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Como Combatir El Acne


Enviado por   •  22 de Enero de 2014  •  14.053 Palabras (57 Páginas)  •  176 Visitas

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Bueno este libro lo encontre intentando encontrar una solucion a mi Problema, pero lo empese Hoy 26 de abril de 2011 , y lo Comparto para que veamos si funciona... Bueno espero que Funcione

Para Michael, Sarah, Kayla, Carlos, Harold, Scott, Logan, Carmen, Amelia, Dan y Lourdes:

gracias a ustedes permanecimos juntos el tiempo suficiente para que esto sucediera. Debo

esto a todos ustedes.

Limitación de responsabilidad: No soy un doctor y no intento tratar o curar ninguna enfermedad. Este libro

electrónico es un producto informativo en el que comparto mi experiencia con el acné y lo que descubrí

funcionó para mí y muchos otros.

Introducción: mi historia

“He estado usando flequillo largo desde mi cumpleaños de dieciséis,” Sarah dijo un día. “Me desperté, vi

mi cara, me di cuenta de que todas las cámaras estarían enfocándome esa noche y decidí hacer algo para

cubrirlos.”

Estábamos todos sentados en sillas verdes de plástico dispuestas en un pequeño círculo en

el medio del cuarto. Sarah se movió en la suya, mirando hacia abajo. “Y he estado usando esos

anteojos de sol grandes que la gente usa ahora en los veranos. Ya saben – cualquier cosa para cubrir más.”

Hizo una pausa y forzó una risita sarcástica, su tono era aún seco: “Parece que estoy adelantada

a la moda.”

Tú y yo sabemos qué es lo que ella estaba tratando de cubrir. Y ambos sabemos que

probablemente ella no pudiera esconderlos todos.

Mi nombre es Jason Wilkins y se lo que es el acné. Se lo que es llevar esa clase de estigma

en toda tu cara. Se cuán duro es olvidarse de ello cuando todos parecen quedarse viendo tu

rostro, hipnotizados, o evitan mirarte a los ojos. Conozco la frustración de tratar método

tras método, buscando que desaparezca y con muy poco cambio. He estado ahí – más de

una vez. Se lo que es levantarte un día y ver que las marcas en tu rostro comienzan a irse, el

alivio mental que sientes una vez que se fueron y la sobrecogedora desesperanza cuando

descubres, un año después, que ha vuelto.

La segunda vez que sucedió esto, realmente creí que mi acné era crónico. Simplemente creí

que seguiría apareciendo y desapareciendo por el resto de mi vida. No hace falta decir que

me deprimí mucho. Tenía 29 años, soltero y condenado a trabajos independientes que

podía hacer en casa. Realmente sentía que mi acné me evitaba disfrutar completamente de

la vida.

Mi terapeuta recomendó que me uniera a un grupo de apoyo local. Pero no encontré apoyo

alguno en el grupo asignado. Yo era el único que sufría de lo que creía era acné crónico y

sentía que los otros nunca entenderían lo que pasaba día tras día. De hecho, una persona

tendía a minimizar mi sufrimiento e incluso me llamó “rey del drama” por sentir como

sentía. Me sentí realmente incomprendido – hoy en día está de moda fingir que la

apariencia no importa. Sufrir por como uno se ve es considerado vano o incluso

egocéntrico hasta el punto de narcisista. Y sin embargo, nuestros pares, los medios de

comunicación, nuestro mundo pone tanto énfasis en las primeras impresiones y en la

apariencia.

Así que lo abandoné y comencé mi propio grupo de apoyo. Uno creado para ayudar a

personas que sufrían de acné crónico y para trabajar juntos para sentirnos mejor. Ahí es

donde conocí a Sarah, una pequeña mujer de 25 años que había estado luchando contra el

acné por 10 años antes de darse por vencida y declarar que su condición cutánea era

“crónica” – la misma Sarah que cubrió su cara detrás de su cabello por 10 años.

Allí también conocí a otras 11 increíbles personas que tengo la suerte de llamar queridos

amigos (y uno de ellos – Sarah – que tengo la suerte de llamar mi esposa). Nos reuníamos

todos los miércoles a las 6 p.m. para hablar de nuestras frustraciones, tristeza, desesperanza

y enojo. Intercambiamos cientas de historias que parecían nunca acabar sobre drogas

milagrosas, antibióticos costosos, olorosas cremas cutáneas, dermatólogos pomposos,

espinillas y barrillos odiosos, efectos secundarios ridículos y consejos (a pesar de ser bien

intencionados) sin valor.

Eso, hasta que una soleada tarde de junio Michael nos dijo que estaba probando algo

completamente nuevo. Lo escuchamos pacientemente (aunque no sorprendidos) mientras

hablaba de manzanas y azúcar y defecaciones. Con 23 años, Michael era el miembro más

nuevo de nuestro adorado pequeño grupo y el único que seguía intentando encontrar una

solución en “nuevos” tratamientos para su acné. Él creía fuertemente que no debía darse

por vencido y que tenía que haber una solución en el mundo. Luego de perder su fe en la

medicina

...

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