Civilización Y Barbarie - Ficción - Fuenteovejuna - Taller De Producción

8 de abril del 2010

Ciudad de México

“Lupita, víctima de la barbarie”

Sr. Director:

Escribo ésta carta a fin de compartir, con la comunidad de lectores, un episodio de tremenda barbarie que ocurrió en mi pueblo hace ya muchos años. Yo vivo en San Juan de las Manzanas, un pequeño y humilde pueblito que está situado en el Municipio de Ixtlahuaca, en el Estado de México. La anécdota que contaré le sucedió a mi bisabuela “Lupita”.

El 11 de febrero de 1912 “Lupita”, mi bisabuela, a pocos días de casarse fue secuestrada y ultrajada por el Presidente Municipal de San Juan de las Manzanas, en ése entonces un tirano que protagonizó una época de verdadera impunidad y barbarie para el pueblo, cometiendo múltiples asesinatos y abusos contra la clase campesina.

Esa misma noche, Sacramento, cuñado de “Lupita”, y todos los campesinos indignados se dirigieron a la hacienda del Presidente Municipal para pedir explicaciones por el terrible acto de barbarie que éste había cometido contra Lupita. Sin embargo, el Presidente ésa noche salió armado con sus hombres; y disparando con total impunidad, fue herido y murió la misma noche del enfrentamiento.

Sacramento y los hombres que lo acompañaron fueron verdaderos héroes, que siempre defendieron a sus familias y trabajaron honestamente la tierra. Lo que sucedió en la hacienda del Presidente Municipal fue un acto de justicia, que lamentablemente se llevo una vida. Sin embargo hay que destacar que el Presidente Municipal al día siguiente es condenado, por la asamblea del pueblo, a la pena de muerte por los crímenes cometidos; su deceso era inevitable e indiscutiblemente merecido.

¿No fue un acto de justicia terminar con la barbarie de San Juan de las Manzanas? ¿Cuántas vidas más tenía que robar éste tirano para que las leyes y la justicia se manifestaran?

La barbarie tiene diversas manifestaciones, explicitas e implícitas, los políticos la practican a diario y son muchas veces los más repudiables, porque insultan y maltratan a los grupos más vulnerables de la sociedad; enfrentando a la población; incitando a la violencia y fomentando la intolerancia. Diariamente constatamos que la barbarie no conoce de títulos, ni estamentos, ya que puede ser envainada por cualquier individuo carente de principios o valores morales, o peor aún poseedor de una “doble moral”.

Lupita Díaz

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