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Ambas Tres


Enviado por   •  10 de Enero de 2013  •  11.865 Palabras (48 Páginas)  •  483 Visitas

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CELCIT. Dramática Latinoamericana 137

AMBAS TRES

Javier Vidal

Prólogo prescindible:

2 + 1 = 3

Esta pieza comenzó a escribirse en el 2000 y creo que aún, después de montada, aún sigue viva escribiéndose a sí misma. No es una simple retórica. La pieza, aunque cerrada dramáticamente, sigue un camino menos personal para el dramaturgo y más vital para las actrices que la interpretan y al director que le toque leerla en otro tiempo y en otra latitud.

La pieza se escribe a instancias de una conversación con Daniel Uribe, en el otoño del ’98 en París, quien deseaba montar una pieza para tres actrices. Daniel me presenta una pieza rusa contemporánea traducida por un español en la cual él había sido el asistente de dirección durante su corta residencia en Madrid. No me terminó de convencer el papel de arreglista y le comenté que mejor escribía una obra nueva para tres voces femeninas. Daniel accedió gustosamente. Durante todo el año ’99 le di largas a Daniel. Más bien lo engañaba diciéndole que ya tenía los esbozos y las primeras páginas. Fue entonces, en el Día Nacional del Teatro de 2000 (27 de junio), que por cierto me tocó leer el mensaje frente a las autoridades cultas revolucionarias, cuando el director teatral Orlando Arocha me invitara para el evento “Tinta Fresca” que se realizaba en los Espacios Unión que regentaba (todo en copretérito) Vilma Ramia. Volví a mentirle al decir que sí, que “tenía una obra casi lista”. Mi mentira me cercó y ese mismo fin de semana comencé a escribir una pieza para tres actrices.

Los acontecimientos de “La Tragedia de Vargas” se vivieron muy de cerca en mi familia. Mi primo Oscar murió junto a su esposa Andrea y milagrosamente mi tía Rusé (madre de Oscar) se salvó y pudo salvar a su nieto Vangelis. Una de las tantas historias que jamás superará la ficción por más que la realidad insista. A partir de esos momentos y lo cerca que viví y sigo viviendo el “día después”, es que partió esta pieza que se leyó una parte en noviembre del 2000 en los Espacios Unión.

Después de esa experiencia finalicé “Ambas Tres” (pieza a quien Isaac Chocrón llamó “Cármenes de Uria”) en el 2001, año de su estreno. Casi siempre, la mayoría de las veces, he escrito piezas a la medida y no quise que ésta fuera la excepción, a pesar que fue Daniel quien asignó los personajes a las actrices. Cuando supe que Elba estrenaría Isis y Julie, Kore, la obra salió con mucha más facilidad. Palabra que detesto en teatro, pero que indefectiblemente debe usarse en este caso. Aunque Virginia vino mucho después de escribir la palabra “telón”, de igualmente ha contribuido para que el final de la pieza se haya metamorfoseado a través de un insinuante y delicado trabajo de mesa, antes de sentarse en la mesa.

La pieza tiene, pues, la fuerte inspiración de la realidad que me tocó y tocó a todo el país. “Ambas Tres” se escribe después de “Trastos viejos” y antes de “C.I.N.K.O.” Las tres formarían una trilogía del drama doméstico. Familiar. El drama de una realidad que aplasta a la clase media que la margina en “Trastos viejos”, la destruye en “Ambas tres” y la agrade en la última. Las tres son realistas y conservan la unidad senequistas del tiempo, espacio y acción. El mismo tiempo del actor es el del público o al revés para que se entienda mejor. Tanto una como la otra se estrenaron en mismo mes de noviembre del 2001 con una semana de diferencia con dos directores distintos, en dos salas, con diferentes grupos. En esta ocasión, es la primera vez que el Centro de Directores para el Nuevo Teatro monta una pieza mía, pero no es la primera vez que ya trabajo con Daniel y Marcos Purroy, con los que me une la aventura de escuchar mis piezas en idiomas extranjeros.

Caracas, octubre 2001.

PERSONAJES

ISIS. Viuda. 39 años.

KORE. Divorciada. 35 años. Hermana de ISIS.

MINERVA. Soltera. 40 años. Prima de las anteriores.

Caracas. Sábado por la tarde. Estación lluviosa. Agosto del 2000. Apartamento de MINERVA.

MINERVA llega del gimnasio en ropa de entrenamiento. Cabello mojado y suelto. Zapatos de tenis. Sobre el sofá, MINERVA, nada más entrar, suelta el bolso largo de cuero y una bolsa de papel donde sobresalen cuatro canillas de pan francés. El apartamento es impecable. Parece un set de televisión o una fotografía de revistas del hogar. Todo en su lugar con un orden desquiciante. Se nota que fue diseñado por un arquitecto vitrinista de exquisitez europea. Es un apartamento sin vida, sin embargo. La puerta principal que siempre queda en el fondo del escenario, ligeramente inclinado hacia la izquierda del espectador está al lado de una puerta que da a las habitaciones privadas. A la derecha, siempre al fondo, la cocina que jamás parece haber sido utilizada, separada por una barra ancha que hace las veces de comedor, y que a partir de ahora la denominaremos: “mesa comedor”, antecede al recibidor o “salón de estar” que ocupa el espacio más importante del escenario. Sofá, butacas, alfombra, mesa de centro, mesitas laterales, jarrones, ceniceros, esculturas de pequeño formato, revistas de moda, arquitectura y economía. El bar ocupa, ya en primer plano hacia la derecha muy posiblemente un importante contingente de la escena dramática. El teléfono es inalámbrico y su central está en la mesa comedor. Acto seguido, MINERVA se dirige a la cocina y acciona inmediatamente el botón de la contestadora automática del teléfono. Escucha mientras va hacia la nevera y saca una jarra con un líquido color morado que recuerda de lejos la remolacha. Se lleva el vaso hacia el interior mientras escucha los mensajes grabados. La escena queda vacía momentáneamente.

(EFECTO DEL TONO GRABADO. VOCES GRABADAS)

VOZ MASCULINA: Soy Jonatan. ¿No me digas que también hoy estás trabajando? ¡Tú sí tienes cosa, bebé! Son las once de la mañana. Te llamo más tarde. No tengo batería y la tarjeta está en cero. ¿Nos vemos a la noche? Trae algo de comer que aquí todo se acabó. ¡Y ron! Se

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