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Antoine de Saint Exupery: El principito


Enviado por   •  26 de Agosto de 2011  •  Exámen  •  1.132 Palabras (5 Páginas)  •  1.083 Visitas

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“No se ve bien sino con el corazón.

Lo esencial es invisible a los ojos”

Antoine de Saint Exupery: El principito

Ahora que Karolus nos ha mostrado, de forma tan magistral, el sentido más profundo y elevado del Mago de Oz, me ha puesto en bandeja el argumento guía para escribir sobre el libro que Daniel Goleman publicó en 1995 y que tanta relación me suscita con el cuento: Inteligencia Emocional.

Cuando leí este libro descubrí todo un concepto nuevo de encarar la vida. Hasta entonces sólo había oído hablar de la Inteligencia Intelectual (Cociente Intelectual), a partir del cual se medía, tradicionalmente, la capacidad de las personas, académicamente hablando. Siendo incluso, en nuestro sistema educativo, casi exclusivo en la elaboración de la autoestima de las personas.

Daniel Goleman, con su bestseller mundial, se adentra en la Ciudad Esmeralda, recupera al hombre de hojalata y nos muestra otro mundo del ser humano, el emocional, otro reino que para ser gobernado necesita de su propia inteligencia. Y lo mejor de todo, recupera el dominio como complemento al racional, no como contrario. Para tener éxito social, para ser feliz, la inteligencia racional no basta (como mucho constituye el 20%).

“La dicotomía entre lo emocional y lo racional se asemeja a la distinción popular entre el corazón y la cabeza. Saber que algo es cierto ‘en nuestro corazón’ pertenece a un orden de convicción distinto -de algún modo, un tipo de certeza más profundo- que pensarlo con la mente racional.”

Una vez que nos muestra la existencia de otro mundo y su importancia, penetra en él para desengranarlo y explicarnos como llegar a sudominio . Todo ello jalonado de estudios, ensayos y datos empíricos, como gusta en nuestra sociedad, científica por excelencia, para generar credibilidad racional.

Pero, ¿cuál es la clave para llegar a ser “el rey de nuestro mundo emocional”?. Daniel Goleman habla del concepto del control de las emociones para que no secuestren nuestro pensamiento y por tanto, no nos inhabiliten para tomar decisiones beneficiosas para nosotros.

Y para llegar a este autocontrol hay que ser conscientes de uno mismo, y lo define de manera clara y sencilla:

“Ser consciente de uno mismo significa ser consciente de nuestros estados de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de esos estados de ánimo. Ser consciente de uno mismo, en suma, es estar atento a los estados internos sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos.”

En el fondo nos lleva a contemplar seriamente la importancia de desarrollar la virtud de la templanza, no como represión de las emociones sino como el equilibrio, dando a cada sentimiento su propio valor y significado.

Sentimientos de ira, rabia, enfado, que en otro tiempo, como hombres primitivos, servían a un instinto de supervivencia deben evolucionar y ponerse al servicio de obras mayores. No hay mejor defensa que no sentirse amenazado, luchando contra la ilusión de poder e invulnerabilidad que generan esos sentimientos.

Porque a nadie se nos escapa que la agresividad genera agresividad, se retroalimenta y nadie involucrado, gana la partida, teniendo todas las partes responsabilidad en la causa de situaciones complejas y, sobre todo, en la opción de elegir cómo sentirse y actuar en cada caso.

“Lo que normalmente termina como conflicto comienza (…) como un problema de comunicación, una suposición gratuita y una conclusión precipitada que lleva, a su vez, a enviar un mensaje ‘duro’, un mensaje que resulta muy difícil de escuchar.”

Daniel Goleman repasa emociones como el miedo, la ansiedad, la tristeza, la ira, analiza su origen y, sobre todo, sus consecuencias desmedidas. Para recordarnos, como muchos otros autores, la importancia del pensamiento positivo

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