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EL NUEVO DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN DIFERENCIAL


Enviado por   •  7 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  2.428 Palabras (10 Páginas)  •  131 Visitas

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EL NUEVO DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN DIFERENCIAL

Ensayo

        

Desde siempre la educación diferencial ha vivido un constante proceso de cuestionamiento debido a las exigencias de todos los seres humanos para una mejor calidad de vida, específicamente de las personas con discapacidad. Este cuestionamiento ha surgido respecto a la formación (profesión) y la práctica (quehacer) de los profesores y profesoras de la educación diferencial, con el objetivo de incluir a las personas con discapacidad a la sociedad. La primordial razón de esta discusión inquebrantable es el permanente cambio de paradigma de la educación diferencial reflejado en políticas públicas a nivel internacional.

El origen de la carrera comienza influida por el paradigma médico, “Desde esta perspectiva se inició el estudio y descripción de los déficits, estableciendo amplias y detalladas categorías clasificatorias, en función de la etiología, con el propósito, de curar o corregir la situación deficitaria o patológica” (Godoy, Meza & Salazar, 2004, p. 3). Es decir, el rol del profesor de educación diferencial estaba orientado a diagnosticar un cuadro clínico y hacer un tratamiento para rehabilitar a las personas con discapacidad.  

Tras el Informe Warnok (1978) la educación diferencial avanzó hacia una mirada psicopedagógica desde un modelo educativosustentado en el principio de integración y a partir de este cambio, claramente la educación diferencial comenzó a complejizarse. “Este desplazamiento de modelos ha repercutido en Chile complejizando el paradigma de la Educación Especial. Dicha complejidad se refleja en la brecha entre los avances teóricos en el ámbito educativo y los cambios en las políticas públicas” (Manghi et al., 2008, p. 49).

De acuerdo al modelo integracionista la formación de educadores diferenciales transita desde el diagnóstico hacia la evaluación de las personas con discapacidad, es decir, surge un cambio fundamental pues ya no hay un tratamiento hacia estos individuos sino que la idea es intervenir en el proceso educativo para atender sus necesidades y promover la integración en el contexto escolar. Sin embargo, en la práctica, este nuevo paradigma continuaba marginando a la personas con discapacidad, por lo tanto, aun no se resolvían las exigencias de estos sujetos, “La “integración” de los estudiantes con discapacidad sin plena inclusión puede llevar a su aislamiento y, en última instancia, constituir un obstáculo para atender las necesidades educacionales de todos los/as estudiantes” (Crosso, 2014, p. 83). Desde esta perspectiva, se analiza que la plena inclusión educativa de personas con discapacidad no solo va a contribuir a que tengan una mejor calidad de vida, sino que también va a promover y fortalecer un desarrollo integral en todos los alumnos y alumnas, y en la sociedad en general.

Este tipo de educación y sociedad es la que se reclama y se aspira hoy en día, por ello, la educación diferencial y el rol del profesor diferencial está comenzando a asumir un nuevo desafío, que es el desafío de la educación inclusiva.

La educación inclusiva impulsa a un cambio en el entendimiento de los desafíos educativos, dejando atrás el paradigma centrado en el déficit y en las dificultades de aprendizaje y adaptación a la escuela, hacia un paradigma centrado en el potencial de los alumnos/as, así como los desafíos que tiene la escuela para adaptarse a ellos y enseñarles de la mejor manera posible (Crosso, 2014).

De esta manera, una educación inclusiva se destaca por la valoración positiva de las diferencias y la consideración de ellas para responder a los requerimientos de cada alumno/a en el proceso de enseñanza-aprendizaje, con el fin de ofrecer a todos los/as estudiantes mayores y mejores oportunidades de aprendizaje y beneficiar a todo el colectivo ya que convivir en la diversidad, permite lograr el pleno desarrollo de los individuos, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.  

Por otra parte, si bien este paradigma ha sido auténtico para las personas con discapacidad y sus familias, para los especialistas en educación especial ha dejado un sentimiento de desprofesionalización ya que las antiguas prácticas ya no operan y la nueva racionalidad técnica no ha tomado su lugar con lo esperado.  

Ante un cambio de paradigma, la vivencia de la desprofesionalización es el sentimiento de despojo de las competencias adquiridas, que quedan obsoletas y resultan inútiles ante las decisiones anacrónicas de una época. Al especialista de la educación especial le invade la creencia de la incapacidad para actuar en el marco de la inclusión. Y más que una carencia, lo que hay es una incompatibilidad de prácticas profesionales y habrá que despojarse de las prácticas segregadoras para darle curso a las prácticas inclusivas (Guajardo, 2010).

Este despojo implica que el docente de educación diferencial se motive a  dejar de lado la práctica de exclusión, influenciada por el modelo medico e integrador para rehacer un pacto profesional entre la educación especial y la educación regular en el marco de una sociedad civil de los docentes, las familias y los educandos. No se trata de fomentar la educación segregada, sino que de pensar en una nueva forma de la educación como totalidad, una forma que aprenda de lo que ha construido.

La educación inclusiva podría constituirse en una respuesta de avanzada al funcionamiento, tanto de la educación regular como de la educación especial, pero la forma de educación, diferente para todos y todas, dependerá en gran parte, de la calidad de dialogo educativo y político (Abadie, 2013).

Una educación inclusiva debe estar dirigida principalmente a eliminar barreras de distinta naturaleza que limitan las oportunidades de aprendizaje y el pleno acceso y participación de todos los alumnos/as en las actividades educativas, porque se sabe que las necesidades educativas no son solo resultado de las limitaciones propias del individuo sino que el ambiente influye en gran medida, de manera favorable o no favorable  “Las dificultades de un alumno no pueden establecerse de forma definitiva, sino que dependen de las particularidades del alumno en un momento y en un contexto determinado”  (Granata, 2005, p. 43), es decir, una necesidad educativa, asociada o no a un estudiante con discapacidad, tiene su origen en la interacción alumno-contexto. El contexto es la clave de la profesionalización docente que se hace necesaria para los procesos de inclusión “La identidad profesional del educador diferencial tiene un carácter eminentemente situado e intersubjetivo, lo que demanda una formación profesional que incluya como eje central el aprendizaje en el contexto y la reflexión colectiva sobre la misma” ” (Manghi et al., 2008, p. 54).

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