Diagnóstico Crítico De La Convivencia Escolar En Su Entorno: Fortalezas Y Debilidades De La Convivencia En La Escuela Y En El Salón De Clase.

Mi escuela primaria “MIGUEL HIDALGO” como tantas otras cuenta con alumnos de todo tipo, y claro, siempre nos llaman la atención aquellos que suelen “causarnos problemas”, la violencia parece ser una forma de vida dentro del aula, patios, pasillos, baños e incluso fuera de la escuela, como profesores frente a grupo lo vivimos de muchas maneras, y no necesariamente debe haber golpes para llamarla violencia; se manejan apodos, muchas de las veces ya hasta están acostumbrados a llamar o hacerse llamarse así (con el sobrenombre), lo oyen natural y quiérase o no, no deja de ser violencia, las burlas están a la orden del día, los insultos y malas palabras son vocabulario natural en ellos, los juegos pesados son también parte de su cotianidad, por supuesto que esta (la violencia) se presenta generalmente cuando el Prof, sale un momento del aula, o de manera muy discreta si está el maestro presente, la convivencia pues en el aula no siempre es satisfactoria, porque aún tratándose de juegos suelen “salir mal”, lo primero que el maestro hace para resolver el problema es escuchar versiones y siempre resulta que “el empezó”, me doy cuenta que la cultura de la violencia viene desde el hogar y/o vecindario, que la hostilidad no es más que un medio de supervivencia que olvidamos dejar fuera de la escuela, donde se supone deberíamos estar libres de esta plaga y creo que sus padres (de los alumnos) tienen mucha responsabilidad en ese comportamiento, pues el ejemplo que de ellos reciben no es el mejor, aunque suelen ser correctos y atentos en la escuela y con el profesor (los padres de familia), no son asì afuera de la escuela; no hace mucho (un par de días), cerca de la escuela cuando salíamos de laborar, una persona le gritaba a una mujer VEEN, y ella contestaba – PORQUEE?, a lo que el decía – POR QUE QUIERO PENDEJA!, luego ella sonriendo se acercaba a el, parece ser que ella quería llevar así el diálogo, y ni siquiera estaba molesta. En otra ocasión sucedió que se mandó llamar a una madre de familia de un niño porque era muy mal hablado, se le dijo a la señora que su hijo solía decir muchas grosería y ésta (la madre) regañó a su hijo diciéndole “¿porque dices pendejadas hijo de la chingada?, ya te dije que no hables así!; y estoy hablando de casos reales, casos de esta escuela. La escuela no puede hacer mucho dadas las circunstancias de su entorno, solo insistir en cultivar los valores del respeto, la tolerancia, el diálogo, entre otros, tratar de hacer de este espacio (por lo menos la escuela) un espacio limpio de violencia, un lugar sano, donde exista la prudencia, se valore la amistad, el compañerismo, el cooperativismo, la solidaridad. Y no estoy sugiriendo que esta escuela esté “fatal” porque no es así, solo existen casos específicos a los que habrían de dárseles seguimiento, el personal de la escuela siempre en este sentido ha predicado con el ejemplo, nunca hemos discutido entre nosotros delante de ningún niño, siempre nos hablamos con respeto. Debo aclarar que esta responsabilidad

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