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Comunicacion DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2017  •  Ensayos  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  164 Visitas

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INTELIGENCIA EMOCIONAL[pic 1]

Alumnos: Silvia Pino

       David Zurita González

ASIGNATURA: Desarrollo de habilidades de comunicación efectiva.

CARRERA:         Finanzas sec. 31

DOCENTE:        Gerardo Bobadilla


Índice

INTRODUCCIÓN        2

DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL        3

COMPONENTE (Daniel Goleman, 1995)        4

Ejemplo del efecto de la inteligencia emocional        5

APORTES        5

Conclusión        6

Bibliografía o Linkografía        6


INTRODUCCIÓN

[pic 2]

        A raíz de que el ser humano vive en sociedad, el éxito o fracaso de una persona debe estar inserto en este medio y esto, a su vez, debe estar estrechamente relacionado al concepto de inteligencia en cada individuo. Sin embargo a lo largo del tiempo han existido muchas definiciones de inteligencia algunas de ellas completamente ajenas al medio social, de hecho las instituciones educacionales en algunos casos como el chileno se basan en concepciones ya obsoletas de la misma.

        Con esta problemática surge el concepto de inteligencia emocional que va más allá de la mera concepción del coeficiente intelectual de cada persona pudiendo influenciar en el éxito de cada persona de mayor manera que viejas acepciones.

        A continuación se definirá este innovador concepto mostrando las fortalezas del mismo y algunas aplicaciones prácticas comprobando lo revolucionario de esta nueva terminología tan trabajado por Daniel Goleman.


DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL

El término inteligencia proviene del latín intelligentia que, a su vez, se deriva de la palabra inteligere compuesta por intus (entre) y ligere (escoger), o sea hace referencia a la capacidad de escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan para resolver un problema.

        Por otra parte el termino emoción proviene de la raíz latina movere que significa moverse y el prefijo e que denota un objetivo. La emoción en términos semánticos significa “movimiento hacia” lo que afianza lo primero ya que las emociones los dirigen hacia acciones determinadas para poder adaptarse al medio. Se podría decir que la emoción es un fenómeno psico-fisiológico que supone una adaptación a los cambios registrados de las demandas ambientales.

        Entonces se puede concluir a raíz de estas aclaraciones etimológicas que la inteligencia emocional hace referencia a la capacidad de controlar los aspectos emocionales para tomar las mejores decisiones.

El concepto de Inteligencia Emocional, comienza a surgir durante la década de los noventa. Pero es en el año 1995 cuando el psicólogo Daniel Goleman, populariza el concepto publicando su libro Inteligencia Emocional, convirtiéndose en un bestseller. Es con la irrupción de este libro que el tema comienza a tomar interés general por parte de la sociedad, de tal forma que empiezan a aparecer artículos (primero en revistas de divulgación y después en las científicas) y libros sobre el tema. Daniel Goleman lo define de la siguiente forma:

“La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”. (Daniel Goleman, 1995)

Howard Gardner es un estudioso del tema de la inteligencia que dice que no es una sola que es un abanico de habilidades diferenciadas pero destaca 2 tipos de inteligencia personal: la interpersonal, que permite comprender a los demás, y la intrapersonal, que permite configurar una imagen fiel y verdadera de uno mismo. Siguiendo ese mismo sendero Peter Salovey organizó las inteligencias personales en 5 componentes que Goleman describe más en detalle y se presentan a continuación:


COMPONENTE (Daniel Goleman, 1995)

  1. Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates "conócete a ti mismo" se refiere a esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.

  1. Autocontrol emocional: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental en las relaciones interpersonales.

  1. Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso, emoción y motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones, y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención, automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden.
  1. Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía, la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican lo que los demás necesitan o desean. Esto las hace apropiadas para las profesiones de la ayuda y servicios en sentido amplio (profesores, orientadores, pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, médicos, abogados, expertos en ventas, etc.).
  1. Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia social y las habilidades que conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia interpersonal. Las personas que dominan estas habilidades sociales son capaces de interactuar de forma suave y efectiva con los demás.

Ejemplo del efecto de la inteligencia emocional

El caso de Elliot constituye un ejemplo interesante de la forma en que esto sucede. Tras una intervención quirúrgica en la que le extirparon un tumor cerebral, Elliot sufrió un cambio radical en su personalidad y en pocos meses perdió su trabajo, arruinó su matrimonio y dilapidó todos sus recursos. Aunque sus capacidades intelectuales seguían intactas, como corroboraban los tests que se le realizaron, Elliot malgastaba su tiempo en cualquier pequeño detalle, como si hubiera perdido toda sensación de prioridad. Tras estudiar su caso, Antonio Damasio encontró que con la operación se habían comprometido algunas conexiones nerviosas de la amígdala con otras regiones del neocórtex y que, en consecuencia, Elliot ya no tenía conciencia de sus propios sentimientos.

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