído humano no sólo permite percibir los sonidos, sino que es el centro del equilibrio. Si bien la relativa cercanía de un ojo con el otro, nos permite tener imágenes unifocales, el oído por su parte y dada su separación en nuestro cuerpo, percibe sonidos estereofónicos; podemos girar nuestra cabeza hacia el lugar de donde proviene el sonido y así ubicarlo. El sentido del gusto es bastante limitado; si pudiéramos suprimir el sentido del olfato de una persona y alimentarla con especias o productos aromáticos, aquel individuo no percibiría ningún sabor. Como hemos dicho, muchas de las sensaciones que creemos provenientes de nuestro sentido del gusto, lo son realmente del sentido del olfato.

Lección 3. Motivación.

Aprender con habilidad y destreza transformadora supera los procesos de memoria, percepción, atención, asociación de conceptos en tanto su verdadera fuente es la motivación. La motivación es el motor de las conductas y por ende, de los comportamientos, no hay nada más motivador que la necesidad de alimento, el hambre empuja patrones conductuales encaminados a la satisfacción perentoria de esa carencia

Aprender a pensar

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