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Corrientes Filosoficas


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  2.868 Palabras (12 Páginas)  •  194 Visitas

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Corrientes filosóficas

Cristianismo

La filosofía cristiana es el resultado de un intento de síntesis entre los dos supuestos fundamentales de la tradición filosófica pagana, (la inteligibilidad natura del mundo y la razón como facultad principal del conocimiento) y las verdaderas reveladas por la nueva religión.

El cristianismo es una religión porque ese fundamenta en la palabra de dios o en un conjunto de reveladas dogmas de fe y no es una filosofía ya que no se fundamenta en la reflexión racional humana.

Se puede hablar de filosofía cristiana desde el momento en que algunos de los cristianos utilizaron la filosofía griega con fines apologeticos que favorecieran la difusión de la nueva religión. Los primeros escritos cristianos utilizaron ideas filosóficas platónicas y neoplatónicas durante un tiempo, aunque no eran realmente filósofos puesto que no distinguían entre filosofía y teología.

Edad media

La filosofía medieval, tiene una duración de diez siglos, transcurre desde el siglo V hasta el XV después de Cristo, desde la desintegración del Imperio romano de Occidente y se basó en la compatibilidad de la fe y la razón. Se decía, entonces: “Creo para entender”.

Durante la Edad Media la filosofía estuvo subordinada a la teología (“ciencia de Dios. En la Edad Media nace la filosofía apologística ante la necesidad de defensa de la religión cristiana frente a las críticas de los paganos. Mientras los escépticos decían que no se podía conseguir la verdad porque “No existe la verdad; de todo se puede dudar”, san Agustín sale a refutarlos afirmando que sí existe la verdad: “Se podrá dudar todo lo que se quiere; de lo que no puede dudar es de la misma duda”

La patrística

El ciclo patrístico se inicia con una tendencia gnóstica, en que la doctrina cristiana se explica a través de teorías filosóficas de origen pitagórico, platónico y neoplatónico. Después de los Padres Apostólicos, continuadores de los apóstoles, advienen los apologistas de la época de los emperadores Antoninos, entre los cuales se distinguió San Justino de Naplusa. De la posición gnóstica fue máximo representante Valentino, ferviente platónico, que tuvo numerosos discípulos en Lyon. Y un decidido adversario en San Ireneo (140-203). En general, los gnósticos fueron esencialmente dualistas: preocupados por la idea del mal y por el problema de su relación con Dios, enfrentaron los conceptos de divinidad y, materia. Pero en su última esencia, la gnosis fue un impulso místico: el conocimiento verdadero, según esta tendencia, sólo se consigue en Dios. Meta suprema de todo conocimiento, por lo tanto, será la unión del hombre con su creador

Se trataba de defender, con argumentos racionales, la nueva fe y sus implicaciones dogmáticas. La figura más notable de este período fue Tertuliano (c.155-245), cuyo temperamento jurídico le lleva a afirmar que el cristianismo se impone a la razón humana como una nueva ley de la vida. Poseedor de un vasto conocimiento de la filosofía griega, Tertuliano defendió en sus obras, con argumentos racionales, la nueva fe. Y creó la terminología básica de la teología cristiana.

- Agustín de Hipona

La Nueva Patrística, o período final de este gran ciclo de la primitiva filosofía cristiana, encuentra en Agustín de Hipona su máximo representante.

Punto de partida de la filosofía agustiniana es la propia certidumbre de la experiencia interna, que es la que nos indica lo que es verdadero y lo que es falso.

Otro de los conceptos básicos del pensamiento agustiniano es el de que la esencia del hombre radica en la voluntad. Inclusive la actividad de los sentidos, que se proyecta al exterior, es una impulsión anímica. La fe religiosa, según San Agustín, reposa también en un acto de voluntad.

La escolástica

Se da el nombre de Escolástica a aquello filosofía cristiana que aspira a desarrollar y fundamentar la doctrina de la Iglesia como sistema científico. Debe su nombre a las escuelas en que fue enseñada. Doctores scholastici, o escolásticos, se llamó originalmente a los maestros de las siete "artes liberales": gramática, dialéctica y retórica; aritmética, geometría, música y astronomía.

Con la Escolástica, coincide en Alemania el desarrollo de corrientes místicas que culminan en el tercero de los períodos que adelante se determinan. Conviene recordar, además, que en la Edad Media florecieron también filosofías no cristianas: árabe y judía, especialmente.

Figuras importantes, dentro de este período, fueron Juan Eriugena o Escoto, San Anselmo de Caterbury y Pedro Abelardo.

Eriugena tomó parte en la controversia teológica sobre la predestinación. Experimenté la influencia del pensamiento agustiniano y escribió la obra De divisione naturae, que es una filosofía de la naturaleza, pero de carácter místico. Para Eriugena, las cosas sólo existen en cuanto son conocidas. Y son manifestaciones de Dios ("teofanias"). Nuestra personal existencia, además, es la revelación de Dios en nosotros mismos, porque nada existe fuera de él.

En la célebre discusión de "los universales" -nominalistas y realistas- intervino San Anselmo de Caterbury. Esta disputa consistió en que ciertos filósofos escolásticos afirmaban que los conceptos universales constituyen lo que verdaderamente existe (realismo), en tanto que los otros afirmaban que tales conceptos universales son meras palabras o abstracciones del intelecto. Eriugena fue "realista" lo mismo que San Anselmo de Canterbury. Este formuló la célebre "prueba ontológica" de la existencia de Dios: -El ser más general tiene también que ser el más real y el más perfecto, y como tal no puede menos que existir, porque su existencia es su esencia.38

Pedro Abelardo. En la discusión sobre los universales adoptó una posición intermedia, afirmando que la realidad de lo universal se manifiesta en la individualidad de cada ser y que las formas -ideas- de las cosas existen de antemano en el espíritu divino como conceptos, pero que estos conceptos divinos solamente pueden ser conocidos por el hombre en las cosas y mediante el ejercicio de su propia razón. Sostiene que, en materia religiosa, los puntos de vista o argumentos puramente autoritarios deben sustituir por argumentos racionales, toda vez que la razón nos fue dada para el bien, por lo cual no debemos desconfiar de ella. Ser cristiano, afirma Abelardo, equivale a ser lógico. Este gran pensador interpretó muchos dogmas y afirmaciones bíblicas en sentido

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