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CULTIVOS ILÍCITOS EN COLOMBIA


Enviado por   •  19 de Abril de 2014  •  2.474 Palabras (10 Páginas)  •  446 Visitas

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¿De qué manera paga el medio ambiente las consecuencias causadas por los cultivos ilícitos en Colombia?

Colombia es considerado uno de los países más ricos del planeta en biodiversidad por su alta cantidad de especies exclusivas dentro del territorio y por la concentración de especies sin comparación en el mundo entero. Su riqueza biológica es sobrepasada únicamente por Brasil, un país siete veces más grande en extensión. (Gimena, 2008) La variedad de ecosistemas en el territorio colombiano comprende laderas andinas, hasta selvas tropicales, humedales, llanuras y desiertos.

Dentro de este ensayo destaco los principales factores que son de vital importancia dentro del medio ambiente del territorio colombiano que son alterados a causa de un punto importante en esa cadena del narcotráfico que comienza con la producción de cultivos ilícitos en los suelos de algunos sectores de Colombia.

Actualmente, Colombia es el primer productor mundial de coca con 87.000 hectáreas y el primer productor de amapola del hemisferio occidental con

aproximadamente 5.000 hectáreas (Calvani, 2004); estadísticas y cifras como estas son las que nos venden los medios y los especialistas en estadística y en estudiar la situación de la cantidad de suelos que son afectados constantemente por situaciones de narcotráfico y cultivos ilícitos, así mismo nos colocan en frente noticias de “Narcos” capturados, carteles desmantelados, erradicación de cultivos dentro de zonas como reservas en parques naturales por ejemplo Parque Nacional Natural La Paya, el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete y el Parque Nacional Natural Catatumbo Barí, generándose una serie de conflictos en donde entran a actuar los mismos narcotraficantes en cadena con grupos terroristas y la administración de una país que “lucha” para acabar con estos cultivos, pero ¿y que? ¿Los ecosistemas y la contemplación del medio ambiente dentro de estas dinámicas seguirán quedando fuera de esta serie de conflictos? ¿Seguirá viéndose la expansión de estos cultivos por más territorios en las zonas rojas del país? ¿El pueblo colombiano seguirá aplaudiendo por que su administración sigue acabando con los cultivos ilícitos o seguirá con la misma idea de que “somos ricos” en recursos naturales sin pensar en un momento que por causa de esta clase de problemáticas cada vez tenemos menos?

Una rápida mirada a las zonas irremplazables y vulnerables nos lleva a áreas con fuerte presencia de cultivos de coca y, por consiguiente, con una doble presión: la de los cultivadores y la de las operaciones indiscriminadas de aspersión aérea con glifosato, que magnifican el problema. De esta manera, existe una fuerte coincidencia en áreas como el extremo oriental del Parque Nacional Sierra de la Macarena, el sur del departamento de Córdoba y su vecino nororiente antioqueño, sur de Bolívar, Arauca, cuenca media de los ríos Patía, Sanquianga y Rosario en Nariño, piedemonte del Putumayo y Sierra Nevada de Santa Marta. En síntesis, las grandes regiones cocaleras, objeto de aspersión recurrente, son las zonas más biodiversas, importantes e irremplazables hablando de riqueza biológica del país.

Esto merece una especial atención por parte del Gobierno colombiano y de la comunidad internacional. (Gimena Sanchez, 2008)

Ahora bien, estas zonas(Como las denominé anteriormente “Zonas rojas”) coinciden con aquellas donde el conflicto armado es más complejo, debido al principal factor que trato en este documento como lo es el cultivo de uso ilícito, la disputa por las rutas de ingreso y salida de drogas y armas, así como por el control de los territorios. De este tipo de ejercicios no se escapan las áreas protegidas del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia, que no solo representan los ecosistemas estratégicos del país, sino que garantizan los bienes y servicios ambientales necesarios para el bienestar social y el desarrollo económico de la nación: más de 17 millones de personas dependen del agua suministrada por estas áreas y aportan el 20% de los recursos hídricos que abastecen de energía eléctrica al país; contribuyen a la producción de biomasa y oxígeno, además de ser consideradas sumideros de carbono atmosférico. La biodiversidad presente en estas áreas contribuye a la salud humana por la infinidad de recursos genéticos que pueden ser utilizados con fines terapéuticos y para la seguridad alimentaria.

Las áreas protegidas por Parques Nacionales garantizan la producción y regulación hídrica, ya que en sus territorios están incluidas cuatro de las seis estrellas hidrográficas más importantes, el origen de más del 62% de los acuíferos del país, el 7% de las lagunas y ciénagas naturales, y el 76% de ecosistemas de humedales. (Gimena, 2008) Frente a las apreciaciones anteriores puedo llegar a identificar a la administración de ésta nación como un ente que cumple un papel secundario frente a la superposición de pueblos indígenas, comunidades afrodescencientes, campesinos raizales quienes en verdad han sido guardianes de este tipo de zonas y se han involucrado dentro de esa relación resultante el narcotráfico y el daño que directa o indirectamente le hace al conjunto de ecosistemas que predominan en estas regiones, esta serie de comunidades no permite que las consecuencias que trae los procesos de producción de cultivos ilícitos sean pagadas a un precio tan alto o de manera que comprometan exageradamente los recursos destinados para las generaciones que vienen a lo largo del devenir temporal.

Dentro del territorio colombiano la cuestión de los cultivos ilícitos va encadenada con los diferentes sectores; principalmente el social, el económico y el político dentro de los cuales el primero por que compromete a las personas que habitan territorios donde se practica la producción de cultivos de carácter ilícito, el segundo por todos aquellos que participan dentro del narcotráfico como negocio en el país y en el exterior alterando las estadísticas del producto interno bruto de ingresos por narcotráfico al país que se puede decir que incrementarían en un alto valor las cifras de ingreso per cápita y el tercero por aquellas políticas en contra de las drogas.

Los primeros efectos ambientales de los cultivos ilícitos comienzan con la tala y quema de bosques primarios tropicales, con el consecuente agotamiento de las fuentes de agua y afectación de la biodiversidad. La pérdida ambiental excede el área de cultivo, pues se estima que por cada hectárea de coca se tienen que destruir 2 has de bosque y para una hectárea de amapola destruir 2.5 de bosque andino. Se estima que más de 2.100 hectáreas

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