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EL SAPO Y LA ZORRA


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  3.870 Palabras (16 Páginas)  •  299 Visitas

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EL Sapo y la zorra

Un sapo cantaba ala orilla del río, cuando de pronto se presentó la astuta zorra.

¡Sapo! -le dijo- ¿qué haces?

Yo cazo mosquitos.

¿Y no te davergüenza comer mosquitos? Si tú fueras mi sirviente, comerías alimentos delicados.

¿Cómo podré ser tu siervo, si tú ni correr de tus enemigos puedes?

¿Queno puedo correr de mis enemigos, has dicho? No pretenderás que lo demuestre- bufó la zorra.

No es por presumir dijo el sapo, pero en igualdad decondiciones corro mucho más que tú.

La zorra, herida en su amor propio, arregló una propuesta. El sapo debía correr bajo el agua y la zorra por la orilla;cada cierto tiempo, la zorra llamaría al sapo y éste debía contestar.

Así fue. Partió la zorra a todo correr por entre juncos y cañas y después de algúntiempo se detuvo, tomó aliento y gritó: ¡Sapo! ¡Sapo!

Toc, toc - contestó el sapo.

Partió de nuevo la zorra, río arriba, cruzando y salvando piedras.De nuevo preguntó: ¡Sapo! ¡Sapo!

Toc, toc- contestó el sapo

Volvió a correr la zorra como el viento, la cola entre las piernas, las orejas tendidasy la lengua afuera.

Toc,toc,toc- seguía cantando el sapo.

Muy arriba, la zorra se detuvo jadeando. Tenía la lengua morada, los ojos rojos como sangre,y todo ella temblaba.

Miró rabiosa el agua y quiso de nuevo seguir corriendo, pero no pudo: dio unos cuantos pasos más y reventó. A la vera del río,una larga fila de sapos cantaba a medida que iban saliendo los luceros de la tarde:

¡Toc!, ¡toc!, ¡toc!

Moraleja: Para un astuto hay otro mejor.

Las cuatro ranas

Narrador: Cuatro ranas se encontraban sentadas sobre un tronco que flotaba en la orilla de un río. De pronto el madero fue arrastrado por las aguas. Las ranas, sorprendidas por lo que estaba sucediendo observaban interesadas el movimiento del tronco. Esto es una experiencia nueva para ellas y cada una lo interpreta a su manera y expresan sus opiniones.

Rana 1: ¡Qué madero tan maravilloso! Es un tronco mágico que se mueve por fuerza propia como nunca habíamos visto, como si estuviese o vivo, o si tuviese dentro algo que lo impulsa a moverse.

Narrador: La segunda rana mira a la primera con algo de contrariedad y luego se dirige a las otras.

Rana 2: No queridas amigas y compañeras de viaje. El madero no tiene vida ni es mágico. Es como cualquier otro tronco inerte. Lo que se mueve son las aguas del río que van hacia el mar y arrastran el madero.

Narrador: La tercera rana no quiere quedarse atrás y entra también a la plática para corregir a las primeras.

Rana 3: Ni se mueve el madero, ni se mueve el río. Lo único que se mueve es nuestro pensamiento. El movimiento está solo en la mente. Lo demás es pura ilusión. Esta es la verdad.

Narrador: En este punto, las tresranas comenzaron a discutir sobre qué era lo que realmente se estaba moviendo, sin embargo, no lograban ponerse de acuerdo. La discusión se intensifica. Cada una de ellas defiende su teoría lanzando nuevos argumentos sin escuchar la opinión de las demás. Así que decidieron consultar a la cuarta rana, que hasta aquél momento había escuchado todo en silencio.

Rana 4: Se mueve el tronco, el río y nuestro pensamiento. Ninguna se equivoca, todas tienen razón.

Narrador: Al oír esto, las tres ranas de molestaron mucho, porque ninguna quería admitir que la suya no fuera la verdad completa y que las otras no se hubieran equivocado. Así que juntas, tiraron al agua a la cuarta. Y así como ellas, las personas tampoco soportamos que nuestras explicaciones no aclaren todas las condiciones de la vida, y muchas veces preferimos defender nuestras teorías, que atender la realidad.

La cuarta rana, a salvo en la orillas, les grito a las otras tres.

Rana 4: ¡Cuidado! Oigo el ruido de una catarata caerán si no saltamos antes.

Narrador: Pero las ranas estaban tan ocupadas tratando de demostrar que tenían razón, que no escuchan lo que se les advierte. Insisten en imponer su teoría a las demás y no saltan del madero, caen por la catarata, mientras el ruido de las aguas ahoga su discusión.

Las ranas obstinadas cerraron sus ojos a las advertencias, cerraron sus oídos al ruido preveniente de la catarata. Solo les importaba el sostenimiento de su punto de vista y no la verdad.

Título: Juan sin miedo.

Autor: Adaptado del cuento de los hermanos Grimm.

Personajes: Narrador, Padre, Juan, Sacristán, Rey, Espectro, Fantasma, Mago, Princesa.

Escenario: una casa humilde, un molino, unas montañas y un castillo.

Narrador: En una pequeña aldea, vivía un anciano padre con sus dos hijos. El mayor de ellos era trabajador, llenaba de alegría y de satisfacción el corazón de su padre, mientras el más joven sólo le ocasionaba disgustos. Un día el padre le llamó y le dijo:

Padre: Hijo mío, sabes que no tengo mucho que heredarles, y a pesar de ello, aún no has aprendido ningún oficio que te sirva para salir adelante. ¿Qué te gustaría aprender?

Juan: Muchas veces oigo relatos que hablan de monstruos, fantasmas y no siento miedo como otra gente. ¡Quiero aprender a sentir miedo!

Padre: (gritando enfadado)

Estoy hablando de tu porvenir, de algo que te asegure el pan de cada día y ¿tú quieres aprender a tener miedo? Si es lo que quieres, pues márchate a aprenderlo.

Narrador: Juan se despidió de su familia y salió de casa a buscar el miedo. Cerca de un molino encontró a un sacristán y se presentó ante él.

Juan: Soy Juan Sin Miedo.

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