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ESTUDIO POLITICO IDEOLOGICO DE LAS CONSTITUCIONES 1961-1999


Enviado por   •  18 de Enero de 2013  •  7.639 Palabras (31 Páginas)  •  630 Visitas

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DESARROLLO.

PROCESO DE TRANSFORMACION POLITICO- CONSTITUCIONAL EN VENEZUELA.

El segundo día de febrero de 1999 asumió la presidencia de la República de Venezuela Hugo Chávez. Así comenzó a cristalizarse un proceso político que tuvo su origen en la rebelión militar que esta misma persona encabezara siete años antes. Chávez juró como primer mandatario sobre una Constitución a la que llamó "moribunda" y, el mismo día de asunción, ordenó -mediante un decreto- la convocatoria a un referéndum popular que abriría las puertas a la reforma constitucional. En agosto de ese mismo año se iniciaron las sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente y en diciembre un nuevo referéndum aprobó por abrumadora mayoría la nueva Constitución. El proceso es veloz y radical. En menos de un año Venezuela destruye el equilibrio político de los últimos 50 años, elige como presidente a un militar que se alzó contra un gobierno civil y refunda la república sobre ideales contrarios a la hegemonía política e ideológica que en las últimas décadas se impuso en el continente. Al intentar comprender este proceso -o parte de él- desde una lectura de la nueva Constitución debemos tener conciencia de los límites que nos impone acercarnos a una realidad dinámica desde una fuente "fría", que materializa al mismo tiempo hechos, ideas e intenciones futuras. Una Constitución (como toda ley) explica bien el debería ser ocultando muchas veces una realidad más compleja. No expone, por lo tanto, lo que ocurre en el presente social de un país, más bien nos presenta un reflejo de los pensamientos y las metas de su dirigencia en un momento dado de la historia. Esto último es lo que intentamos descubrir al analizar la Ley venezolana. Un compendio de ideas y proyectos -algunos de carácter más general, otros más concretos- sobre los cuales la mayoría de la sociedad se ha puesto de acuerdo. Guarda el valor de permitirnos conocer los pilares ideológicos de un proceso en pleno desarrollo y transformación. Aunque también, en menor medida, algunos de los primeros logros de la llamada Revolución Bolivariana. Réquiem para el neoliberalismo La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es pretenciosa. Además de los consabidos artículos sobre derechos políticos y civiles comunes a la mayoría de los sistemas jurídicos y la regulación de aspectos básicos de la organización estatal, esta Carta Magna intenta establecer algunas pautas generales sobre el régimen económico que tendrá el país, la participación activa de Estado en la economía, la consulta popular vinculante y la participación directa de los ciudadanos. Así como también reafirmar derechos sociales, educativos, culturales y los concernientes a los pueblos indígenas. No es una mera reforma de algunos artículos de una Constitución aún decimonónica, tanto en su origen como en su función y espíritu. Tiene, por el contrario, la fuerza de estar inaugurando un nuevo período histórico, se trata -sostienen sus propios hacedores- de una refundación de la nación. La última parte de la década del 80 y la del 90 en su totalidad tuvieron en Latinoamérica la impronta inconfundible del contagio neoliberal. Así como los setenta estuvieron marcados por la propagación de dictaduras militares y la violencia estatal, en los últimos años hemos sido testigos de cómo los sucesivos gobiernos constitucionales del continente llevaron a cabo reformas estructurales tendientes a transferir riqueza a los sectores más privilegiados y quitarle al Estado sus funciones sociales y redistributivas. Venezuela no escapó a ese destino común. Si bien algunos sectores estratégicos de su economía local -como el petróleo- siguieron en manos estatales, importantes empresas nacionales fueron rematadas y entregadas a capitales privados. Un caso paradigmático es el de VIASA. Venezolana Internacional de Aviación, S.A., línea aérea de bandera, que, al igual que nuestra Aerolíneas Argentinas, fue privatizada, vaciada y fundida tras ser adquirida por la española Iberia. Si el neoliberalismo no dejó al Estado totalmente mutilado, fue en parte por una diferencia en los tiempos de reacción de la sociedad venezolana respecto a, por ejemplo, la argentina. Tomemos 1989, año cargado de simbolismo. En el plano internacional, el mundo atestigua el hundimiento del primer proyecto mundial alternativo al capitalismo y, consecuentemente, se desata la ola neoliberal también a escala planetaria. En sintonía con este proceso, en Argentina la clase dominante logra finalmente unificar su proyecto económico y social con el sistema democrático ante una sociedad infantilmente permisiva. En Venezuela, por el contrario, sectores populares urbanos de Caracas producen un estallido social que le marcará un ritmo más lento y oscilante al desguace estatal y la implementación del neoliberalismo. Y en 1992, la rebelión militar de Chávez junto a parte de la joven oficialidad inció un proyecto disidente que -aunque derrotado militarmente- adquirió una rápida adhesión. Una muestra de las grandes metas -en términos muy generales- que el proceso revolucionario viene a cumplir queda explicitada en el artículo 299: "El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democratización, eficiencia, libre competencia, protección del medio ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía del país, garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para garantizar una justa redistribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática participativa y de consulta abierta”. Quedan expuestos así los alcances y los limites que hasta ahora tiene el proceso político y social venezolano. Una síntesis de las intenciones que nos muestra el artículo se podría resumir en el convencimiento de recorrer un camino inverso al de la lógica neoliberal del libre mercado. Este país caribeño es el primero del continente que logra construir un programa estratégico económico y social por fuera de las recetas que los organismos internacionales y EEUU idearon para Latinoamérica. El Estado presente en la economía en su función de planificador y la meta de conseguir una "justa distribución del ingreso" son los pilares conceptuales que reemplazan a los preceptos del "consenso de Washington". Con los artículos 302 y 303, Venezuela conserva para el Estado la actividad petrolera, al mantener bajo su propiedad a

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