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Crisis Económica Colombia


Enviado por   •  29 de Julio de 2013  •  2.278 Palabras (10 Páginas)  •  569 Visitas

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3. Política macroeconómica y reformas

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Este panorama externo complejo sometió a los equipos nacionales responsables de las políticas macroeconómicas a una intensa prueba de fuego en 1998 y el primer trimestre de 1999. La mejora de las condiciones externas perceptible en el segundo trimestre permite abordar la segunda mitad de 1999 con menos dificultades.

La situación creada por la crisis financiera internacional puso en evidencia la vulnerabilidad de la región ante los flujos de capital externo y el reducido margen de maniobra de las políticas macroeconómicas nacionales en proceso de apertura comercial y financiera. Predominaron entonces las posturas de extrema cautela, especialmente en el área monetaria, en estos países que se encontraban en una situación de elevado déficit externo o fiscal, o cuyos equilibrios en estos frentes fueron afectados por la caída de los precios de las exportaciones.

Este fenómeno fue muy marcado en varios países de Sudamérica y, en menor medida, en México, que tuvieron que moderar el crecimiento de la demanda interna para ajustarla a la escasez de los flujos de capital externo. Los países de Centroamérica y el Caribe no se vieron obligados a acomodar su política macroeconómica a una conmoción externa similar. Como se indicó anteriormente, la composición de su comercio externo, su orientación hacia América del Norte, y el desarrollo todavía incipiente de sus mercados financieros los protegieron en general de los efectos más directos de la crisis internacional.

La situación fiscal sigue siendo inquietante

Durante 1998 la situación fiscal puso de relieve los problemas de coordinación en el uso de los instrumentos fiscales, monetarios y cambiarios de la política macroeconómica. La merma de los ingresos corrientes ocasionada por los efectos de la crisis durante 1998 obligó a mantener una política de gastos lo más austera posible, pero los esfuerzos por limitar el déficit se vieron dificultados por las consecuencias directas e indirectas de la política monetaria y cambiaria. En especial, las altas tasas de interés necesarias para proteger las cotizaciones cambiarias se tradujeron en mayores costos financieros del servicio de la deuda pública interna. A éstos se agregó hacia finales de año el efecto de la desaceleración económica en los ingresos tributarios, que continuará gravitando sobre las finanzas públicas en 1999.

El déficit del sector público no financiero se amplió en promedio a 2.4% del producto en los países de la región y algunos de ellos cerraron el año 1998 con un déficit muy alto, superior a 6% del PIB (Brasil, Ecuador y Venezuela). El mediocre ahorro del sector público, que descendió al nivel más bajo del decenio, y el reducido acceso a los mercados financieros internos y externos afectaron la capacidad de financiar los gastos de capital. Por segundo año consecutivo, las inversiones públicas disminuyeron, en particular en las economías de mayor tamaño.

El impacto de la reducción de la capacidad de ahorro público se ha visto acentuado por otros dos factores. El primero es una disminución progresiva de la capacidad de endeudamiento del sector público. Aun si la situación actual de la deuda pública no es un problema grave en la mayoría de los países de la región, el creciente peso de la carga del servicio reduce la capacidad de contraer nuevos compromisos financieros y limita la flexibilidad de la política fiscal. En 1998, el elevado gasto por concepto de intereses de la deuda pública representó en promedio cerca de 3 puntos porcentuales del producto de los países de la región. En segundo lugar, la necesidad de refinanciar periódicamente cuantiosos segmentos de la deuda ha reducido el margen de maniobra financiera de los gobiernos, sobre todo cuando —como ocurrió durante parte de 1998— se cierra prácticamente el acceso al financiamiento externo.

Las perspectivas para el año 1999 no permiten esperar una disminución de los desequilibrios fiscales en la mayoría de los países de la región. La baja actividad económica todavía prevaleciente en el primer semestre viene repercutiendo negativamente en los esfuerzos de recaudación tributaria, sobre todo en Sudamérica, aunque la recuperación del precio de los productos básicos debería tener efectos positivos en los ingresos de los países exportadores, en particular los productores de petróleo. En varios países del Caribe y Centroamérica, pero también en Colombia, Ecuador y Perú, la necesidad de realizar obras de reconstrucción después de los desastres naturales incrementará los gastos. El servicio de la deuda pública seguirá gravitando en la situación financiera del sector público, sobre todo cuando el peso de la deuda externa ha aumentado por efecto de una devaluación.

Se flexibiliza parcialmente la política cambiaria

En una primera instancia, las políticas cambiarias no fueron utilizadas para modificar los precios relativos y disminuir la presión de la demanda interna sobre las cuentas externas. Esta reticencia se explica por diversas razones. En primer lugar, a comienzos de 1998 se esperaba que la conmoción externa originada en los países asiáticos sería transitoria. En segundo, no se quería poner en tela de juicio los logros en materia de reducción de la inflación, en muchos casos logrados mediante algún tipo de ancla cambiaria nominal. En tercer término, cuando en el segundo semestre de 1998 la situación externa se volvió muy volátil y prevalecía la incertidumbre en los mercados cambiarios, las autoridades monetarias trataron de limitar la tasa de devaluación para evitar los riesgos de sobredevaluación (overshooting). Finalmente, se trató de no acentuar la vulnerabilidad del sector financiero; cabe recordar que la deuda externa privada ha aumentado de manera significativa en los últimos años, dejando a muchas empresas expuestas al riesgo cambiario.

Sin embargo, la ampliación del déficit en cuenta corriente a lo largo del año y los episodios de fuga de capitales que marcaron los momentos de mayor incertidumbre en los mercados cambiarios (sólo durante el mes de septiembre se perdieron 23 500 millones de dólares) presionaron las reservas internacionales de muchos países, en particular de Brasil, aunque también de Chile, Colombia, Perú y Venezuela. Durante el año en su conjunto, las pérdidas de activos externos totalizaron más de 10 000 millones de dólares (7 700 millones correspondieron a Brasil), a lo cual se debe agregar una suma aún mayor de préstamos del FMI y otros financiamientos excepcionales. Esta cuantiosa pérdida de divisas obligó a varios de los países afectados a flexibilizar la política cambiaria. Los países que mantenían regulaciones sobre la entrada de capital de corto plazo (Chile y Colombia)

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