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Delitos En Masa


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2013  •  23.807 Palabras (96 Páginas)  •  491 Visitas

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INTRODUCCION

Concepto de masa: Se podría describir como una afiliación entre personas que no tienen nada que ver entre ellos y de características similares que tienden a agruparse para sentirse más fuertes e identificados socialmente, lo que les hace perder la identidad personal de cada uno.

La masa es una formación nueva que no se basa en la personalidad de sus miembros sino solo en las aquellas partes que unifican a cada uno con todo los demás y equivalen a las formas mas primitivas e intimas de la evolución orgánica. Las masas tienen una meta e intentan llegar a ella por la vía mas rápida siendo dominadas por una idea única lo mas sencilla posible.

Freud en su Psicología de las Masas y Análisis del Yo, expresa que en la multitud la afectividad queda intensificada y en cambio notablemente limitada su actividad intelectual.

La identificación es conocida en el psicoanálisis como la manifestación más temprana de un enlace afectivo a otra persona y desempeña un importante papel el complejo de Edipo. El niño manifiesta un especial interés por su padre, quiere ser como él y reemplazarlo en todo. Hace de su padre un ideal. Los individuos de una masa precisan todavía actualmente de la ilusión de que el jefe los ama a todos con un amor justo y equitativo, mientras que el jefe mismo no precisa amar a nadie.

Matizaciones al concepto de masas

    Desde la antigüedad, las masas han sido vistas con tintes negativos. No hay que pensar que fueron únicamente los primeros teóricos de este fenómeno como Le Bon y otros que se han visto en apartados anteriores, sino que también sabios de la antigüedad, consideraban a las masas como muchos de los estudiosos anteriormente mencionados.

     Como el concepto de masas es tan ambiguo y ha dado lugar a tantos malentendidos, es necesario matizar este concepto.

Masas y multitudes

    Los clásicos ya utilizaban vocablos similares para referirse a las masas. Los griegos hablaban de hoy polloi, y los romanos, de multitudo, es decir, en ambos casos, de los muchos, la mayoría; o bien se utilizaban algunos de los términos despectivos para la muchedumbre como turba, palabra empleada por Polibio para referirse a la democracia de masas en estado de desorden civil. En cuanto a la expresión que utilizamos hoy, hizo su aparición, como señala Giner (1971), con el advenimiento de la revolución industrial, aunque su origen era clásico. De hecho, el término masa proviene del latín massa, como se ha dicho anteriormente y a su vez, este término procedía del griego masa, con el mismo significado. Y ya en la propia antigüedad empezó a utilizarse para designar colectividades indiferenciadas. Es más, tal vez fue san Agustín, último representante de aquel mundo clásico, el primero que menciona la masa en un sentido social y, lógicamente peyorativo, de tal forma que nos habla de massa perditionis y de massa damnata, que es la de los pecadores perdidos, de esa multitud mayoritaria que no ha de ganar el cielo.

    Sin embargo, aunque con frecuencia se utilizan los términos masa y multitud indistintamente, como si fueran sinónimos, hay que distinguirlos. A pesar de que, efectivamente, poseen muchos elementos comunes, existe también una importante diferencia básica: la masa es más abstracta y difusa, sin unas fronteras claras, mientras que la multitud es más concreta y con unas fronteras más definidas. Munné (1994) pone unos ejemplos para aclarar mejor sus diferencias: las modas se refieren a una masa de personas que las siguen o son influidas por ellas, mientras que las personas que intentan salir con urgencia y atropelladamente de un cine que ha comenzado a incendiarse constituye una multitud. A este respecto, André Joussain (1937) decía:

     “Una multitud la forma cierto número de individuos animados de un sentimiento o de un deseo común, que se reúnen accidentalmente como ocurre con quienes se aglomeran en la calle para presenciar un desfile o para ver a un artista famoso a la salida de un teatro. En cambio, la masa está integrada por un gran número de individuos que, aunque dispersos, se hallan en las mismas condiciones y están animados todos ellos de iguales sentimientos o de idénticas aspiraciones.”

    Moscovici (1986) afirma que el concepto de multitud puede significar al menos tres cosas:

Es un grupo de individuos que está bordeando al establishment, que han adoptado una posición enfrentada al establishment en un período de crisis.

Las multitudes son insanas, enloquecidas, histéricas. Se rigen por impulsos emocionales, lo que les lleva a actividades tumultuosas.

Las multitudes son criminales y sólo llevan al pillaje, la destrucción y la violencia.

    La masa y la multitud exigen la existencia de muchos, lo que no significa que, por el mero hecho de ser muchos, eso sea ya una multitud o una masa. Por el contrario, la simple existencia de muchos no supone necesariamente que se comporten colectivamente. Jiménez Burillo (1981) distingue tres clases de colectivos:

Los agregados. Constituyen una colección de individuos que manifiestan conductas semejantes, por ejemplo, comprar en unos grandes almacenes o, simplemente, caminar por una avenida, pero sin compartir ningún objetivo. Se trata de individuos que, circunstancialmente, se encuentran en el mismo lugar sin que exista comunicación entre ellos, en sentido de cohesión mutua.

Los públicos. Están integrados, en general, por personas que no tienen relación directa, cara a cara, pero que sí poseen intereses comunes y pueden responder a estímulos semejantes, a pesar de estar distantes entre sí. El ejemplo más claro es la opinión pública.

Las multitudes. Se componen de individuos próximos entre sí con un punto o foco común de atención. En cuanto tal, las multitudes no están organizadas ni coordinadas, ni tienen objetivos propios, y sus líderes son por lo general totalmente contingentes a la situación.

Masas y elites

    Como se ha dicho anteriormente, desde la antigüedad, se viene insistiendo en la peligrosidad de las masas. Solón consideraba que un ateniense era un zorro astuto, pero un grupo de atenienses era un rebaño de ovejas. Por su parte, Federico el Grande confiaba en todos y cada uno de sus generales tomados individualmente, pero los describía como locos cuando estaban juntos en un consejo de guerra. Así que la opinión de Le Bon no fue algo aislado ni nuevo. No obstante, esta perspectiva dominante no fue la única. Así el propio Aristóteles afirmaba que cuando las gentes se reúnen en buen número tienen una facultad colectiva de juicio que les da el don de la superioridad, convirtiéndose en personas capaces de ver todos los aspectos de una cuestión u de alcanzar una

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